(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Morenistas, petistas, pesistas y verde ecologistas, se constituyeron el lunes en un frente nacional, ante las evidencias de reagrupación de la oposición, integrada por el PRI, PRD y PAN, sobre todo.
Diputados federales de Morena, PT, PES y PVEM, integraron formalmente la Asociación Nacional de Legisladores Constituyentes de la Cuarta Transformación.
A este organismo se integrarán también diputados en los estados y senadores, haciendo una red nacional que actúe de manera coordinada.
“Sabemos que la derecha está tratando de reagruparse; como dice el Presidente, están moralmente derrotados, y nosotros tenemos que aprovechar para seguir creciendo, para seguir desdoblando el movimiento, para ganar nuevos espacios, para convencer a más grupos, a más actores de la sociedad, abrigar más causas y que sigamos siendo el motor de la transformación”, aseguró Mario Delgado, coordinador de los diputados morenistas en San Lázaro.
Y, en efecto, es una respuesta al intento de reagrupación de la derecha, que en lo sucesivo actuará en conjunto, para remontar su propia derrota y tratar de recuperar el poder federal en 2024, algo que por el momento se antoja imposible, pues los números todavía no les dan para eso, y porque se tienen análisis serios en los que se afirma que el lópezobradorismo gobernará el país por lo menos dos sexenios, tal y como lo hizo el PAN, luego de lo cual la oposición –sea en conjunto o como partidos individuales-, tendrán la oportunidad de comenzar a crecer.
Y este crecimiento será paulatino, tal cual le sucedió al PRI con la llegada del PAN al poder, en el año 2000. Fue hasta las elecciones federales de 2009, cuando los priístas se despegaron del panismo –con el que se habían mantenido en alianza política para frenar al PRD-, y comenzaron a ganar posiciones en el ámbito legislativo, luego en gubernaturas, hasta que finalmente retomaron la Presidencia de la República en 2012.
Claro que eran otras circunstancias, pues cuando Fox, el PRI no quedó tan diezmado como ahora. Y para 2006, aunque quedó en tercer lugar –luego del presunto fraude contra AMLO que reposicionó al PRD como segunda fuerza-, el tricolor pudo mantener sus privilegios gracias a los acuerdos con el partido en el gobierno.
Actualmente, en cambio, a ningún partido le da para ir solo a la escena electoral, sin sufrir nuevas y estrepitosas derrotas. Por eso la recuperación de la oposición tendrá que ser en conjunto.
Los veremos, por ejemplo, ir juntos a las gubernaturas, incluso con el PRD, que es el partido más desdibujado de todos y al que no le conviene mantenerse en la pose de su dignidad ideológica.
Guerrero será una especie de experimento, en el que el PRI y el PRD ensayarán una alianza política, para evitar que la gubernatura caiga en poder de Morena.
No es de gratis que el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero ya haya limado asperezas con el ex alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, y pronto lo hará también con Carlos Reyes Torres.
Pero si se piensa que Aguirre depuso las armas y fumó la pipa de la paz con el representante de la mayoría de las tribus perredistas. Ese fue sólo un acercamiento para limar asperezas, pero el plan de una alianza PRI-PRD continúa. Aguirre les pondrá los números enfrente y tendrán que decidir entre una alianza, o una derrota anunciada. Al tiempo.