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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Únicamente 269 municipios de todo el país, en 15 estados de la República, están en condiciones de abrir sus economías a partir del próximo domingo. Se trata de los municipios que no registraron casos en ninguna de las 3 fases de la pandemia, y que, además, no tienen vecindad con otros que sí se contagiaron.

Esta categoría solamente la cumplen 12 municipios del estado de Guerrero, ubicados en la Costa Chica, a saber: Juchitán, Azoyú, Cuajinicuilapa, Ometepec, Igualapa, Tlacoachistlahuaca y Xochistlahuaca, así como 5 más de la Montaña que precisamente colindan con esta franja de la Costa Chica.

Bien por estos municipios que, a pesar de tener condiciones de alta vulnerabilidad, no han sufrido hasta ahora ningún contagio. Y decimos hasta ahora, porque mientras el virus esté en el territorio, todavía con altos índices de contagio -aunque ya con la curva descendiendo- nada está dicho.

De acuerdo con el plan de gobierno, en los 269 municipios sin casos y sin vecindad (12 para Guerrero), a partir del lunes 18 de mayo, estará abierta la actividad escolar, el espacio público, el espacio laboral, de personas vulnerables y de las medidas que se tienen que tomar para la salud pública y el trabajo.

Sin embargo, consideramos que la apertura no debe ser total, como parece que se planteó desde el gobierno federal, pues al menos deben conservarse las medidas de sana distancia e higiene constante de manos, así como el monitoreo de tránsito desde los lugares con contagios. Esto es algo que les corresponderá decidir al gobernador Héctor Astudillo Flores, y a los presidentes municipales.

Entonces, se debe considerar la apertura de los negocios no esenciales que fueron cerrados en los días previos a la tercera fase de la pandemia, pero manteniendo medidas preventivas estrictas. Y así hasta que los municipios con contagios estén también en verde. De otro modo, se corre el riesgo de que los ahora llamados “municipios de la esperanza” se contagien y entonces ningún sacrificio habrá valido la pena.

No olvidemos que ningún municipio es autónomo, sino que depende de una intensa interrelación con otros de su misma región, pero sobre todo dependen de lo grandes centros de abasto de productos y servicios, como lo son Acapulco, Chilpancingo, Ciudad de México, incluso Puebla y Guadalajara.

De verdad que, aunque urge la apertura, ésta debe hacerse de manera inteligente y gradual, pues de lo contrario todo lo logrado hasta ahora puede irse por la ruta de la tristeza, o de la muerte que es peor.

Hay otros que en el mapa de Guerrero los vemos en azul, que hasta ayer eran 31, pero estos tienen vecindad con municipios con contagios y no entran en la primera fase. Estos podrán estar en condiciones de abrir a partir del 1 de junio, pero dependerá del comportamiento de la pandemia en los municipios con contagios que, para variar, son los más importantes de la entidad, tomando en cuenta la densidad poblacional y la actividad económica.

Previamente, viene la segunda etapa, que va del 18 de al 31 de mayo. Ésta es una etapa de preparación para los trabajadores, empresas y familias, en la que se capacitará a los empleados de las diferentes compañías del municipio para un ambiente laboral seguro, a través de la adecuación, sanitización e higiene de los espacios laborales.

De entrada, se suspende el retorno a clases por decisión del gobernador Héctor Astudillo. Él escribió ayer en sus redes sociales: “En Guerrero estamos analizando, junto al Secretario de Educación Guerrero, la forma en que podamos concluir el ciclo escolar en el estado, ya que consideramos que en este momento no hay condiciones de regresar a clases”. Su propuesta central es que el ciclo sea concluido de forma virtual, precisamente para evitar repuntes de la enfermedad, y considerando también que el mes de junio será de alto riesgo para la entidad, pues la pandemia no se está moviendo parejo en el país, sino que la oleada viene por regiones.

Ahora bien, pongamos especial cuidado en el plan del gobierno federal, que habla de “la nueva normalidad”. ¿Qué significa esto? Que el mundo enteró estará ante una nueva manera de vivir. Después de la pandemia por Covid-19, nunca más nada será lo mismo. Y mientras no haya medicinas y vacunas contra este nuevo virus, los humanos tendremos que aprender a vivir con esa amenaza latente.

La otra “normalidad”, es que nuestra economía está devastada, pues se pronostica una caída de casi 6 puntos en los índices de desarrollo. Estaremos como a 5 puntos abajo del 0. Eso se llama aguda recesión, con 500 mil empleos formales perdidos.

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