(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Todavía recordamos la emergencia de la influencia AH1N1, en 2009, que surgió en México del contacto entre hombres y cerdos. Eso se dijo. Fueron momentos muy difíciles para el país. Gobernaba el panista Felipe Calderón, y lo único que se hizo fue repartir gel antitbacterial, usar cubrebocas, sanitizar las escuelas, y se nos instruyó a lavarnos constantemente las manos, a estornudar de manera adecuada, y a no visitar lugares concurridos.
Nada de declarar cuarentenas prolongadas, cerrar aeropuertos ni paralizar a ningún sector de la población, ni siquiera escuelas, que solamente descansaron para que los padres sanitizaran los planteles. Y conste que se dio en un periodo similar al de hoy, con las vacaciones de primavera de por medio.
El brote, cuyos primeros casos se detectaron el 11 de abril de 2009 en el estado de Veracruz, fue ubicado en las granjas del municipio de Perote, Veracruz. Al mes, la pandemia se había diseminado por varios estados de México, Estados Unidos y Canadá, para propagarse posteriormente a otras naciones. Luego de 14 meses de haberse declarado como pandemia desde el 11 de junio de 2009 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la gripe A (H1N1) había cobrado la vida al menos ¡19 mil personas en el planeta!
Y nadie se escandalizó por ello.
En el caso de México, según datos de las autoridades sanitarias, en esa emergencia hubo un estimado de 70 mil 715 personas infectadas y alrededor de 1,172 personas muertas por esta causa, en los primeros meses del padecimiento, pero siguen sumándose casos.
El brote
Para el 29 de abril de 2009, la OMS clasificó el brote de gripe A (H1N1) como nivel de alerta cinco, es decir, pandemia inminente dada su extensión geográfica; poco después se elevaría a nivel de alerta 6.
Desde el 24 de abril de ese año, las escuelas, bibliotecas, museos, recintos para conciertos y cualquier lugar para reunirse fueron cerrados por el gobierno de la Ciudad de México. El 25 de abril del 2009 el presidente Felipe Calderón declaró una emergencia que le concedió la facultad de suspender los actos públicos y declarar estado de cuarentena.
Pese a ello, todo fue menos drástico que ahora, no obstante que los virus son parecidos, registran síntomas parecidos y tienen un nivel de mortalidad parecido.
Lo que es más, la AH1N1 aún sigue registrando casos en el país, a 11 años de la contingencia, y aunque ya existe una vacuna, no toda la gente la usa.
Veamos las estadísticas del invierno 2018-2019, tiempo en que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tomó el poder: 5,000 casos positivos a influenza: 4,188 de AH1N1; 503 de B; 201 de influenza A y 108 de AH3N2. Se notificaron 514 defunciones por influenza: 466 por AH1N1; 30 por influenza A; 17 por influenza B y 1 por AH3N2.
Las defunciones acumuladas sumaron 514 (94.4 de pacientes que fallecieron no estaban vacunados; 33.1 tenían diabetes mellitus; 32.3 % con presión arterial y 31.3 % con obesidad.
¡5 mil casos y más de 500 muertos, que todavía se registran a 10 años de la emergencia por este virus! Y nadie puso el grito en el cielo. Nadie exhibió al gobierno de Calderón de inepto. Nadie pidió el cierre de fronteras, puertos y aeropuertos, ni nada por el estilo.
Los síntomas eran los mismos que los del Covid-19: Aumento de secreción nasal, tos, dolor de garganta, fiebre alta (mayor a 38º C), malestar general, pérdida del apetito, dolor en los músculos, dolor en las articulaciones, vómitos, diarrea y, en casos de mala evolución, desorientación y pérdida de la conciencia.
A diferencia del Covid-19, la AH1N1 sí atacaba severamente a los niños y jóvenes, y mujeres embarazadas; y desde luego a las personas inmunodeprimidas. Su nivel de letalidad era del 2.2 por ciento; es decir, de cada 100 personas que se enfermaban, 2 morían.
Resultados oficiales: Una proporción de 51% correspondió a mujeres y 49% a varones (al contrario, el Covid está atacando más a hombres). Hasta 45.1% ocurrió entre los 20 y 39 años (Covid-19 afecta más a ancianos).
La letalidad general fue de 2.2% y varió entre 0.3% en el grupo de 10 a 19 años y 6.3% en el de 50 a 59.
Sólo 17% recibió atención hospitalaria en las primeras 72 horas, y 42% falleció en las primeras 72 horas de hospitalización. En 58.2% de los fallecidos había algún padecimiento asociado.
Durante dos meses se le dejó crecer en el país, y era diagnosticada como influenza común, hasta que el gobierno de Estados Unidos detectó casos en su propio territorio y determinó que se trataba de una nueva cepa, ubicando como reservorio de la enfermedad a los cerdos.
Entonces la OMS decretó la alerta mundial y determinó las medidas a seguir, que fuero menos drásticas de lo que ahora sucede con el coronavirus de Wuhan. ¿Por qué?