SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El homicidio de una niña de 16 años en Coyuca de Benítez, mereció la recomendación de gobierno del estado, a la Fiscalía General, para que el caso sea investigado con criterio de género; es decir, como feminicidio, considerando este delito como la más terrible expresión del machismo.

Por fin, y tras los escándalos que estallaron en la Ciudad de México con el asesinato de Ingrid Escamilla a manos de su marido, y con el secuestro, tortura y homicidio de la niña Fátima, presuntamente a manos de conocidos de su familia, en las entidades federativas se está moviendo algo para cerrarle el paso a los feminicidas, que han venido tomando como deporte el asesinato de mujeres, en todas las formas posibles.

Si algo distingue a un feminicidio de un asesinato común, es la saña con la que se comete, y en donde se denota un odio intrínseco del criminal hacia su víctima, por el hecho de ser mujer.

Pero casos como estos hay cientos y no sólo en la Ciudad de México. Ejemplo de ello es lo que sucedió el martes en Coyuca de Benítez, donde una jovencita salió de su casa con sus amigas, pero ya no volvió, y fue localizada al amanecer  acribillada. Según su madre, le llamó a la 1:30 de la madrugada, pero ella no alcanzó a contestar, y por la mañana se enteró de su deceso.

Y uno se pregunta, ¿qué hace una madre cuya hija menor de edad no llega a la casa? ¿Por qué esperar hasta el amanecer para verla retornar? ¿Por qué no salió a buscarla, cuando no llegó a una hora prudente?

Esto nos indica que la madre estaba acostumbrada a que la muchacha estuviera fuera de casa durante la noche.

Siendo honestos, el primer descuido se dio al seno del hogar, donde a sabiendas de que estamos viviendo tiempos malos, tiempos de hachas, permitimos que nuestros hijos vivan como si nada sucediera allá afuera.

En tiempos pasados, por ejemplo, se les ponía a los hijos –sobre todo mujeres-, una hora de llegada al hogar, y era una regla inquebrantable. Se conocían nuestros amigos y se nos obligaba a alejarnos de aquellas personas que nuestros padres consideraban inapropiados. Y a nosotros nos quedaba obedecer, so riesgo de atenernos a las consecuencias, que no era otra cosa que el gobierno de papá y mamá, así sin escándalos.

En cambio, todas esas reglas se han relajado, y ahora que remos que el gobierno se encargue de cuidarnos a nuestros hijos cuando salen de noche, y sin nuestra vigilancia.

Podremos decir que el que el que una chica ande de noche fuera de casa no es motivo suficiente para que la maten. Y en estricto sentido no, pero ¿cómo dejarle al mundo la tarea de que nos cuiden a nuestros hijos? Eso es una locura.

Volviendo al tema, las estadísticas nacionales demuestran que el asesinato de mujeres se concentra en 4 entidades federativas, pero afecta a más de 20 de las 32 existentes, Guerrero incluido, pues aquí hace dos años se extendió la alerta de género para 9 municipios, precisamente por el elevado número de mujeres asesinadas.

Pese a ello, falta coordinación entre los gobiernos estatales y el gobierno federal, sobre todo en cuanto a la homologación de criterios jurídicos para perseguir y acotar este delito.

Veracruz y el Estado de México las que tienen más casos, con 25 y 15 víctimas respectivamente. En 2019, fueron abiertas 122 carpetas por feminicidio en zona mexiquense.

La ola de violencia de género también afecta a la Ciudad de México. Además del brutal asesinato de Ingrid Escamilla a manos de su pareja, han ocurrido otros siete casos.

En Nuevo León, en enero pasado se cometieron 8 feminicidios, lo mismo que en Oaxaca.

En Baja California, Sinaloa y Puebla se investigan siete feminicidios en cada entidad; en el primer estado, de las 26 asesinadas, solo siete se clasificaron como este tipo penal.

Nayarit tiene  20 municipios con tienen alerta de género, y en lo que va del año suman seis víctimas en la entidad,

Tamaulipas y Chiapas registran cuatro crímenes cada uno; Chihuahua, tres; Baja California Sur, dos, al igual que Hidalgo, Querétaro y Morelos; y uno en Coahuila, Tabasco, Yucatán, Colima y Quintana Roo; mientras que en Guanajuato y Jalisco, donde han asesinado a 44 y 24 mujeres este año, respectivamente, las autoridades aún no determinan cuántas fueron ultimadas por razones de género.

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