SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Si la situación económica no mejora en el país, los diversos sectores productivos de la nación tendrán que buscar alternativas, y para eso se necesita que los líderes trasciendan sus diferencias político-ideológicas, y que se reeduquen, alejándose de las redes de manipulación política, para que comiencen a pensar en términos económicos y productivos.

La verdad es que no hay de otra. La rebatinga por el presupuesto federal de 2020, nos indica que nadie quedará satisfecho; ni el sector oficial, ni los sectores productivos, pues son pocos los recursos que se tienen y muchas las necesidades a resolver.

Lo más importante es que el presidente AMLO ha decretado una política de austeridad que pocos entendemos, pues se trata de salir adelante con lo que cada quien tenga, sin recurrir a la deuda.

Y es correcto eso, pero se corre el riesgo de resbalar hasta una crisis económica nacional. Por lo pronto, la recesión es evidente y sólo explorando los nichos económicos que todavía tenemos, podremos escribir de esto como una mera anécdota. De lo contrario, el destino pasa al terreno de lo incierto.

Es el caso del turismo nacional, que en general está muy subdesarrollado. El potencial turístico del país no se ha explotado del todo, ni siquiera el tradicional de sol, arena y mar, mucho menos los demás segmentos que están en pañales, en comparación con otros países que desde hace mucho comenzaron a explotarlos.

Por ejemplo, el ecoturismo sigue siendo entre nosotros una moda aburrida, mientras que para otras entidades y países es una realidad.

Ni siquiera los municipios que están en procesos de desarrollo turístico, han podido conciliar el concepto ecoturístico, encaminado a preservar la belleza rústica y natural de las playas y manglares, y lo que sucede es que se van llenando de construcciones de concreto, asentándose en lugares vírgenes que en pocos años quedan inservibles, contaminados y convertidos en cloacas.

La necesidad económica de las familias que habitan en playas, los ha obligado a crecer sin ninguna planificación, pues es notorio que la política estatal de turismo está centrada en el Triángulo del Sol y unos cuantos destinos que vienen repuntando por sí mismos. Pero nada de organizar, nada de planificar, nada de conciliar intereses personales con los intereses ambientales.

Pero el ecoturismo no es la única modalidad turística que podemos emprender. Se tiene la experiencia de Taxco, como pueblo mágico, pero Guerrero es mucho más que eso. En la entidad, por ejemplo, se tienen asentamientos arqueológicos inexplorados, como Piedra Labrada en Ometepec, que sería el mayor en su tipo, perteneciente a la cultura Teotihuacana.

Es tanta la desidia, que hay gente viviendo en ese lugar, cultivando entre los cientos de estelas de piedra labradas. El gobierno municipal carece de recursos para hacer los trabajos de exploración y rescate. El gobierno estatal no está interesado, y el gobierno federal simplemente se ha olvidado del tema. Y si bien el Instituto Nacional de Antropología e Historia acudió al lugar para delimitar la zona, tales límites que por cierto no han sido respetados.

Hace unos 15 años se tenían ambiciosos proyectos en torno a Piedra Labrada, y se pensó que llegando Ángel Aguirre al poder se podría hacer algo por su natal Ometepec. Pero simplemente todo quedó en la nada.

Hay otro segmento turístico que está creciendo de manera increíble. Se trata del turismo de aventura y naturaleza, tan explorado en otros países. Este año, por ejemplo, cuando el Producto Interno Bruto (PIB) turístico ya muestra un decremento de -0.3% o, las empresas del sector que todavía son muy pocas y pequeñas, trae un aumento ¡del 12%!

Pero obviamente los esfuerzos en este sector son marginales e individuales o familiares, pues el gobierno ni se ha dado por enterado.

Si acaso Chiapas ha estado explorando un poco este vasto sector, por sus zonas arqueológicas y por la Selva Lacandona, pero México es una cajita de sorpresas, pues aquí se tienen todos los climas, además de bosques, montaña y valles, playas y volcanes.

El turismo mexicano tiene mucho campo de acción todavía. Pero definitivamente tendrá que crecer por esfuerzos individuales y con sus propias uñas, pues lo más seguro es que el gobierno seguirá en su modelo tradicional, y ahora sin promoción.

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