(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
La insuficiencia de lluvias y lo errático del temporal, está haciendo estragos en las parcelas de maíz y otros cultivos en la entidad, al grado de que los campesinos organizados ya están solicitando que se diseñe un programa especial de rescate para el campo de Guerrero.
En algunas partes, sobre todo en las cosas, la humedad residual de los terrenos está favoreciendo de algún modo el proceso de cultivo, pero ya advirtieron los campesinos que si la falta de lluvias se prolonga más allá del 15 de septiembre, entonces sí los maizales no van a dar elotes, y tampoco habrá maíz.
De nada sirvieron todas las manifestaciones de los campesinos para exigir su fertilizante a tiempo, convulsionado las carreteras, porque finalmente las lluvias son las que están determinando el destino de las cosechas, como siempre ocurre.
Se esperaba este año un abundante temporal, porque estamos en la fase del fenómeno climático conocido como “El Niño”, Al contrario, en nuestro medio las lluvias han sido escasas y la preocupación de productores y gobierno es real. Las milpas están a medio crecer, cuando ya deberían estar produciendo elote.
Quién dijera que ya es septiembre y no ha llovido. Quedan escaso mes y medio para que finalice el temporal, y tampoco han llegado los huracanes que se pronosticaron. No es que queramos que lleguen, pero ni siquiera una buena tormenta nos ha quitado el sueño.
Y esto es preocupante, porque de este temporal dependen no sólo las cosechas, sino también la disponibilidad de agua para el estiaje del año siguiente.
Si ya de por sí Zihuatanejo vive cotidianamente una crisis real por insuficiencia de agua, si no llueve los mantos freáticos no se estarán recargando y, por lo tanto, los pozos con que se abastece la ciudad, tampoco.
Recordemos las crisis de sequía en los pozos, que ha metido en aprietos al gobierno municipal, porque al fin y al cabo somos un destino turístico que no se puede dar el lujo de carecer de agua potable.
Cada día se acerca más la fecha en que se tendrá que optar por una fuente de agua alternativa para Zihuatanejo. Mejor dicho, por alguna obra de infraestructura que garantice agua de manera permanente para el puerto, como sucede en Monterrey, ciudad que para su subsistencia cuenta con una red de presas que, por cierto, gracias a la tormenta Fernand llegaron a su máximo nivel y están siendo desfogadas, para evitar su desbordamiento.
Aquí, en cambio, dependemos de pozos que a su vez dependen de la disponibilidad de agua en el subsuelo. Y la experiencia dicta que aunque se capte el vital líquido, es insuficiente para los requerimientos del puerto, que ha crecido mucho y sin planeación en muchas de sus colonias.
Y si no se tiene agua para el consumo humano, tampoco se tiene para las actividades agropecuarias.
De verdad que es preocupante la crisis de agua. Cada año le apostamos al temporal de lluvias, pero hay varias señales que nos indican que no podemos seguir así. Se tienen que impulsar otro tipo de formas de cultivo, tal vez adoptar el riego por goteo, o la hidroponía, que permite sacar cosechas con el mínimo de agua.
Pronto, los sistemas de riego tradicionales quedarán como monumentos a las épocas de desperdicio de agua, cuando no se sabía siquiera esto del cambio climático.
Y mientras más rápido se haga la conversión de los sistemas de cultivo, menos estragos sufriremos como país, pues mientras sigamos orondos sin tomar precauciones, el destino ya está a la puerta.