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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Excelentes noticias recibimos ayer, del canciller Marcelo Ebrard Casaubón, quien anunció anoche que se tiene un acuerdo con los laboratorios Astra-Zéneca para que nuestro país, junto con Argentina, y con recursos de la Fundación Carlos Slim, fueron elegidos para producir 250 millones de dosis del biológico que esa empresa inglesa desarrolla contra el Covid-19.

¿En qué consiste ahí la participación de Slim? En la aportación de recursos con fines humanitarios -como asistencia social-, para facilitar las últimas pruebas del biológico de Astra-Zéneca.

De no resultar aprobados, el dinero que Slim aporte quedará perdido, y de ahí la importancia de sus donativos.

Esa aportación privada, además, permitirá a los países latinoamericanos acceder a esta vacuna a precios mucho más razonables. El precio se calcula que estará entre 3 y 4 dólares la dosis, a diferencia de otros biológicos que se están cotizando desde ahora en 30 dólares o más por dosis.

Se destaca también el modelo de Astra-Zéneca para facilitar la producción de vacunas, sin depender de sus laboratorios centrales y filiales. Este modelo implica la participación de los países interesados, y como en este caso de América Latina, también la participación de capital privado.

Astra-Zéneca ya tiene convenios similares con Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Europea, así como con la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias, una coalición público-privada con sede en Noruega, y la Alianza de Vacunas GAVI, una asociación público-privada establecida en Ginebra. 

También con laboratorios de India, Rusia y Corea del Sur.

Con este modelo de producción y distribución, Astra-Zéneca pone un paso adelante; porque, aunque Rusia madrugó esta semana con el anuncio de que ya tiene su vacuna lista, la Sputnik V, así como otra ya probada en humanos, que comenzará a aplicar en el mes de octubre y a producir masivamente, con una meta inicial de 1 millón de dosis, no tendrá capacidad de distribución mundial.

Por eso, decíamos, el modelo de Astra-Zéneca elimina las barreras del tiempo y espacio, y de este modo México podrá aspirar a que se tenga una vacuna para nosotros con un año de anticipación.

Es decir, que ya se había previsto que, aunque se comenzaran a producir vacunas en 2021, las limitantes tecnológicas y financieras impedirían que se nos surtiera, sino hasta 2022 y por eso la insistencia de que el Covid-19 estaría entre nosotros entre 2 y 3 años más.

Con este acuerdo, los primeros biológicos estarán listos para distribuirse en el primer trimestre de 2021.

A Dios gracias se tiene en este momento un equipo de relaciones exteriores muy capaz, encabezado por el canciller Marcelo Ebrard, quien este jueves dará los detalles del acuerdo con Astra-Zéneca.

No cabe duda que Marcelo Ebrard es el miembro del gabinete lópezobradorista con mejor desempeño, en todos los aspectos, y crece su imagen de cara a las elecciones de 2024 con este acuerdo.

En plena crisis por Covid-19, se nos da una buena noticia desde fuera, aunque dentro todavía estemos muy lejos de que el equipo de salud, tanto de la Federación como de las entidades federativas, estén a la altura de los retos impuestos por la pandemia.

A escala internacional, hay una carrera desesperada por hallar una vacuna. Son 6 las que están en desarrollo y con amplias posibilidades de ser aprobadas, una vez que se cumplan los protocolos internacionales. No se incluye la de Rusia, porque claramente la OMS dijo que no ha pasado la tercera etapa de pruebas, y el subsecretario de Salud en México, Hugo López Gatell, sería antiético que se aplicaran sin concluir todas las fases.

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