Armando Ríos Piter
El día de mañana se presentará el segundo informe a la nación por parte del Presidente López Obrador. Más allá de lo que se pretenda presentar como logros, habrá que ver qué se plantea en torno a cómo se atenderá la difícil situación en materia económica, sanitaria y de seguridad. Además de que prevalecen complicaciones en distintos sectores de la administración pública, el tema político se complica a pasos agigantados pues día con día se acrecienta una crisis de proporciones aún no previsibles.
Con los videos de funcionarios del sexenio pasado y el de un familiar del presidente, uno y otro bando presentaron el primer esbozo público de una guerra profunda y sin cuartel, que amenaza con escalar. Frente al “combate a la corrupción del pasado”, vendrán los revires por los pecados que el actual gobierno pueda tener. El resultado final será evidenciar la degradación del sistema y la necesidad vital de sanearlo; sin embargo, la guerra también estará acompañada de una gran inestabilidad e incluso, de un preocupante riesgo de violencia política.
No obstante, en un escenario de malos resultados de cara al informe, AMLO decidió elevar su apuesta y someter a juicio a los ex presidentes de la República. Tras la declaración filtrada del ex director de Pemex, en la que aparecen los nombres de Enrique Peña, Felipe Calderón y Carlos Salinas, el presidente López Obrador pidió acelerar la reunión de un millón 500 mil firmas por parte de sus aliados para exigir una consulta popular que lleve a enjuiciar a los ex mandatarios; en caso de no lograrlo, sería el Congreso o él mismo quienes soliciten dicha consulta.
Ante la ausencia de resultados favorables en infinidad de rubros, el argumento del “combate a la corrupción”, ha resultado también ser un pretexto ideal para movilizar, aglutinar y consolidar al segmento más cercano al proyecto presidencial. El juicio a los ex presidentes parecería también ser parte de una estrategia para empujar a Morena de cara a la elección intermedia.
El problema real es que la justicia a mano alzada, es la derrota de la ley; también podría ser la derrota de la política como herramienta para perseguir la estabilidad. La polarización y la confrontación pública escalan día con día. Al mismo tiempo, parecería que ambos bandos tienen claro cómo exhibir a los contrincantes, pero ignoran como terminará el conflicto. Empieza a asomarse una crisis política que puede eclipsar las crisis que ya sufrimos.
Seguramente en su discurso de mañana, el presidente nos hablará sobre su lucha contra la corrupción, pero es importante que la autoridad nos dé respuestas sobre los temas que hoy golpean lastimosamente a la población:
- Llevamos mas de 60 mil muertos por Covid-19. Según los expertos epidemiólogos, en otoño podría haber un incremento preocupante de contagios y decesos. ¿Qué cambios hará el gobierno para enfrentar este riesgo?
- El secretario de Hacienda, Arturo Herrera ha dicho que en 2021, México vivirá “la crisis más fuerte desde 1932”. ¿Cómo servirá el paquete fiscal para alivianar esta situación? ¿Cuáles serán las políticas que nos ayuden a reactivar la economía?
- La entrada a clases en el contexto de la pandemia ha implicado que millones de niños reciban enseñanza por vía de la televisión, con el riesgo real de que la ruta definida no funcione. ¿Cómo evaluará y corregirá para que no se pierda el ciclo escolar?
- El número de homicidios dolosos se mantiene en cifras alarmantes, por lo que 2020 podría ser un año más violento que el 2019. ¿Habrá cambios en la estrategia de seguridad para evitarlo?