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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

En el primer día de apertura en Guerrero, llegaron a la entidad los primeros visitantes, para encontrar playas semivacías, restaurantes despoblados y personal temeroso en hoteles y negocios.

Se espera que este raquítico escenario mejore durante el fin de semana y a lo largo del mes de julio.

Y no es para menos. México está lejos de haber domado a la pandemia por Covid 19. Ayer, la nación traspasó los 29 mil muertos y registró 238 mil 511 casos confirmados acumulados, 6 mil 741 más que este jueves, la mayor cifra hasta ahora.

Recordemos que desde el 1 de junio comenzó en el país la “nueva normalidad”, oficialmente. A lo largo de 30 días, sin embargo, las muertes por Covid-19 crecieron 173% y los casos activos aumentaron 45%. Ayer, por ejemplo, tuvimos un nuevo récord de contagios, si contar los casos bajo sospecha, que aún se mantienen altos.

Y mientras el semáforo que se revisó este jueves permitió que varias entidades pasaran del rojo al naranja, lo cual indica que aún hay “riesgo alto”, en la realidad los contagios siguen acelerándose y las recomendaciones de cuidarse y cuidarnos entre todos, están vigentes.

En Zihuatanejo, por ejemplo, sólo dos restaurantes de Playa La Ropa abrieron sus puertas, con todas las medidas previstas por las autoridades.

Ahí recibieron a turistas nacionales, principalmente, quienes también estaban esperando la apertura de playas, una vez que sus vacaciones de Semana Santa fueron truncadas.

Pero esta “nueva normalidad” dista mucho de ser lo que esperábamos. Se pensaba que una vez que se nos diera luz verde para abrir, habría un grito de júbilo y que la llegada de turistas a nuestros destinos sería masiva.

Nada que ver. Al contrario, es de entender que la gente todavía está temerosa de los contagios por Covid. Y si en la Ciudad de México y otras urbes millones se cuidaron de un contagio, guardando su sana distancia y el quédate en casa, no van a venir a pescar el virus en las playas.

Pero también habrá otros a los que les vale gorro el Covid-19, gente que sea incrédula de la pandemia, y que se venga a las playas a disfrutar, pero sin acatar las medidas de protección necesarias. De estos debemos esperar incluso altercados y connatos de violencia, pues como dice el dicho, de que los hay, los hay.

De hecho, ese riesgo se corre, que los contagios aumenten con la apertura, aunque sea parcial, como sucedió en California, Estados Unidos, donde el gobernador decretó de nuevo el cierre de bares y centros sociales ante el repunte de la pandemia.

Por otro lado, está la baja capacidad económica de los prestadores de servicios turísticos, quienes no están abriendo sus negocios porque están en la lona. 3 meses viviendo sin ingresos, pero con gastos, sería un milagro que a estas alturas tengan suficiente para surtirse de insumos. Y ya ni pensar en la inversión que tendrán que hacer para ajustarse a la nueva normalidad, el constante uso de cubrebocas, caretas, geles, desinfectantes, etcétera.

Ayer vimos el primer despido masivo de trabajadores, en el Hotel Calinda de Acapulco, donde 40 empleados llegaron esperanzados a su primer día de trabajo, pero se toparon con la noticia de que estaban despedidos y serían liquidados conforme a derecho.

Es decir, que esperaron más de 100 días para reiniciar con sus labores, y la nueva normalidad para ellos será el desempleo.

De hoy en adelante, seremos testigos de estos actos, pues no se puede obligar a los propietarios a mantener empleados a los que no les pueden pagar ni sueldos, ni prestaciones. Máxime que la apertura es limitada al 30 por ciento de la capacidad de los hoteles y restaurantes, y en general todo tipo de negocios tendrán que acatar estas medidas.

Poner a funcionar un hotel, para sólo ocupar 30 por ciento de sus habitaciones, en diferentes pisos, por lógica no alcanzará para cubrir los gastos. A muchos les convendrá mejor seguir cerrados que pagar limpieza, luz, agua, lavandería y empleados.

Sin ser pesimistas, pero sí realistas, bienvenidos a la “nueva normalidad”. No olviden que el semáforo está en naranja, lo cual implica riesgo alto de enfermar de Covid-19.

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