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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Esta semana conoceremos al candidato a gobernador de la alianza PRI-PRD en Guerrero, una vez que las encuestas programadas para medir la popularidad de Mario Moreno Arcos y Evodio Velázquez Aguirre concluyeron el domingo.

Y aunque hubo algunas quejas en el sentido de que los equipos en torno a Moreno Arcos hicieron trampa, distribuyendo dádivas en Acapulco, sobre todo, no creo que eso sea suficiente para cambiar la percepción que se tiene de que el priísta será el candidato.

Ciertamente Evodio pudo haber dado la sorpresa, sino hubiera “amarres” previos que lo constriñeron a una negociación, y se dice que estaría buscando la candidatura de Acapulco para su esposa, la diputada Perla Edith Martínez.

Aunque, claro, eso está todavía dentro del plano de las posibilidades y especulaciones, pues la alianza PRI-PRD no debe andar con contemplaciones a la hora de definir candidaturas.

Se supone que existe el acuerdo en que se elegirá el mejor posicionado, sea del partido que sea, y no se andarán peleando posiciones ni oportunidades que no garanticen el triunfo, o al menos un mínimo de pelea en los cargos a disputarse.

La pregunta es, entonces, qué le toca a Evodio Velázquez, porque para el senador Manuel Añorve habría la posibilidad de postular a su mujer por Acapulco, algo que tampoco es probable, y reenviarla a la diputación local del Distrito 9, jurisdicción que ya representó Julieta Fernández Márquez.

La puja está tan difícil en la alianza, que el líder del PRD en el estado, Alberto Catalán Bastida, jefe del Grupo Aguirre (IPG), declinó ayer su aspiración por la presidencia municipal de Chilpancingo, donde al parecer presentará su reelección Antonio Gaspar Beltrán, aunque su esposa ahora sea morenista y esté peleando el Distrito Federal 02 por el partido lópezobradorista.

Cosas como éstas veremos en esta campaña, pero nada de qué extrañarnos, si consideramos que estamos en la época de la reivindicación femenina en la política. Así, si Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, nieto de uno de los luchadores sociales de Guerrero, don Pablo Sandoval, se casó con una panista y se la llevan “requetebien”, según dijo ella en una entrevista, entonces no vemos por qué la esposa de Toño Gaspar se postule por Morena, mientras su marido pelea continuar en el cargo por el PRD.

Volviendo al tema, esta semana la alianza opositora a Morena elegirá a su candidato, y a partir de ahí comienza la cuenta regresiva. Para finales de febrero, además, se tiene considerado elegir a los candidatos a alcaldes y diputados locales de mayoría relativa, así como a los de representación proporcional, para arrancar el 5 de marzo con la campaña constitucional para gobernador.

Del lado de Morena, por cierto, no habrá cambios. El partido parece decidido a mantener a Félix Salgado Macedonio, y tanto el grupo de Pablo Amílcar Sandoval como el de Luis Walton Aburto ya dieron un paso atrás, para centrarse en la pelea por distritos y municipios, donde no piden que no todo se defina por encuestas, porque eso dará lugar a los advenedizos y oportunistas, que por ser más conocidos tendrán mayores oportunidades de resultar electos.

El domingo feneció el plazo para el registro de los aspirantes a alcaldes, y ayer lunes el de los aspirantes a diputados locales, donde hay sorpresas de todo tipo, buenas y malas, pero también algunas chuscas y otras hasta grotescas, porque se registraron personajes que carecen de las mínimas posibilidades de resultar electos. Están ahí tan sólo por el placer de competir y eso, en parte, es bueno porque de eso se trata la democracia, de que todo aquel que aspire pueda hacerlo sin que se le coarten sus libertades ni se pierdan sus deseos en la maraña de intereses de grupo.

Quiérase que no, Morena está poniendo énfasis en esa libertad, aunque en ello le vayan asuntos tan importantes como la unidad, porque como ya sucedió en el proceso interno para gobernador, hubo quienes pretendían tener patente de corso en el partido y, por lo tanto, reclamaban ese derecho de antigüedad. 

Al contrario, en la alianza PRI-PRD está todo fríamente calculado. Y todo se circunscribe a los acuerdos signados con anterioridad, en el sentido de que las tribus no meterían mano ni agandallarían posiciones, sino que se elegiría a los hombres y mujeres mejor posicionados.

En este sector no veremos muchas sorpresas, salvo algunas caras nuevas, pero también veremos otras ya harto expuestas. 

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