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Sin fin de lucro o buscar algún puesto político, Salvador Bracamontes imparte sus conocimientos de basquetbol

ALDO VALDEZ SEGURA

Se acercan los tiempos electorales, en este periodo es muy común que algunos promotores deportivos se cuelguen de esto para adquirir un puesto en la política o lucrar, justamente, es cuando a estos personajes les nace hacer algo por la niñez o los jóvenes, desarrollando un sinfín de programas, en donde invitan a la población a participar, una vez que lo hacen, no dudan en publicar sus actividades en las redes sociales para que vean el trabajo que realizan.

Este no es el caso de Salvador Bracamontes, quien es uno de los mejores basquetbolistas que ha dado este puerto en los últimos años, se ha abierto camino en este deporte por si solo, pudo jugar profesionalmente y de esta manera adquirir otros métodos de entrenamiento, ahora, ahora se siente en deuda con la niñez, debido a que son pocos los entrenadores que verdaderamente lo hacen por amor al deporte ráfaga.

“Chava” solo contaba con la cancha de la colonia Zapata, la cual lo vio nacer, que lo vio entrenar diariamente y así convertirse en los jugadores más completos de esta municipalidad, ahora, ya se encuentra en un punto de madurez donde por iniciativa propia se propuso crear una escuela de basquetbol en su colonia, la cual, desde un inicio contó con el respaldo de los padres de familia de ese núcleo habitacional, que a decir de las estadísticas de seguridad, es uno de los lugares de más índice de violencia. Esto y más, fueron el motor para que este joven sea el guía de la niñez de su colonia y por medio del deporte tenga su mente ocupada y puedan explotar al máximo su potencial, que vean que a su corta edad tienen la capacidad de poder cambiar el rumbo de sus vidas, es decir, ser personas de provecho.

El andar no ha sido nada fácil, cabe mencionar que, aunque ahora su escuela ya es una realidad puesto que compiten en las categorías inferiores de la liga ADEMEBA, la legendaria entrenadora, Diana Olea le tendió la mano con material deportivo, para que de esta manera no tenga limitaciones y pueda enseñar lo mucho o poco que sabe, pero lo hace sin fin de lucro, no cobra ningún centavo, solo pide que los infantes lleven su propio balón y agua.

Para la comodidad y seguridad de sus pupilos, el espacio donde entrenan es desinfectado cada tercer día, también hay que garantizar la salud y bienestar de los infantes que acuden, los cuales, van en aumento y eso indica, que esta haciendo bien su papel como entrenador.

Así pues, Salvador Bracamontes, fuera de los reflectores y caminando firme poco a poco consolida su escuela de basquetbol, la cual lleva de su colonia, la Zapata.

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