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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Para quienes estamos atentos a las conferencias de las autoridades de salud, que informan acerca del avance de la pandemia de Covid-19, nos conviene saber “otros datos”, parafraseando al presidente Andrés Manuel López Obrador, relacionados con la pandemia, para entender la magnitud del problema sanitario que estamos enfrentando no sólo como nación, sino a nivel gobal.

De por sí hay voces que dudan de las cifras oficiales, sobre todo si las comparamos con las de otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, las autoridades reportan 90 mil muertos, y 1 millón 500 mil contagios.

En Reino Unido, España, Francia e Italia, las cifras son también escalofriantes, pero en México -aunque ya rebasamos la mortalidad registrada en China, con poco más de 5 mil muertes- la situación es manejable aún, pues a pesar de nuestra precaria infraestructura sanitaria, aún no se rebasa la capacidad instalada en cuanto a pacientes que han necesitado hospitalización, y aún hay espacios en el rubro de los que necesitan cuidados de terapia intensiva.

Sin embargo, existe un subregistro tanto en el aspecto de la morbilidad (que se refiere al número de casos registrados), como en cuanto a la mortalidad (que se refiere a los decesos).

¿De qué tamaño es ese subregistro? No sabemos. Las autoridades no niegan esta realidad, pero debido a que la gente muere sin pruebas, no se puede determinar a ciencia cierta si se trató de un caso de Covid-19, o algo que se le parecía, pues no olvidemos de que se trata de una especie de neumonía atípica, que provoca una inflamación generalizada.

Un reportaje divulgado ayer por la organización Mexicanos Contra la Corrucpióni, revela que en la Ciudad de México “hay al menos 4 mil 577 actas de defunción en las que se asienta que la causa confirmada o probable de esas muertes fue Covid-19, una cifra tres veces más alta a la que ha reportado el gobierno capitalino”.

Esos 4,577 fallecimientos corresponden al periodo de 18 de marzo al 12 de mayo.

“En 3,209 de esas actas se incluye a Covid como sospecha o probable causa de defunción. En 323 se consigna que es Covid confirmado. Y en alrededor de un millar dice Covid, o coronavirus o Sars Cov 2”.

Comparativamente hablando, el 12 de mayo el gobierno de la Ciudad de México reportaba 937 defunciones por Covid-19.

El gobierno federal, a su vez, en su portal oficial reportaba 123 fallecimientos sospechosos de coronavirus en la capital.

“La diferencia entre lo que asientan 4,577 actas de defunción hasta esa misma fecha habla de otra realidad: habría hasta tres veces más muertes en las que hubo sospecha o confirmación de Covid-19”, cita Mexicanos Contra la Corrupción, con lo cual se comprueba lo divulgado por medios internacionales.

Oficialmente, entonces, solamente se reconocen los casos confirmados. Y aunque el gobierno federal decretó que se enlisten como casos “sospechosos” de Covid a todos los que mueran con sintomatología parecida, lo cierto es que ante la falta de una prueba contundente, todo quedará a ojo de buen cubero, y al criterio de los médicos que firmen las actas de defunción.

Estamos, por lo tanto, ante un terreno minado. Fuera de lo que se confirme, lo demás es ir a ciegas. Estamos en el terreno de las probabilidades, entre el puede o no puede ser.

El gobierno federal nunca ha negado que haya subregistros. De hecho, siempre se dijo que por cada caso confirmado de Covid-19, habría entre 8, 10 y hasta 12 casos más que no se confirmaron. En las entidades de la República Mexicana esa cifra de subregistro puede ser mayor.

Por lo tanto, estamos ya ante decenas de miles de casos positivos, y ante unas 10 mil muertes, considerando las confirmadas y las sospechosas.

Señalan que el gobierno esconde algo, pero a estas alturas un caso o mil casos no hacen la diferencia. Guerrero, por ejemplo, se está pitando de rojo. Y aunque siguen 10 municipios libres de contagios y de riesgo, eso es apenas 10 por ciento del total del territorio estatal, y una mínima parte de la población, porque estamos hablando de pueblos pequeños, en cuanto a territorio y población.

En una pandemia como la que estamos viviendo, siempre se hablará de “aproximaciones”, y para efectos de control epidemiológico, de algo se tiene que partir. El programa “centinela” con que cuentan los epidemiólogos es solamente un instrumento y es inexacto. Así es en todo el mundo. Las cifras oficiales sólo son un parámetro que nos deja ver la magnitud de la pandemia.

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