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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Entre sus promocionales propagandísticos, Morena está anunciando los logros del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Claro, no lo dicen tal cual, sino que lo promueven como los logros de la Cuarta Transformación.

Uno de los muchos que estamos viendo en redes sociales el lo relativo al salario mínimo de los trabajadores, que pasó de 2650 por mes en 2018, año de la elección presidencial, a 3 mil 696 al día de hoy, gracias a que se le quitó el candado que por años había tenido este tope salarial, sin justificación. Ese sería el mayor aumento al salario base de los trabajadores, en 44 años.

Y luego viene el clásico: “Morena y la 4T cumplen”.

¿Pero por qué decimos que el tope salarial era injustificado? Porque durante la era prianista se siguió la receta de mantener casi congelado el salario mínimo nacional, considerando que era un elemento inflacionario. Es decir, que si se aumentaba el salario a los trabajadores, eso produciría inflación, pues las empresas se verían obligadas a dar más caros sus productos para solventar el incremento en ese otro rubro.

No soy economista y no quisiera incurrir en inexactitudes, pero expertos señalaron que eso es mentira, porque una mayor capacidad de consumo de parte de los trabajadores, compensa el gasto interno de las empresas, pues a mayor dinero circulante, menos recesión y, por lo tanto, menos inflación. Menos crisis, pues.

Eso suena lógico. De hecho es el principio que está siguiendo el gobierno de AMLO para tantos programas sociales que se entregan de manera directa a los beneficiarios para evitar las cadenas de corrupción. Su modelo de “primero los pobres”, es porque siguen la lógica de que si la gente tiene para gastar, en automático las empresas aumentarán sus ventas y, por lo tanto, el dinero irá en círculo de abajo hacia arriba.

En cambio, si el dinero se entrega a los empresarios, el recurso se queda en ahorros, en cuentas bancarias, en inversiones fastuosas como casas, vehículos, etcétera, pero sin que eso se refleje en mejorar sueldos y prestaciones de los trabajadores, o en mayores empleos.

Hasta ahí todo en orden y se comprende perfectamente. Pero estamos hablando de un mundo ideal, donde las empresas tiene todo resuelto; con bancos también dispuestos a apuntalar la economía nacional, con tasas de interés prudentes, no usureras. 

Todo lo contrario, las empresas viven su peor momento. Y lo más grave es que la 4 Transformación no tiene alternativas para las micro, pequeñas y medianas empresas, de las cuales depende la mayor cantidad de empleos, porque las grandes empresas, como ya está harto dicho, se beneficiaron con el outsourcing o subcontratación, para evadir mejores sueldos, prestaciones, y sobre todo los derechos que se van creando con la antigüedad de los trabajadores. 

En cambio las Mipymes, todavía se mueven en esquemas tradicionales; y, sin embargo, no tienen acceso a nada. No hubo rescate económico, ni tampoco hay acuerdos con los bancos para la reestructuración de deudas y la apertura de nuevas líneas de crédito.

Es mentira que los bancos estén reestructurando deudas, y ya los analistas advierten que existe el riesgo de otra crisis financiera como la del gobierno de Ernesto Zedillo, porque por falta de ingresos los cuenta habientes están al borde de caer en cartera vencida.

Si a esto se le agrega que lo que hicieron durante la pandemia fue una farsa, porque si bien accedieron a suspender cobros durante 4 meses, eso no significó que los adeudos se congelaron, sino que estuvieron cobrándose los intereses mes a mes, y se añadieron al capital. De modo que si alguien debía 20 mil pesos, al término de los 4 meses de gracia el adeudo aumentó a casi 30 mil, con el consiguiente incremento del interés mensual, porque a mayor deuda, mayor cobro de intereses.

Fue algo terrible, y ya en diciembre la gente no tiene dinero para nada, ni siquiera para el cierre de año. Muchos están sobreviviendo porque se endeudaron más, incluso con particulares, o bien tuvieron que despedir empleados, debido a los altos cotos de sus nóminas. En cambio, los banqueros se ufanan de que pese a la pandemia, registran altos niveles de reservas y baja morosidad en pago de créditos.

Por lo tanto, habría que recordarles a los gobernantes de la Cuarta Transformación que ellos no aumentaron el salario, sino que sólo legislaron al respecto. El incremento salarial lo absorberán patrones, sin importar su nivel económico, y aunque estén demasiado castigados por la pandemia, la falta de ventas, endeudados y sin apoyos. 

No será AMLO el que saque de apuros a los trabajadores, sino los micro, pequeños y medianos empresarios de este país, que aunque no se les quiera reconocer, son los otros héroes de la pandemia, porque a pesar de la crítica situación, se está esforzando por mantener los empleos.

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