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SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Esta semana se reabrió el programa de Fertilizante, y comienzan los preparativos para su capítulo 2020. Autoridades del nivel federal y estatal comienzan acercamientos para “coordinarse”, en aras de que la organización y entrega del fertilizante gratuito para productores de granos básicos en Guerrero, sea un proceso menos caótico que lo que fue en 2019.

Pero nadie asegura que esta vez todos los actores políticos y sociales se mostrarán en calma, pues todo debe comenzar con la elaboración de los padrones de beneficiarios, tarea que se le dejará de plano a las asambleas de los ejidos y de los bienes comunales.

Es decir, que con el ánimo de evitar dimes y diretes, zafarranchos y cosas peores, como lo vimos el año pasado, la Secretaría de Agricultura le dejará a los propios productores el control de los padrones, sin lo cual definitivamente volveremos a vivir el infiernito en que este programa se convirtió en el ciclo anterior, y en donde hubo de todo, como en botica.

Las primeras reuniones para la elaboración de los padrones ya se están realizando en la Tierra Caliente, donde se le está diciendo a la gente que si no aprovechan esta oportunidad para construir padrones confiables de productores, no habrá otra. Si los productores permiten, por miedo o por presión política, que se cuelen aviadores al programa, así como falsos maiceros, será responsabilidad de las asambleas de ejidatarios.

El año pasado, como recordaremos, tirios y troyanos se pasaban la bolita unos a otros, mientras se colaban miles y miles de falsos productores. Se habló de más de 70 mil personas que se registraron con más de un millón de hectáreas, tierras que no existían o no se utilizaban para la siembra de maíz o frijol.

Todo fue más difícil, porque el control de los listados se le dio a los servidores de la nación, quienes hicieron lo que les vino en gana, instalando mesas alternas a los centros de acopio para entregar vales a gente que en ese momento iba llegando, en detrimento de los que se habían registrado con anticipación en las ventanillas oficiales.

Las quejas contra los servidores de la nación fue generalizada y una de las exigencias para este año es que estos personajes desaparezcan de la escena, pues la verdad es que no son necesarios. Al contrario, le imprimen al programa mucha presión política y, además, no han dejado de caer en la tentación de registrar a “su” gente, aunque se trate de personas que no producen.

Para esta ocasión, de acuerdo con lo que se ha divulgado en las últimas horas, se eliminará la dotación de semillas mejoradas, y únicamente se le otorgarán a los productores paquetes de 6 bultos de fertilizante por hectárea, en razón de 3 de DAP y tres de Urea.

Tampoco se exigirán los certificados de derechos parcelarios, sino que basta que los ejidatarios en sus asambleas reconozcan que alguien sí es productor de maíz o frijol, para que se le considere, sin importar si lo hace en tierra propia o la renta. Es decir, que se va a censar a los productores, no a la tierra y por lo tanto el dilema de la certificación de la propiedad se elimina.

En cuanto a la coordinación del programa, nuevamente será un funcionario federal. Se trata del subsecretario de Agricultura Miguel García Winder, quien ayer recibió al delegado Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros y al titular de la Sagadegro, Juan José Castro Justo, para revisar precisamente el proceso de la entrega del fertilizante para el próximo ciclo agrícola Primavera-Verano 2020.

Insistimos, sin embargo, que ninguna reunión en la Ciudad de México bastará para resolver el entuerto que se tiene en Guerrero. Se necesita mucha voluntad política de gobiernos y organizaciones sociales, para que dejen de obstaculizar el programa, y que el gobierno federal dé garantías de transparencia, algo que no cumplió el año pasado.

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