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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Este lunes, sonó fuerte el rumor de que el senador Manuel Añorve Baños dejará el PRI, para encabezar la candidatura a gobernador por la alianza PT-PVEM, a petición de su amigo senador, el ex gobernador chiapaneco, Manuel Velasco, y el líder del Partido del Trabajo, Alberto Anaya.

De acuerdo con medios estatales que contactaron a Añorve Baños, no dijo sí o no. Solamente anunció que este martes informará mediante un comunicado su decisión al respecto, así como exhibirá la manera en que le quitaron la candidatura, para dársela a Mario Moreno Arcos. 

Recordemos que Añorve no ha dado muestras de acercamientos con nadie del PRI, desde el sábado 9 de enero por la noche, cuando abandonó la reunión con el líder nacional del partido, una vez que le dijeron que no iría como candidato, pese a ocupar el primer lugar en las encuestas.

En este espacios hemos dicho que es muy probable que Añorve repita la historia de Ángel Aguirre Rivero y que él sufrió en carne propia en 2010-2011, cuando el ex gobernador decidió migrar al PRD, arropado por el ahora canciller Marcelo Ebrard Casaubón, y con el visto bueno de Los Chuchos.

Eso implicó que el PRI se desfondara y que Añorve perdiera la gubernatura, frente a su primo Aguirre, quien llegó al poder por segunda ocasión, apadrinado por una coalición amplia de partidos, como PRD, MC y PAN, así como su numeroso grupo político que emigró del PRI, entre cuyos personajes destacan el ex senador Sofío Ramírez Hernández, los Salgado Leyva (padre e hijo), entre muchos otros que, sin embargo, no se incrustaron al PRD, sino que se quedaron orbitando.

Sofío sí se registró y logró ser senador, con el padrinazgo de Aguirre, pero una vez que vio cómo el PRD quedó pulverizado, tras la pérdida del poder en 2014, volvió al PRI en el marco de la campaña para gobernador y a favor de Héctor Astudillo.

Por eso no sería de extrañar que Añorve siguiera el mismo ejemplo, cuyos estragos conoce de primera mano.

Y puede hacerlo, nadie se lo impide, máxime cuando su meta no es ganar, sino solamente competir, figurar en la boleta y, obviamente, cobrarse la afrenta de haber sido desechado de la que sería quizás su última oportunidad de competir por la gubernatura de Guerrero.

Hoy se despeja esta duda.

Covid-19

Por otra parte, preparémonos, amables lectores, para la segunda oleada de la pandemia. Si esto era prácticamente inevitable, porque es la manera natural de actuar de toda pandemia viral, los tiempos para nosotros se aceleraron por las vacaciones de Navidad y Año Nuevo, cuando nos visitaron personas que provenían de ciudades que estaban en semáforo rojo; es decir, que simplemente no debían salir, pues se supone que estaban en movilidad mínima, con negocios no esenciales cerrados.

Esto dio como resultado lo que sabíamos que sucedería: el incremento de contagios y muertes por Covid-19, fenómeno que este domingo fue reconocido por el secretario de Salud en el estado, Carlos de la Peña Pintos.

Sin embargo, ya no vemos a la gente cuidándose. Ya no vemos a los gobiernos locales trabajando para frenar los contagios, salvo algunos y con limitaciones, pues es natural que a estas alturas, estén desgastados y esperando ser recapitalizados.

Los municipios carecen de recursos por el cierre de un año administrativo y el inicio de otro (muchos tuvieron que pedir prestado para cumplir con sus obligaciones patronales), y solamente los ayuntamientos que tienen amplia actividad comercial, pueden disponer de recursos propios para medio paliar la escasez, sea con el cobro de pisajes, así como del impuesto predial.

Visto así, y dado que en el puerto, la pandemia también está a la alza, la recomendación sigue siendo cuidarse, seguir la regla de lavarse constantemente las manos, usar cubrebocas, guardar la sana distancias, no asistir a lugares concurridos y todo lo que podamos hacer para evitar el contagio. Finalmente, la salud es responsabilidad de todos, pero muy particularmente de cada ciudadano. 

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