Nayeli Rubí Pérez Ochoa
Uno de las conquistas más difíciles de alcanzar es la paz, la cooperación entre la especie humana en sus diversas razas, el entendimiento y comprensión entre los seres humanos que habitamos el Planeta Tierra, así como el respeto a los derechos de los demás.
En el año 1896 falleció Alfred Nobel, creador de la dinamita y ferviente pacifista que en su testamento dispuso que más del 90% de su fortuna debía se utilizada para premiar “a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz”.
Derivado de aquello, desde el año 1901 se ha premiado a quienes han logrado con sus obras un avance palpable o en la conciencia colectiva respecto de los campos de la física, la química, la medicina, la literatura, la paz y posteriormente la economía.
Sin embargo, a pesar de profesar los principios fundamentales tendientes a lograr un beneficio a la humanidad, la Fundación Nobel se vio opacada por muchos años por la tendencia machista, lo cual queda en evidencia si consideramos que en 121 años de entregar uno de los mayores honores profesionales hasta la actualidad, sólo lo han recibido 59 mujeres.
Hagamos un pequeño ejercicio matemático, consideremos el número de años que se ha entregado (121), multiplicado por las 5 categorías iniciales, y agreguemos los 53 años de la categoría económica añadida en el año 1969, resulta entonces la aparatosa cantidad de 658 Premios Nobel repartidos, esto considerando que por cada categoría se premiase a una sola persona, lo que no acontece ya que en ocasiones por una categoría lo reciben más de una persona y en otras no se otorga a nadie.
La realidad, de acuerdo con la Fundación Nobel, es que el sólo el 6% de la totalidad de los galardones han sido otorgados a mujeres, mientras que el 91% a hombres, repartiéndose de la siguiente manera: En medicina 12 mujeres frente a 212 hombres, física 4 frente a 215, química 7 frente a 181, paz 18 frente a 91, literatura 17 frente a 102, y finalmente en economía 2 frente 87.
Sería absurdo intentar quitarle méritos a quien sea que haya ganado tal premio, pero también lo sería pretender que la cifra tan precaria de mujeres que han conseguido tal reconocimiento es la merecida, ni más ni menos.
Es cierto que los alarmantes datos responden también a circunstancias como el menor acceso a la educación, a la costumbre de ciertos países de no instruir a la población femenina y la violencia que históricamente se ha ejercido en contra de la mujer por parte de las instituciones y el género masculino.
Sin embargo, el pasado 6 de octubre fue un gran día para todas las mujeres, la francesa Annie Ernaux, a sus 82 años de edad, ganó el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose en la quincuagésima novena mujer en galardonarse con tal presea.
A diferencia de ocasiones pasadas, se votó omitiendo la popularidad de los nominados, premiándosele “por el coraje y agudeza clínica con la que descubre las raíces, las rarezas y restricciones colectivas de la memoria personal”.
Es una autora poco conocida en México, no todas sus obras han sido traducidas a la lengua española, entre las que sí se encuentran “Los armarios vacíos”, “Perderse”, “Una mujer”, “Mira las Luces amor mío”, “El acontecimiento”, “La vergüenza”, “Mujer Helada”, “Los años”, “Memorias de la Chica”, “No he salido de mi noche”, “El lugar”, “Pura pasión”, “La otra hija” y “La ocupación”.
De acuerdo con diversas reseñas, el estilo autobiográfico de las novelas de Annie Ernaux resalta las desigualdades sociales y de género mediante un lenguaje sencillo, pero a la vez desgarrador.
Ha logrado también adaptaciones al cine, “El acontecimiento” un duro recuerdo del aborto, es el mayor exponente al haber otorgado a la Directora Audrey Diwan el premio conocido como El León de Oro en el mes de septiembre del 2021, quien en también obtuvo el gran logro convirtiéndose en la sexta mujer ganadora del mismo.
He de confesar que no la conocía, todavía no he tenido el gusto de leerla, pero me he permitido citar aquí todos sus libros en español, esperando que algún título despierte en usted lectora o lector, la curiosidad inherente al ser humano y decida al igual que quien escribe estas breve líneas, darse el tiempo y la oportunidad de leer a la notable mujer que en esta ocasión ganó el Premio Nobel de Literatura, esperando asimismo que se otorguen más y con mayor frecuencia.