SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Rosario Robles Berlanga, ex titular de Sedesol y Sedatu durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, dobló las manos. Luego de un intento heroico por demostrar su inocencia, pese a las pruebas tan firmes de la Estafa Maestra en ambas dependencias, robo que perpetró con el apoyo de hombres y mujeres cercanos a ella -entre estos Emilio Zebadúa-, Chayo anunció ayer mediante su abogado que se acogería al beneficio de “testigo de oportunidad”, para colaborar con la Fiscalía General de la República.

Recordemos que hace meses, antes de que su ex colaborador Emilio Zebadúa se acogiera al beneficio de ser testigo protegido, y comenzara a aportar pruebas inequívocas del diseño, paternidad y operación de la Estafa Maestra, Chayo Robles denunció que el gobierno la estaba presionando para que delatara a su ex jefe político, Enrique Peña Nieto.

Pensó la ex perredista que el ex presidente le agradecería su sacrificio. O tal vez quiso mandar un mensaje de lealtad para que vinieran en su rescate. Pero es obvio que está abandonada a su suerte.

Sin embargo, con el paso que dio Zebadúa la ex titular de Sedesol quedó totalmente acorralada. La Estafa Maestra se fraguó en los más recónditos y altos niveles del gobierno federal, siguiendo un modelo de atención a los pobres, como la Cruzada Nacional contra el Hambre, de donde unos mil millones de pesos se tomaron para pagar las campañas de PRI en los estados.

Según el gobierno, los dichos de Zebadúa en realidad no aportan mucho, porque es una investigación que data desde antes de que finalizara el gobierno peñanietista, y que en realidad estuvo conteniédose vía cochupos y corrupción a funcionarios de la FGR. Al cambio de gobierno, vino una purga y eso permitió que el caso de la Estafa Maestra fuera retomado y ella encarcelada. 

Se dijo en su momento que Rosario no esperaba su encarcelamiento, cuando compareció ante el juez que lleva la causa, porque le mintieron; le dijeron que se presentara, que todo estaba arreglado, pero no era así. Ese mismo día, ella fue enviada al penal de Santa Marta Acatitla, y aunque ha estado solicitando la libertad condicional, para que su proceso.

La Fiscalía busca 21 años de cárcel para Rosario Robles Berlanga. 

¿De qué se le acusa? De entrada, por el delito de ejercicio indebido del servicio público, derivado de omisiones en las que habría incurrido y que permitieron que Sedesol y Sedatu firmaran convenios con universidades públicas por servicios que nunca se llevaron a cabo.

Además, Robles aún tiene pendiente una orden de aprehensión por los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero.

Ella tiene solamente dos opciones: declararse culpable, en la audiencia intermedia que tendrá el próximo 8 de diciembre, para obtener una condena menos severa, o bien acogerse al beneficio de ser testigo de oportunidad, como Zebadúa y como Emilio Lozoya en el caso de Pemex y los sobornos de Odebretch.

Bien por ella. Porque la verdad no valía la pena que se pudriera en la cárcel hasta su vejez o quizás hasta su muerte, mientras que los cerebros de la corrupción extrema en México gozan de cabal salud, teniendo vida de príncipes. Peña Nieto en España, donde trascendió que ya planea sus bodas con una modelo, y Luis Videgaray de profesor en una universidad extranjera.

Ese lunes por la tarde, el abogado de Rosario anunció el deseo de su clienta de colaborar con la PGR, con lo cual se cierra aún más la pinza sobre el ex presidente y su camarilla, de la que hora sabemos eran una vil caterva de ladrones, y que todo lo diseñaron para saquear al país, erigiéndose como los más grandes depredadores del erario público.

Veremos qué perlas nos cuenta Chayo Robles, pero seguramente dirá lo que ya exhibió Zebadúa, y dirá que Videgaray fue el cerebro de esa trama. Tal vez diga que fue obligada a hacerlo, a cambio de estar en un equipo al que no pertenecía, pues ella venía de la izquierda, del grupo de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, y fue a caer al peor grupo pro-salinista.

Lo que sí podemos decir es que Rosario hizo un buen trabajo en cuanto al robo de recursos, y por eso no fue desechada del gabinete tempranamente, sino que se mantuvo hasta el final, primero en la Sedesol y luego en Sedatu, a pesar de las denuncias por corrupción que hizo la organización Mexicanos contra la Corrupción.

Con todo, habrá tomado una buena decisión. Su sacrificio sólo significaría la protección de Peña, Videgaray y de todos los que se beneficiaron con los dineros robados. De paso, ayudará a esclarecer uno de los casos emblemáticos de la corrupción en México, en el que se usó dinero de los pobres para apuntalar campañas políticas.

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