(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
¿Hacia dónde va Luis Walton Aburto? El pasado viernes 19 de julio, el rico empresario gasolinero rindió su tercer y último informe como coordinador estatal del partido Movimiento Ciudadano y entregó la dirigencia a Adrián Wences Carrasco, uno más de los que se han beneficiado con la franquicia del partido naranja en Guerrero.
Ambos, Walton y Wences hicieron un balance de los logros y aciertos, y concluyeron que el proceso electoral de 2018 fue positivo, ya que por primera vez compitieron solos por los espacios de elección popular.
Pero la verdad es que en 2018 el MC perdió varios de sus espacios ganados en 2015, pese a que hizo alianza con el PRD y el PAN. Es el caso que de tener 3 diputados en la pasada legislatura, ahora solamente tiene uno.
Como le sucedió a los perredistas, Luis Walton no pudo o no quiso oponerse a la decisión que tomó el líder nacional el MC, Dante Delgado Ranauro, para asociarse con el PRD y el PAN a nivel nacional, impulsando la candidatura presidencial del panista Ricardo Anaya, y tasando esta alianza únicamente en sus propios intereses personales.
Y hoy que está por definirse la sucesión en Guerrero, se dan cuenta que aquella alianza contra-natura les pegó tan fuerte, que por poco desaparecen del espectro político.
Sin embargo, hay que reconocer que contrario a lo que están haciendo los perredistas, quienes desde ahora están cantando una inminente alianza con el PRI para pelear la gubernatura de Guerrero, Walton se mantiene discreto, a bajo perfil, y más cercano al presidente Andrés Manuel López Obrador que nunca.
Pero esto no quiere decir que esté cercano a Morena, y menos en Guerrero, donde los dirigentes morenistas se han vuelto peor que la perra con rabia, que tan brava es, que hasta los de casa muerde.
Los morenistas están cuidando rancho, y será muy difícil que Walton se incruste en esa bolsa de grillos, a menos que en el tiempo que resta para la definición de las candidaturas, los aspirantes naturales de Morena estén tan desgastados, que no tengan más remedio que hacerse a un lado.
Pero, como dice José José, “lo dudo”. Si algo tienen los morenistas, es que se sienten ser los únicos con el pedigree lópezobradorista, olvidando que antes que ser Morena, el presidente fue PRD, y antes incluso fue PRI.
También olvidan que antes de ganar la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador se postuló en dos elecciones previas, para lo cual contó con el apoyo de muchos militantes de la izquierda, y muchos más miembros de la sociedad civil, medios y empresarios; quienes sin embargo no reclaman nada para sí, y se dan por bien servidos con que el cambio se haya concretado.
Digo, se les recuerda esto para que los sacrosantos morenistas reconozcan que para ganar las elecciones de 2018, y para que ellos ahora tengan un lugar en eso que llaman la Cuarta Transformación, la sociedad mexicana en su conjunto tuvo que transitar un camino muy difícil, hasta hacerse tantos que al sistema político imperante le fue imposible voltear la tortilla.
Lo que es peor, muchos de los que ahora detentan el poder por Morena, antes eran opositores, y sólo se montaron a la ola morenista cuando vieron que el triunfo era irreversible.
El contexto vale por la pregunta siguiente: ¿Hasta qué punto Luis Walton pudiera ser una carta bajo la manga de López Obrador para Guerrero?
Unos dicen que sí. Otros definitivamente no le auguran nada bueno al dueño del MC.
Quizás le ayude que uno de sus alfiles, Ricardo Mejía Berdeja, esté ahora encumbrado en una de las mejores posiciones del gabinete de seguridad de AMLO, para ir construyendo una candidatura viable.
Esta vez, sin embargo, y a diferencia de lo que sucedió en 2015, Walton ni siquiera podrá optar por ir solo. La que viene será una competencia de coaliciones. Y a menos que Walton la haga nuevamente de alfil del PRI, para cosechar los votos de los trasñochados de la izquierda, de los inconformes y desencantados de Morena, y de uno que otro acomodado perredista (de esos que a toda costa quieren ser candidatos, aunque nunca ganen una elección), una candidatura en solitario del líder gasolinero suena a suicidio.
No será como en 2015, cuando se negó a declinar por Beatriz Mojica, abanderada del PRD, para tejer una alianza de facto un mes antes de la jornada electoral para vencer al PRI. Al contrario, negoció el colchón de votos del MC con el tricolor, facilitando el triunfo del PRI. A cambio le ofrecieron espacios en el gobierno de Héctor Astudillo, siendo estos la evidencia plena de su traición al PRD, partido con el cual pudo ganar la alcaldía de Acapulco.
Con todos estos antecedentes, ¿a dónde va Walton que más valga?