SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Esta semana reavivó el problema de los abucheos contra los gobernadores, en el marco de las giras del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Incluso hasta se divulgó un supuesto “manual de abucheos”, atribuible a Morena, pero que este partido endosó luego al PAN.

Fue ejemplar la postura del gobernador de Colima, quien enfrentó a los enardecidos colimenses que lo increpaban, señalando que el abucheo era parte del orden del día de la reunión, y una vez agotado el punto, pedía que lo dejaran continuar con su discurso.

Quién sabe, pero tan no es creíble la posición de los mandatarios estatales abucheados por las huestes morenistas que se dan cita en los eventos de López Obrador, como tampoco lo es la supuesta inocencia de los organizadores de estos eventos, que en todo caso serían los responsables de garantizar el orden.

De todos, sin embargo, el propio López Obrador dijo que no ve nada “planificado”, salvo en Guerrero, donde sí le pareció evidente la manipulación de la gente, refiriéndose a su primera gira por Tlapa de Comonfort, cuando el gobernador Héctor Astudillo Flores fue interpelado por una turba acarreada y aleccionada.

Pero aunque esto dejó mal parado al delegado Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, y pese a que el propio AMLO reconoció que alguien meció la cuna en Tlapa, nadie paga por esos platos rotos.

Sin embargo, en el resto de las entidades federativas no aplica esta salvedad, porque no todos gozan de cabal salud frente a la gente. Y no, no es un tema político-electoral, porque la elección ya pasó, y es obvio a estas alturas que los gobernadores no son precisamente unas “ternuritas” (AMLO dixit). Basta ver los informes de la Secretaría de la Función Pública, así como de la Auditoría federal, para entender que las entidades federativas se cuecen aparte, pues registran altos índices de desvíos de recursos y una grave opacidad en el manejo de los mismos.

Mucho falta por avanzar en la lucha contra la corrupción en las entidades federativas, así como en la procuración e impartición de justicia.

Ahora, le explico el enjuiciamiento a ex presidentes de la República requiere no sólo voluntad política, como la que ha expresado el presidente Andrés Manuel López Obrador. Tampoco hace falta una consulta popular, como lo propuso, sino una reforma constitucional. Esto significa que aunque concluyen su mandato, legalmente no pueden ser perseguidos los gobernantes de México, por lo cual seguirá siendo tema de debate durante algún tiempo y tal vez nunca se concrete, a menos que le convenga al sistema político nacional y extranjero, como sucedió en Brasil, con Ignacio Lula da Silva, actualmente en la cárcel, tras investigarse su gestión.

Pero en el caso de los gobernadores es diferente. Se puede actuar contra aquellos quienes hayan cometido ilícitos. La Auditoría Superior de la Federación cuenta con los elementos para levantar las denuncias correspondientes contra cualquier ex gobernador y gobernador en funciones. Por ejemplo, el veracruzano Javier Duarte ya está tras las rejas, pero se  les escapa el senador mexiquense priísta Eruviel Ávila, o el michoacano perredista Silvano Aureoles, mandatario en funciones.

La totalidad de ex gobernadores de todo el país tienen mucho que aclarar. La suma alcanza los 304 mil 570 millones de pesos entre los años fiscales 2003-2017. Una millonada.

Estos son recursos provenientes de diversos fondos federales que no se recuperaron en ese periodo. Dicha cantidad representa el 64.4 de los 472 mil 361 millones de pesos  malversados por entes fiscalizados.

Es decir, al menos 6 de cada 10 pesos malversados son imputados a gobiernos estatales. Los estados de Veracruz, Michoacán, Estado de México, Guerrero, Jalisco, Oaxaca, Chihuahua y Chiapas, son donde mayor daño al erario se registró. En esas entidades se concentra el 44.8% de lo perdido en todos los gobiernos y entes fiscalizados, 211 mil 128 millones de pesos.

Se trata de cifras oficiales. ¿Alguna duda, amable lector? Ahora cada vez que vea que un gobernador es abucheado, recuerde estas millonarias cifras.

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