(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Lo que expusimos en este espacio, a propósito de la liberación en Estados Unidos del General secretario de la Defensa Nacional del gobierno anterior Salvador Cienfuegos Zepeda, tiene que ver más con un asunto doméstico, que con una demostración de independencia de México frente a la principal potencial mundial, como lo argumentó, este miércoles por la mañana, el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ciertamente la detención de Cienfuegos, el 15 de octubre pasado, fue un golpe bajo del gobierno estadounidense al gobierno de México, sobre todo de la DEA y otras agencias de espionaje que están operando abiertamente en este país desde los gobiernos panistas de Fox y Felipe Calderón. Actuaron en sigilo y no dijeron ni “agua va”, así que no hubo ninguna estrategia de “control de daños” de parte del gobierno de López Obrador.
Y es que una vez detenido el sujeto, “aiga sido como aiga sido” (Calderón dixit), el proceso debía seguir, pues la Operación Padrino tardó años, hasta que Cienfuegos dejó el poder y comenzó a vivir confiadamente. Pero no fue así, el General fue ayer liberado por la juez que tomó su caso, una vez que el Departamento de Justicia retiró los cargos en su contra.
Sin embargo, lo que está detrás de su liberación en Estados Unidos, es mucho más grave de lo que pensábamos. No es para nada un triunfo diplomático de México. Es el resultado de presiones internas de las altas esferas militares, sobre todo del grupo VIP de las Ejército Mexicano que incluye a Generales y subalternos, y que veían venir una cascada de acusaciones sobre ellos, por complicidad con Cienfuegos, quien a su vez era el “padrino” de los Beltrán Leyva y del grupo remanente de este cartel, que operaban en Nayarit.
El propio presidente lo dijo en su Mañanera de ayer, al señalar que el caso del General Salvador Cienfuegos es de interés para su gobierno, “pues está de por medio una institución fundamental para el país como lo es la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena)”.
México no podía darse el lujo de que una investigación judicial de ese calibre viniera a minar al Ejército Mexicano, que está siendo usado en este momento como guardia nacional para acciones de seguridad interna.
Analistas del tema militar en este país señalan que el poderío de los militares de alto rango es tan alto, y eso ya quedó demostrado, pues ayer prácticamente se “quebró” el sistema de justicia de los Estados Unidos, antes implacable, y está por quebrarse también el endeble sistema de justicia de México.
Incluso quieren los jefes militares que Cienfuegos tenga trato preferencial ni bien sea entregado en la frontera, y quieren que sea alojado en un hospital de la Sedena con todas las comodidades.
¿Qué sucederá con la relación bilaterial después de mostrar este logro que en realidad se convertirá en el peor de los riesgos para la Cuarta Transformación? Eso es lo de menos por ahora.
Y es que abogados expertos señalan que la Fiscalía General de la República poco podrá hacer en este caso, pues no se tiene nada aquí en contra del General ex secretario, y las pruebas que se tienen en Estados Unidos no servirán en México, por razones de procedimiento. En caso de que se le indiciara, su defensa alegaría de inmediato ese conflicto judicial.
Por lo tanto, en menudo lío está el presidente de la República y el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, pues tendrán que inventarse algo por ahí, algo que sea creíble y que se sostenga, cosa improbable a estas alturas, para indiciar al General y mantenerlo a buen recaudo por algún tiempo, en lo que se calman las agua, para posteriormente liberarlo. No se ve otra ruta posible.
Y es aquí donde el Caso Cienfuegos viene a caer como loza sobre la 4 Transformación, sin considerar que ya se tiene como negro antecedente la liberación de uno de los Chapitos, tras la toma de Culiacán por parte de los sicarios del Cartel del Golfo, en lo que se conoce como “El Culiacanazo”. Pero Cienfuegos no es Ovidio. Éste es un criminal sin más. Aquel es un criminal con licencia.
Nadie, salvo que fuera un asunto de verdadera urgencia, podría ignorar los resultados de la Operación Padrino, que documentó los nexos del General con la delincuencia, desde el sexenio de Felipe Calderón, algo que por cierto impactó severamente en la seguridad de Guerrero, pues aquí habrían comenzado los contactos entre el Cartel de los Beltrán Leyva con el entonces comandante de la Novena Región Militar.
El General secretario del sexenio peñista está haciendo honor a su nombre y es ya una centella que puede incendiar praderas, sobre todo porque goza de lo que podríamos llamar el “Cartel militar” de México, que pide que su colega sea declarado libre de todo cargo y, además, que el presidente le exija a la DEA que pida disculpas a México por la arbitraria detención del es funcionario.
¿Qué tal? Dicen en el rancho que lo quieren dado y empujado.
Su abogado, de hecho, dijo que en México no hay alguna orden de aprehensión, ni cargos que se le imputen a su cliente, así que Cienfuegos es desde ayer un hombre libre. Caso cerrado.