SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Será este viernes 20 de noviembre, cuando se lance la convocatoria para elegir al candidato del partido tricolor para gobernador de Guerrero por la alianza PRI-PRD.

La convocatoria estará abierta desde el 20 de noviembre y se plantea que el 1 de diciembre se cierre, para posteriormente pasar a las asambleas de delegados.

Cuando este esté definido, las dirigencias de la alianza PRI-PRD, se sentarán para determinar un método de medición que determine al representante mejor posicionado de cualquiera de los dos partidos, lo que les ocupará hasta el 8 de enero de 2021, siguiendo el calendario ya establecido.

Entre tanto, los aspirantes de ambos partidos, dos del PRI y dos del PRD, seguirán moviéndose en reuniones controladas por el protocolo de la pandemia, para hacer autopromoción de sus proyectos.

Cabe recordar que el PRD ya tenía definido a su candidato, el ex alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguire. Pero registraron a dos para que pudieran hacer precampaña, tiempo que es muy valioso en el reposicionamiento de los aspirantes.

Pero no todo es miel sobre hojuelas. Los dirigentes del PRI y del PRD no quieren ver que la gente en las bases se está soliviantando, y están siguiendo sus propias rutas. Los próximos días serán decisivos en esta alianza, porque hay noticias de todas las regiones, en el sentido de que los comités perredistas son meros cascarones, pues la gente ya está en PT o bien se sumarán de facto a la alianza de Morena.

Y aunque también les molesta la presencia del Verde en la coalición morenista, por donde podrán colarse muchos priístas -porque al fin y al cabo son lo mismo-, el daño es menos grave que si el PRD va en alianza directa con el PRI, partido que ha sido por más de 30 años el adversario natural e histórico de los perredistas en Guerrero.

Esta alianza es, pues, un error histórico. El PRD volverá a 1988, cuando se gestó el Frente Democrático Nacional (FDN), en torno a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, lo que dio lugar a lo que hoy conocemos como Partido de la Revolución Democrática.

Desde luego, los promotores de esta alianza dicen que no hay nada qué temer ni de qué avergonzarse, pues las coaliciones y alianza están previstas en la ley. Cierto, pero lo que es legal no necesariamente es moral. Y debe haber una moral política, aunque sea un poco, para que esto no se convierta en impunidades y traiciones.

Y es que los que promovieron estas alianzas, tanto la del PRI-PRD, como la de Morena-PT-Verde, argumentan que sin estos sandwiches no hay garantía de triunfo. Luego entonces, unos persiguen el poder y otros pretenden mantenerlo, sin importar que con ello se den con la piedra en la boca.

Ahora dicen que hay “coincidencias” en estatutos, objetivos y programas de ambos partidos, porque el PRD es de izquierda y el PRI es de centro izquierda. ¿Qué tal?

Igualmente los morenistas, quienes con su alianza con el Verde tendrán que sangrar abundantemente, porque la mafia del poder de que tanto han hablado, está incrustada en las filas verdes tanto como en el PAN y el PRI. Ese partido no tiene estructura real, porque sólo ha sido un instituto familiar, un negocio de unos cuantos, tanto a nivel nacional como estatal.

En Guerrero, los dueños del Verde son el ex diputado federal Arturo Álvarez Angli, ahora secretario de Medio Ambiente en el gobierno del estado, De la Mora y otros, quienes siempre se reparten los cargos de representación plurinominal en el Congreso del estado, porque no les alcanza para otra cosa. 

Bueno sí les alcanza para mucho, porque recuerden que a Álvarez Angli le hallaron propiedades de lujo en los Estados Unidos, concretamente en Texas, escándalo que se destapó en 2015.

La ventaja de la coalición de Morena, es que este partido lidera la alianza y los aliados tendrán que sujetarse a este liderazgo.

En cambio, pobres perredistas, porque el PRI lidera la alianza y los amarillos tendrán que seguir sus pautas, pese a que se les ha dicho que se privilegiará a los candidatos mejor posicionados en cada demarcación.

Bien dijo el gobernador del estado, Héctor Astudillo Flores, que los enemigos de ayer, son los aliados del mañana. 

Y bueno, como periodistas hemos asistido a este conflicto histórico de intereses, y entendemos claramente eso que dijo el gobernador. Lo hemos visto tantas veces, que ya no nos sorprende, al fin que la política es el arte comer excremento y sin hacer gestos. Diría Ángel Aguirre: “La política es el arte de reconciliar lo irreconciliable”.

Visto esto, estimado lector, conviene preguntarnos: si de todos modos se ponen de acuerdo, ¿para qué gastamos tanto en partidos? De una vez, que se desmonte toda la partidocracia, que nos cuesta más de 5 mil millones de pesos al año, sin sumar el gasto anual del INE y los escandaloso sueldos de los consejeros, que están ahí para garantizar la democracia, y la democracia es dejarle al pueblo la decisión final, de entre varias opciones.

Pero si ya están de acuerdo, entonces las elecciones pasan a ser una ridiculez, como la imagen del burro al que se le pone enfrente una zanahoria.

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