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SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Lo que nos faltaba, amable lector, era asistir al resurgimiento del ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo a la palestra política. Ya teníamos bastante con el retorno del gobernador interino, Rogelio Ortega Martínez, quien tuvo el despropósito de presentarse a una reunión de Morena, convocada por el diputado Antonio Helguera Jiménez, para autodestaparse como aspirante al gobierno estatal por Morena.

Además, otro ex gobernador, el priísta Rubén Figueroa Alcocer, aprovechó su cumpleaños para reunir a todas las tribus del PRI, candidateables incluidos, mandando un mensaje de unidad, de cara al 2021.

A esa reunión, para no variar, asistió otro ex gobernador, el perredista Ángel Aguirre Rivero, quien desde el año pasado trae entre ceja y ceja la consigna de juntar al PRD y al PRI en una alianza contra Morena, en el entendido de que los pronósticos para ambos partidos son tan bajos, que ni de chiste ganarán por separado. Por lo tanto, Aguirre promueve aquello de “juntos pero no revueltos”, aunque con un mismo fin.

Entre tanto, un poco más discreto pero igualmente activo, está el ex gobernador René Juárez Cisneros, ahora con su casaca de diputado federal líder de los legisladores de su partido en San Lázaro.

Así las cosas, si hacemos sumas y restas, tenemos a un triste ex gobernador interino rifándosela por Morena; y otro criticando a una de las aspirantes al gobierno estatal por el partido lópezobradorista, la alcaldesa Adela Román. Así es, Zeferino aprovechó los micrófonos y la presencia de los medios de comunicación para zarandear a Adela, a quien en pocas palabras llamó inepta, rodeada de ineptos, y cuyo gobierno mes caótico.

Y aunque también se desembuchó en contra de Aguirre, de quien criticó su intención de ser candidato por la alcaldía de Acapulco, esto último ya no es novedad, pues sabida es la tirria que ambos se profesan. ¿Cómo olvidar la reacción de Zeferino cuando el PRD, su partido, le dio la candidatura para gobernador al ex priísta? ¡Cerdos come heces!, les gritó, mientras él promovía a su secretario de Desarrollo Social, Armando Ríos Piter, el afamado Jaguar de la Costa Grande, quien resultó ser un fino gatito, que se vendió al mejor postor, hasta que encabezó una candidatura ciudadana a la presidencia de la República en contra de Andrés Manuel López Obrador, que resultó un fiasco. Paralelamente, Zeferino se la jugaba por Acapulco y con la estafeta del PAN, pero no logró ganarle la partida a Adela. ¡Ups!, tal vez por eso el calificativo de “inepta” para doña Adela, de parte del fino ex mandatario.

Y mejor ni hablemos de misoginia, de violencia política ni de esas cosillas ocultas de la política, que todo mundo disfraza.

Entonces, volvamos a sumar: Tenemos a Aguirre, Figueroa, Juárez Cisneros y el actual gobernador Héctor Astudillo, aliados a favor del PRI y una eventual alianza con el PRD.

A favor de Morena queda solamente Ortega Martínez, y por separado, jugando su propio juego ácido, Zeferino Torreblanca.

La balanza parece desigual, aunque eso sólo en apariencia, pues las encuestas señalan que Morena encabeza hasta con 60 por ciento las preferencias electorales, seguido del PRI, que apenas supera el 25 por ciento.

El PAN aparece con 7 por ciento, y PRD y MC en la lona, apenas salvando el 2 por ciento.

Se entiende, por lo tanto, que todas las fuerzas políticas de la entidad se estén acuerpando en una alianza anti-Morena, pues es el enemigo a vencer. Pareciera un David contra Goliat, pero no es así. Hoy, por primera vez en muchos años, incluso más que cuando ganó Zeferino Torreblanca la gubernatura del estado en 2005, no se puede hablar de empates técnicos. Tampoco de traiciones intestinas en el PRI, que en su momento favorecieron a Zeferino, y de lo cual culparon los tricolores a René Juárez.

No tarda y veremos de qué cuero sale más correa, amable lector.

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