Se acerca el cambio de Horario

Nayeli Rubí Pérez Ochoa

Se ha debatido desde el inicio de la implantación del Horario de Verano, su utilidad en cuanto al ahorro de energía, la mayoría de la población la consideran inútil para satisfacer este rubro, argumentando que como se levantan y no hay luz solar, prenden los focos más temprano y por tanto se gasta el ahorro que se produce en las tardes, además de que como incluso lo afirma el Gobierno, éste no se ve reflejado en los recibos de pagos que se realizan por consumo doméstico.

Otro de los principales argumentos en contra del cambio de horario es la afectación en la salud de los habitantes, que principalmente se divulga en los periódicos y artículos de fuentes poco confiables, que van desde problemas cardiovasculares en las personas de la tercera edad que ya padecen este tipo de afección, aumento de los accidentes de tránsito, trastornos del sueño y los que se padecen en el proceso de adaptación (irritabilidad, somnolencia, falta de concentración y aumento del apetito), siendo éstos dos últimos los que han sido investigados más a fondo, sin ser posible aun establecer con la información disponible, una asociación.

La Universidad Autónoma de México ha comenzado a realizar investigaciones en torno a las afectaciones que conlleva el cambio de horario de verano al área del sueño, dando hasta ahora como resultado que las personas que padecen trastornos del sueño son a las que les resulta más complicado adaptarse al horario de verano. Si alguien tiene una enfermedad de este tipo le cuesta trabajo empezar a dormir y levantarse, y esto se agrava durante el cambio de horario.

El problema se dimensiona si se considera que en el mundo el 45% de la población presenta síntomas de insomnio: dificultad para conciliar el sueño o se despierta varias veces durante la noche, o una sola, pero sin volver a dormir.

Sin embargo también existen estudios poco claros y desactualizados en los cuales se ha basado el Gobierno de México para implantar este cambio de horario, porque recordemos que sólo aplica para alumbrado público y luz doméstica, por lo tanto se omite que las actividades actuales están en contacto constante con las tecnologías, como son las computadoras, los celulares y las tabletas electrónicas, los que independientemente del horario se usan y generan un gasto energético considerable.

Y si bien es cierto, no todos los hogares utilizan este tipo de dispositivos, de acuerdo con cifras del INEGI en el año 2019, más de un 92% de la población cuenta con telefonía alámbrica y/o celular, 44% con computadora y 56% con conexión a internet.

Es necesario que los legisladores comprendan que a pesar de que hubo un enorme avance en el campo del ahorro energético al momento de implementar el Horario de Verano, todo el panorama ha cambiado; en el año de 1996 el programa funcionó de manera satisfactoria ya que la mayoría de la energía eléctrica que se usaba era la de los focos de los hogares y la del alumbrado público, porque las personas no contaban con tantos aparatos electrodomésticos como hoy en día, ni aparatos electrónicos como los celulares, tabletas electrónicas y computadoras, de los cuales no se puede prescindir en muchas áreas, como la laboral y la educativa, en especial en esta época en el que el uso de plataformas virtuales se disparó de manera exponencial debido al confinamiento generado debido al virus SARS-COV-2.

Cabe hacer la aclaración de que la implementación del horario de verano quedó aparejada con el programa denominado Luz Sustentable, que realizó un cambio de lámparas incandescentes por fluorescentes compactas, en el que el beneficiario cambiaba los focos que tuviera por los ahorradores, generándose un cambio de alrededor de 46 millones de lámparas, cuyo ahorro sí se vio y se sigue viendo reflejado en el recibo de luz.

Además, existen países que han abandonado la práctica del cambio de horario, sus móviles como en el caso de Rusia, fueron informes médicos que afirmaban que la modificación horaria no es buena para la salud, ya que el cuerpo debe resetearse dos veces al año, y aconsejaban evitarlo; mientras que en otros como Argentina, la dimensión del ahorro de energía eléctrica, que al ser tan reducida, dio como resultado el abandono del programa.

Tan endeble resulta el beneficio del Horario de Verano que se argumenta también el menor impacto ambiental que se genera, pero al mismo tiempo se sigue usando aquella tecnología superada que continúa emitiendo gases que provocan el efecto invernadero, lo cual es a todas luces contradictorio. Evitando el apoyo a la construcción de plantas que usen energías renovables como son la eólica y geotérmica, cuyas virtudes están bien documentadas.

Si tomamos en cuenta la motivación de la implementación del Horario de Verano, observamos que el menor impacto negativo que tendrá el medio ambiente parece ser un relleno con el fin de convencer a las personas de la positividad de su puesta en marcha, el cual choca con las actitudes con las que los gobiernos han manejado situaciones ambientales, porque si bien se genera un menor impacto, se generaría aún uno menor si se construyeran plantas de energía eólica o geotérmicas, o por lo menos si se aplicaran correctamente las leyes en materia ambiental.

Personalmente considero que el ahorro de energía eléctrica, tomando en cuenta su cantidad y comparándola con la de otros programas, no justifica las inconveniencias que se generan para los millones de mexicanos que resentimos en mayor o menor medida el adelanto o atraso de una hora en nuestras actividades cotidianas; además hay países que no utilizan el cambio de horario por motivos de salud, porque si bien no son alarmantes los impactos en la generalidad de las personas, sí lo son en población específica como son los niños y estudiantes.

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