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SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Sin el gobierno federal, empresarios y obreros van por un pacto social para rescatar la planta productiva, comercial y de servicios del país, y este lunes comenzarán a discutir las vertientes del pacto.

El llamado de los obreros, sin embargo, sigue siendo para el gobierno federal, a fin de que no sólo se agregue a este pacto, sino que lo lidere, para que tanto empresarios como obreros puedan ponerse de acuerdo en cuanto al rescate de empresas y la permanencia de empleos.

Juan Carlos Velasco, representante de la CTM, advirtió ayer que ya se han perdido 340 mil empleos y en el corto plazo serán un millón. Esta estimación la han dado también diversos analistas económicos, quienes además están advirtiendo de otras consecuencias funestas para nuestra económica, ya harto globalizada y dependiente de los mercados extranjeros.

En el área industrial, México es un país maquilador, por ejemplo, de autopartes. Si nuestro país no pone en marcha sus maquiladoras, Estados Unidos no podrá reactivar su industria automotriz. Luego entonces, buscará las partes en otro lado para sus ensambladoras, y México perderá en cuestión de días ese crucial mercado.

¿Qué pasará? Hay dos posibilidades: que el país se resigne a perder ese nicho comercial; o que en medio de la tercera fase de la pandemia, se reabran las maquiladoras para abastecer el mercado estadounidense, con la consecuente pérdida de vidas.

Ese es el dilema de México hasta el exterior, y no sólo en el ramo automotriz, sino en muchos otros, pues de las maquiladoras en México dependen también buena parte de los componentes de equipos de cómputo.

¿Qué países tomarán ventaja de esto? Los que ya estén saliendo de la pandemia, como China, mientras nosotros apenas entrando a la peor fase. Podemos apostar a que el gigante rojo está más que dispuesto a tragarse nuestros nichos comerciales, pues para eso también está acumulando grandísimas cantidades de petróleo, aprovechando que está en su mínimo valor.

Y aunque el presidente AMLO dijo que vamos bien, que logramos atenuar a la pavorosa mortalidad del Covid-19 que han padecido otros países, falta por ver la peor parte.

Es cierto que México tardó 32 días para llegar a los mil muertos, algo que a los Estados Unidos le tomó 10 días. En eso ya hay una excelente ventaja, pero aún asistiremos al vendaval de los contagios masivos.

El caso es que las autoridades federales están aceptando que, aunque pase la fase 3, nos faltará cursar las fases llamadas “de salida”, que pueden ser tres más. Sobre todo, la 4 y la 5 serán fundamentales, y esto podría alargar la apertura del país hasta el mes de agosto, o incluso septiembre, conforme el comportamiento de la pandemia.

En todo este esquema de retrasos, y sobre todo debido a las amenazas para las empresas no esenciales para que se mantengan cerradas, los que están perdidos son los micro, pequeños y medianos empresarios.

Digan lo que digan, aun cuando haya personas aplaudiendo el abandono de este sector, para que se rasque con sus propias uñas, y aceptando que los apoyos sean exclusivamente para “los pobres” (esto lo dicen generalmente burócratas que tienen su sueldo seguro, y que parecen olvidar que sus emolumentos se pagan de los impuestos que paga la planta productiva del país), el país entero saldrá perdiendo si por la cuarentena del Covid las empresas empiezan a cerrar.

Primeramente, porque los empleos que éstas generan son “formales”; segundo, porque estas empresas pagan impuestos, algo que no hace un “changarrito familiar”. Tercero, porque al perderse los pocos empleos que se tienen en el país, las cotizaciones al IMSS también decrecerán.

En general, todo queda comprometido, incluida la viabilidad del propio gobierno, pues al no haber ingresos suficientes, no podrá operar ni financiar los programas sociales ni mucho menos los grandes proyectos.

Pese a ello, el presidente de la República no está considerando apoyos reales para este sector, salvo los microcréditos de 25 mil pesos, a pagar en 3 años. Y sé están reservando para “los buenos patrones”, empresarios que no hayan despedido a nadie en los últimos 4 meses, y que tampoco les hayan bajado el sueldo. Como quiera, estos créditos no resuelven las crisis de las empresas, pues tan sólo el pago de nómina les absorbe más que eso y al contrario representa más deuda.

De ahí que empresarios y obreros ya comenzaron acercamientos mutuos para alcanzar un pacto nacional. Además, ayer el Consejo Mexicano de Negocios anunció que gestionará dinero en el extranjero para otorgar créditos a Mypimes, con el permiso de Hacienda. Es decir, es una iniciativa privada, que solamente lleva el aval del gobierno mexicanos.

Falta por conocer los requisitos para estos créditos revolventes, que de entrada sabemos que se darán por 3 meses.

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