(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Es necesario hablar del contagio en niños por coronavirus, porque eso tiene apanicados a muchos mexicanos y guerrerenses en particular, sobre todo porque este domingo la Secretaría de Salud federal anunció que entre los enfermos por este padecimiento, figuran 3 bebés, uno en Jalisco, y los otros dos en el Estado de México y en Veracruz, así como dos adolescentes.
Pero nada que temer con relación a los pequeños de 0 a 9 años de edad, porque las estadísticas internacionales demuestran que no sólo el nuevo Covid-19, sino que en realidad todos los coronavirus que últimamente se han detectado, no afectan mayormente a los pequeños.
Sí adquieren la infección, aclaramos. No es que no se infecten. Pero lo más importante es que no desarrollan síntomas graves, ni siquiera necesitan hospitalización y mucho menos ser ingresados a terapia intensiva.
Más bien el virus se está cebando en los adultos, sobre todo en los ancianos yen los enfermos, cuyos sistemas inmunológicos están debilitados, sea por enfermedad, sea por una avanzada edad, sea por malnutrición.
De verdad que los científicos están sorprendidos por la selectividad del virus. La sabia naturaleza -si es que el virus realmente fue un accidente natural, al mutar de un animal a los humanos-, hizo que los coronavirus como el SARS o el MERS y ahora el Covid-19, no afecten a los niños.
Pero precisamente este aspecto es lo que ha llevado a muchos científicos a afirmar que el virus fue creado en laboratorios, y soltado no por accidente, sino como un arma biológica para atacar a los ancianos, que ya son muchos en el mundo porque la gente cada vez vive más, y porque los ancianos sobre todo se han convertido en una carga para las naciones, pues se les tiene que pensionar y brindar servicios de salud, justo en la edad en que todas las enfermedades se acumulan para una persona, y cuando ya no son productivos.
De hecho, en el año 2012, se hizo un escándalo cuando la encargada del Fondo Monetario Internacional, Christine Legarde, dijo que “los ancianos viven demasiado”. Lo que en verdad dijo es que la gente vive “más de lo esperado”, y eso acarrea complicaciones financieras para los países, y se le llamó a este fenómeno “riesgo de longevidad”. Es decir, que para los organismos multilaterales, el que una persona amplíe su esperanza de vida, para las naciones es un riesgo, y se recomendaba en ese año aumentar los años para la jubilación de las personas.
“Aiga sido como aiga sido”, Calderón dixit, el Covid-19 está matando a los ancianos. Luego entonces, es a los que debemos de proteger en esta epidemia. ¿Cómo? No llevándoles a los niños para que los cuiden y ni siquiera para que convivan con ellos. En este caso, los niños son un factor de contagio para los ancianos y adultos enfermos, mas no a la inversa. Por lo tanto, fue atinada la suspensión de clases, pero no tanto porque entonces los pequeños estarán más tiempo en sus hogares, y desde luego con los abuelos, porque como los padres trabajan, y debido al cierre de guarderías, entonces lo más lógico es que los dejen con sus padres.
Por lo pronto, conforme a la programación del gobierno federal, este lunes entramos a la fase de “Sana Distancia”, que posiblemente se prolongue durante toda la presente semana o quizás dos, lo que dependerá del comportamiento de la epidemia en el país, que de paso sea dicho, México es una de las naciones menos afectadas por el Covid-19 hasta hoy, con solamente 3 muertos, a diferencia de otras naciones, como Italia y España, donde se suman por miles, o Estados Unidos, que pasó a ser la tercera nación más afectada por la pandemia.
Hacemos votos desde este espacio porque México sea la excepción a la regla, y que la coordinación entre la Federación, los estados y municipios, nos eviten escenarios catastróficos y apocalípticos como los que se están viviendo en China, pero sin afectar la economía más allá de lo prudente, porque entonces las familias enfrentarán otra epidemia, la peor de todas: La Miseria.