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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Si hoy fueran las elecciones en Guerrero, arrasaría Morena muy probablemente.

Las encuestas son elocuentes y no son de hoy, sino que desde antes y después de la campaña presidencial de 2018, los números para el partido lópezobradorista se han mantenido altos y conforme avanza el proceso electoral aumentan.

Esa es la mala noticia para los aliados del PAN-PRD, que por cierto es una alianza que no es nueva, pues recordemos que primero tuvieron una alianza política en el Pacto por México, en cuyo seno se pactaron las reformas estructurales, como la educativa, la energética, la de telecomunicaciones, etcétera, que prácticamente le cambiaron el rostro a nuestro país.

¿Qué hizo el pueblo de México ante todo eso? No pudiendo cambiar la decisión de los legisladores (diputados y senadores), quienes en todo ese proceso actuaron por consigna, los ciudadanos esperaron la elección de 2018, y el resultado y a es de todos conocido.

Es obvio que el pueblo ya rechazó esa alianza. Pese a ello, la van a repetir en Guerrero y en otras entidades, pensando que así salen más fortalecidos.

Pero eso es un espejismos y los jefes políticos lo saben. No vemos en dónde esté el beneficio, a menos que el PRD sepa que no le alcanzan los números ni siquiera para conservar el registro, y entonces haya tomado por eso una decisión tan descabellada, que a la larga le hará más mal que bien.

No es que todo esté bien en Morena. Pero, lamentablemente, es único partido que queda en el espectro de izquierda. Además, está siendo debidamente alimentado y aceitado por las decisiones y programas del gobierno federal que, ahora si, están siendo “de izquierda” y no más de lo mismo.

Eso no agrada a quienes estaban acostumbrados a mentir y a cebarse en la pobreza, cada vez más elevada en la nación, al grado de que hasta 80 millones de mexicanos están en esa condición (se acabó la clase media); y de estos, 50 millones padece extrema pobreza.

Dicen los aliados -aunque sin estar plenamente convencidos-, que Morena no ganará porque AMLO no estará en la boleta. Se engañan solos. El Peje no estará en la boleta, pero está gobernando, que es peor. Andrés Manuel es el presidente de la República. La gente sabe que “sí se puede”, porque “ya se pudo”.

Antes no se sabía qué iba a hacer el Peje en el gobierno, era una ilusión. Pero ahora se están sintiendo los efectos de sus políticas públicas “de izquierda”, tomando en cuenta el destino de los más pobres de entre los pobres, a través de programas sociales que, por cierto, están sobresaturados, por la alta demanda. El programa de apoyo a discapacitados que este año aplicó 7 mil millones de pesos, está rebasado y en los municipios muchos están esperando su oportunidad.

Claro, a los dueños de negocios nos está yendo como en feria, porque ni los bancos están siquiera consolidando deudas, menos prestando recursos. Bueno, hasta a los periódicos dejamos de ser considerados en el esquema de MiPymes. Están enojados porque no hubo rescate económico para nadie, sólo para los pobres, los ancianos, los jóvenes que ni estudian ni trabajan, las madres trabajadoras, y ahora hasta los parientes de quienes murieron por Covid recibirán apoyo para gastos funerarios.

¿Pueden competir contra eso? ¡Claro que no! Y menos si basan su campaña en críticas a ese modelo de gobierno.

Los ricos no son los que ganan las elecciones. Es el voto de los pobres el definitivo, y concretamente el de mujeres y ancianos, el que define la votación. Por eso en 2018 pusieron a un presidente guapo, para que “el viejerío” (Diego Fernández de Cevallos dixit), enloqueciera y votara a favor del papacito mexiquense. Y como esposa le pusieron a La Gaviota, para que atrajera a los hombres.

Hoy nada de eso surtirá efecto. Desde que ganó El Peje, prácticamente ya un hombre de la tercera edad, muy lejos de ser un galán de telenovela, el estereotipo del político “papachulo” terminó. Bueno, ahora ya ni siquiera hay primera dama ni presidenta del DIF. La esposa del presidente es sólo eso, la esposa de quien gobierna este país. Y aunque Beatriz Gutiérrez Müller tiene reflectores, nunca se comparan con los de sus antecesoras. Tampoco toma decisiones de gabinete, como dicen que hacía Marta Sahagún de Fox, a quien le gustaba que le dijeran La Jefa.

Y así sucesivamente, podemos ir enumerando las diferencias de este gobierno con los anteriores. Pero, sobre todo, hago hincapié en que por este modelo de gobierno votó el pueblo de México hace dos años, y las encuestas demuestran que los “AMLovers siguen fieles”, pese a los exabruptos, a las pifias y a los errores. Sobre todo, pese a que comienzan a detectarse en los funcionarios de menor nivel rastros de una virulenta corrupción, que está muy lejos del “no robar, no mentir y no traicionar”.

Les recuerdo que el próximo lunes 14, estimado lector, comienza la precampaña para renovar las alcaldías; y ese día los partidos también tendrán que definir sus coaliciones, con lo cual terminará por definirse el esquema global de la competencia en 2021. 

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