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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Los empresarios del país buscan de nuevo una reunión con el presidente de la República, para entregarle una serie de propuestas para la reactivación económica del país, en la etapa de la pos-pandemia, que dicho sea de paso no será nada fácil, y es algo que ya el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, reconoció, pues posiblemente las acciones por el control del Covid-19 se prolonguen más de lo debido.

De hecho, así sucede cuando en lugar de dejar que la pandemia siga su curso normal, los epidemiólogos intervienen para “aplanar” la curva de contagios. De un lado, se evita la multiplicación de casos hasta niveles insospechados, pero del otro lado se somete a la población a la cuarentena y al confinamiento, pero no para evitar que la pandemia siga, sino solamente para evitar que se expanda sin control. Por eso es que, a pesar de la desmovilización, los casos siguen sumándose, así como las muertes.

Ahora se habla de que el Covid-19 podría registrar una segunda ronda por el mundo, y que a nosotros podría llegarnos en octubre, cuando comiencen los fríos en el país, y con ello las enfermedades respiratorias.

Sería terrible que apenas estemos saliendo de esta oleada, cuando ya tengamos la otra encima.

Tal vez por eso el presidente de la República está tratando de modificar la Ley de Coordinación Fiscal, para hacer ajustes al presupuesto federal, y reorientarlo de manera equitativa, algo que los gobernadores y los legisladores de oposición se niegan.

Eso, sin embargo, no es nuevo. Los ex presidentes solían modificar los presupuestos de egresos federales a su antojo, incrementando los techos financieros de rubros como Salud, Educación, Campo, aunque eso no se reflejara posteriormente, sino que lo hacían sólo para robárselos.

No debemos desgarrarnos las vestiduras si ahora se hace lo mismo, por la emergencia desatada por la pandemia, sino solamente vigilar que, ahora sí, el dinero se use para lo que se etiquetó.

Recordemos, por ejemplo, cuántas reducciones de su presupuesto tuvo Guerrero en los últimos dos años del gobierno de Enrique Peña Nieto, argumentando una baja recaudación, pues el presupuesto de las entidades depende precisamente de lo que Hacienda recauda.

Seríamos ilusos en pensar que sin una adecuación del presupuesto federal Guerrero va a salir adelante, porque sus ingresos dependen mayoritariamente de lo que recibe de la Federación. Imaginemos cuánto costará reactivar al turismo, pues las empresas no podrán solas. Si acaso los grandes consorcios transnacionales puedan y tengan ya un plan, pero no así los miles de negocios micro, pequeños y medianos, que se quedaron sin ingresos, pero además con gastos. Forzosamente se necesita la acción gubernamental.

Hay entidades pudientes que señalan que sí pueden salirse del pacto federal y administrar sus recursos; de hecho, esa es una tentación que tienen varios gobernadores, pero tampoco es la solución, pues hoy en día las economías están globalizadas y ninguna entidad o país es autosuficiente.

Más nos vale, por lo tanto, que se le permita al presidente meterle mano al presupuesto y reorientarlo.

Es grotesco ver a gobernadores como el de Nuevo León, Tamaulipas, Chihuahua, Coahuila, Jalisco y Michoacán, exigiendo que el gobierno federal les regrese lo que han gastado en la pandemia. La pregunta para ellos es: ¿Acaso no pensaban gastar nada? ¿Acaso piensan que no es su responsabilidad atender las crisis que afectan a sus gobernados? ¿De qué están hechos estos señores? La grilla se les da muy bien.

La discusión de las modificaciones a la Ley de Coordinación Fiscal se aplazó para dentro de 15 días, argumentando la crisis por el pico de la pandemia, pero tarde o temprano se tendrá que retomar. Si se le impide al presidente reorientar los recursos, con la pena, pero el mandatario tendrá que hacer uso de sus atribuciones constitucionales, que las tiene. Es sólo que quiere que todo sea por la vía legal. Pero si eso va a servir para que lo acusen de ser un dictador, que lo sea. Y curiosamente quienes más le han pegado son el ex gobernador René Juárez Cisneros y el senador Manuel Añorve Baños. Que nos digan entonces estos señores, cómo se va a levantar Guerrero de la crisis económica. Digo, tal vez ellos tengan la varita mágica que en este momento se necesita.

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