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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

En la recta final de su gobierno, el gobernador Héctor Astudillo Flores, está impulsando decididamente al sector turístico, consciente de que se trata del sector económico más importante de la entidad.

Y a diferencia de sus antecesores, no solamente está impulsando al consabido Triángulo del Sol, que incluye a Acapulco, Ixtapa-Zihuatanejo y Taxco de Alarcón, sino que el mandatario ha ido más allá y por primera vez se decidió a impulsar la actividad turística en las dos costas, Costa Chica y Costa Grande, con obras de infraestructura que serán sin lugar a dudas el detonante de su desarrollo.

En Costa Chica, el gobernador impulsó el corredor Playa Ventura-Playa Azul, en el municipio de Copala, con una carretera de unos 15 kilómetros y un puente sobre la laguna de Las Salinas, que está ya muy avanzada.

Hace dos semanas anunció, además, el arranque de autopista costera que conectaría a Barra Vieja con San Marcos, para aprovechar las paradisiacas playas del municipio que es puerta de entrada a la Costa Chica. En esta obra participarán empresas privadas y, por lo tanto, muy probablemente será un tramo de paga.

Éste, sin embargo, es un proyecto viejo que data desde tiempos de Zeferino Torreblanca, cuando se pensó en que la continuidad de la Zona Diamante sería naturalmente hacia San Marcos, lo cual ayudaría a desfogar al puerto y dar mayores opciones a los inversionistas.

Faltan por conocerse detalles de este proyecto, pero por lo que se anunció, el concepto que se manejará será de Grand Turismo.

Y este fin de semana, además de las obras que ha sembrado en Zihuatanejo, el gobernador inauguró la ampliación a cuatro carriles del Boulevard Fuerza Aérea – Barra de Coyuca en la zona poniente de Acapulco, con una inversión de 215 millones de pesos en 16 kilómetros de concreto asfáltico y una ciclopista que conecta esta zona con potencial eco-turístico.

“Es una obra muy importante que le da a Pie de la Cuesta otra visión, otra atracción sin duda, es una plusvalía importante, es más atractivo para la inversión, mayor facilidad de acceso, donde se siente la seguridad”, explicó Astudillo Flores ante lugareños y prestadores de servicios turísticos reunidos en el lugar cumpliendo con las medidas sanitarias.

Y así sucesivamente, parece que Astudillo vino a cambiar la visión del desarrollo turístico de la entidad, sector que tenía unos 30 años estancado, pues los gobernadores y alcaldes se conformaban con lo que ya había.

Recordemos que el último gran proyecto para Acapulco fue la Zona Diamante, y eso data desde Francisco Ruiz Massieu, a principios de los años 90, años en los que también se construyó la Autopista del Sol.

Desde entonces, decíamos, los proyectos turísticos fueron un tanto mediocres, salvo las obras de infraestructura vial que proyectó Zeferino Torreblanca, con el maxitúnel de Acapulco, y la obra de Macrotúnel, que impulsó el gobierno de Ángel Aguirre Rivero, ambos bajo el esquema de asociaciones público-privadas, y por las cuales se cobra por transitar en ellas.

El gobierno de Adela Román proyecta para Acapulco un puente elevado en la Avenida Constituyentes, con un costo de 50 millones de pesos, recursos que absorberá el municipio.

Pero para el resto de los municipios con vocación turística, las obras eran a cuenta gotas, y la gente sobrevivía con lo poco que podían invertir por su cuenta.

Sobre todo en la Costa Chica la infraestructura es muy pobre, porque los municipios e su mayoría manejan poco presupuesto, que no alcanza para las necesidades básicas, mucho menos para obras turísticas.

En aquellos puntos, ni siquiera los servicios básicos están garantizados, así como tampoco la seguridad. Por lo tanto, es fundamental la mano del gobierno estatal, para que el presupuesto del ramo turístico se diversifique, alcanzando a otros municipios fuera de Acapulco y Zihuatanejo.

Lamentablemente, un sexenio es insuficiente para resolver todos los problemas que otros gobiernos dejaron crecer y acumular. Hacemos votos porque el gobierno que llegue no cambie esta visión, sino que al contrario se enfoque en ella y haga del turismo el gran motor de la economía guerrerense.

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