SOS Costa Grande

DESPEJAR

MISAEL TAMAYO NÚÑEZ

¿Colapso económico mundial? ¿Y a causa del coronavirus? ¿Puede una enfermedad que puede y debe ser controlada y curada, provocar que los países entren en una franca recesión económica, por el colapso de los mercados financieros?

La noche del domingo, mientras México entero estaba embelesado con las marchas feministas, opinando en pro y en contra, a escala internacional se cernía un tsunami económico.

¿La razón? La guerra de precios petroleros entre Arabia Saudita y Rusia. ¡Caramba!, otra vez, ¿qué tiene que ver el coronavirus con el petróleo?

Todo comenzó el pasado viernes 6 de marzo, cuando fracasó una reunión del grupo OPEP, en la que se buscaba poner topes a la producción petrolera, como una forma para mantener los precios, luego de una baja en la demanda a raíz del brote y propagación del coronavirus. ¡Ah!, aquí está el problema. La OPEP quería bajar la producción para no inundar los mercados, que estaban consumiendo menos.

Rusia habría sido quien se opuso a este acuerdo, lo que desató que un día después Arabia Saudita iniciara una ‘guerra’ de precios.

¿Cómo? Arabia anunció que planea empezar a producir más de 10 millones de barriles de petróleo por día a partir de abril y además aplicará un recorte de precios ofreciendo descuentos sin precedentes en Europa, Medio Oriente y Estados Unidos para que las refinerías compren el producto a los saudíes a expensas de otros proveedores.

¿Qué tal? Y he aquí el problema. Hay una guerra entre dos potencias petroleras, empatada con el coronavirus, que está a punto de meternos en una recesión mundial histórica, con riesgo de colapso.

Arabia Saudita hizo ese anuncio la tarde-noche del domingo. De inmediato el dólar traspasó la barrera de los 20 pesos, y por la mañana el tipo de cambio era de más de 21 pesos. Vamos, sólo fue un anuncio, ni siquiera es algo que ya haya sucedido.

Pese a ello, este lunes, a media mañana, y hasta el cierre de la jornada, el dólar rebasaba los 23 pesos por unidad.

Como colofón, cayó precio internacional del petróleo, que ayer registró una depreciación histórica, golpeando las economías basadas en este hidrocarburo, como la nuestra.

Fue un “lunes negro”. Todas las bolsas de valores del mundo registraron históricas caídas, incluida la Bolsa Mexicana de Valores.

El coronavirus, según expertos financieros, contaminó “atmósfera de los mercados; aumenta riesgo de recesión mundial”.

¿Todo esto por el coronavirus? Bueno, el coronavirus es el pretexto, lo real es la guerra por los precios del crudo.

Italia amaneció ayer con una cuarentena nacional, y Japón anunciaba medidas extraordinarias para regular la vida pública y sus relaciones con China y Corea del Sur, dos de las naciones más afectadas por el coronavirus. Esto significa menos actividades y menos consumo de gasolinas y diésel.

Al parecer, los mercados se pusieron nerviosos porque ante un retroceso prolongado del consumo, además del cierre prolongado de empresas, atacaría los beneficios, conduciría a suprimir empleos y pesaría en el ánimo de los actores económicos. Esto dicen los analistas de Moody’s, una de las firmas expertas en análisis financieros, que realmente a los ciudadanos de a pie nos dejan perplejos.

“La epidemia contaminó la atmósfera de los mercados. Con las bolsas europeas y estadounidenses cayendo y el hundimiento del precio del petróleo; la epidemia es un catalizador de la debilidad y las contradicciones de la economía mundial”, dijo Shen Zhengyang, un analista de Northeast Securities.

Recién iniciaba la pandemia del coronavirus, hubo quienes advirtieron que no cayéramos en este juego, pues en realidad había la intención de provocar un colapso económico mundial, usando el temor de la gente. En su momento, en lo personal consideré que eso era paranoia política, algo que encajaba en las teorías conspiracionistas que mucho se han divulgado en redes sociales.

Pero ayer, mientras transcurría el “lunes negro”, volví a recordar esas advertencias y pareciera que, en efecto, el coronavirus no es algo inocente, no es algo que surgió al azar, ni algo que resultó por comer víbora o murciélago. De hacer sido así, los chinos y otros países asiáticos tienen siglos haciéndolo, eso es parte de su cultura y de su historia, pero hasta ahora no se había dado ese “accidente” de un virus mutando para atacar a humanos, y luego esparcirse entre estos. Por lo demás, las epidemias siempre han existido y algunas con saldos de muertes humanas altísimos. Hay pestes que realmente diezmaron a la población, sin que nada se pudiera hacer al respecto. Cuando la medicina moderna comenzó a surgir, los países comenzaron a tomar medidas preventivas, como las cuarentenas y los cordones sanitarios, para impedir la propagación, que es exactamente lo que hizo china con la región de Wuhan.

Tan sencillo como volver a aplicar estas medidas. ¡Ah!, pero como la economía está globalizada, estamos juntos con pegado, lo que pase en un área de la sociedad repercute en otra, y lo que haga un país, le pega a otro.

¿Hay algún remedio para esto? Quizás la clave es dejar de tener miedo.

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