SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Con Emilio Lozoya en camino desde España, el nerviosismo comenzó a sentirse entre la clase política. Cuando estas líneas estén siendo leídas, este viernes, seguramente ya estará el revuelo en pleno en el país, pues el ex director de Pemex llegaría a México a media noche, proveniente de la Madre Patria, a donde se fue a refugiar huyendo de las denuncias por corrupción desde Pemex, hasta que negoció con este nuevo gobierno

Pero Emilio trae todo un arsenal en contra de todo mundo. Se está acogiendo a los beneficios del nuevo sistema de justicia penal, en donde el imputado colabora, y se entiende directamente con su parte acusadora, sin necesidad de sus abogados.

¿Cómo y de qué forma estará colaborando Lozoya? Por lo que declararon sus abogados, que ya dejaron la defensa, inconformes con los tratos de la familia con la Fiscalía, el ex director de Pemex va a revelar todo el entramado de corrupción que creó el ex presidente Enrique Peña Nieto, junto con el ex secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso.

Es verdaderamente un plato fuerte, y están de por medio gente de todos los partidos y de todos los niveles. Ex diputados y ex senadores, dos de los cuales ahora son gobernadores.

Con lo que Lozoya diga, se va a desentrañar la manera en que se pactó la reforma energética. Por ejemplo, el presidente AMLO ya reveló que el gobierno de Peña Nieto disparó cañonazos de 1 millón 200 mil pesos por curul (son 500 diputados y 200 senadores), para sacar adelante la reforma, que en esa ocasión no tuvo el voto total del PRD, pues al ver este partid la dimensión de los cambios fraguados al seno del Pacto por México, decidió zafarse y no cargar con semejante lastre en su haber político.

Esa reforma se votó contra viento y marea, recordemos. Ante los plantones y bloqueos en San Lázaro, los diputados entraron por atajos e incluso algunos se saltaron las bardas, literalmente, para ir a votar, ante el júbilo de panistas, priístas y verde-ecologistas.

Bueno, pero Lozoya no sólo sabe de esas cosas que en el fondo todos de alguna manera conocemos, aunque siempre será muy rico conocer detalle por detalle de esa truculenta historia que marcó para siempre a nuestra nación.

Realmente Lozoya se convertirá en el sismo que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador necesitaba, para reventar al viejo régimen de Enrique Peña Nieto, y lo hará por varios frentes: Odebretch, lo reforma energética, las obras fraudulentas, el financiamiento de campañas políticas, y un largo etcétera.

Es más, parte de ese material ya lo tiene la Fiscalía General de la República, aunque obviamente el ex amigo de Enrique Peña Nieto se reservó lo mejor, para negociar su propia libertad, o al menos una menor condena.

Los corrillos políticos afirman que trae hasta videograbaciones, documentos y pruebas contundentes no sólo en contra del ex secretario de Hacienda, Luis Videgaray, sino del mismísimo ex presidente, Enrique Peña Nieto y todo su círculo rojo.

Por ejemplo, la senadora Vanesa Rubio, quien fue subsecretaria de Hacienda en el sexenio pasado, solicitó ayer licencia para dejar el cargo, para viajar a Canadá, donde irá a refugiarse en espera de que todo esto pase, y con la esperanza, quizás, de que no se le vincule con algún escándalo.

Lozoya no está dispuesto a irse solo al pozo. Asesorado por su padre, quien también ha sido hombre de poder, está apostándole a salvar el pellejo, aunque hunda a sus ex amigos, particularmente al ex presidente y a Videgaray.

En cuanto a éste, pues parece que también ya se le terminó la impunidad, pues presumía ser amigo del yerno de Donald Trump. Ya se dio cuenta que en la política no hay amigos, hay intereses. Para nada los Trump meterán la mano por semejante renacuajo.

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