Adela Navarro Bello
Hace poco los mexicanos tuvimos una consulta para decidir si investigar a los ex presidentes, en cuya pregunta no aparecían los ex presidentes, y es probable que el próximo año los mexicanos acudan a su primera revocación de mandato, sin que en la pregunta se aborde la revocación de mandato.
A este gobierno de la República, muy dado a las consultas, en la formulación de las preguntas está la trampa, y los ejercicios de participación ciudadana terminan en farsas populistas que, al menos con la experiencia inmediata anterior, ni siquiera llegan a ser vinculatorias ante el desánimo del electorado.
Organizadas por el Instituto Nacional Electoral, pero propuestas por la presidencia de la República, la consulta y la revocación de mandato parecen estar destinadas al fracaso. No solo por las preguntas engañosas y fuera de lugar, sino porque parecen ser instrumento de manipulación popular más que verdaderos ejercicios de participación.
Morena, en este caso, ha pasado del ánimo del presidente de someterse a la revocación de mandato, pasados sus primeros tres años de gobierno, a promover una ratificación para determinar si el mandatario nacional continúa en el poder.
A la reforma al artículo 35 fracción IX, para adicionar la figura de revocación de mandato del presidente de la República, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 20 de diciembre de 2019, le hace falta desde entonces, la ley reglamentaria, que está a cargo del poder legislativo. Un año ocho meses después de entrar en vigor la Ley, hace unos días, y hoy miércoles 18 de agosto, se discute en el senado de la República si se vota o no, en una sesión extraordinaria, la dichosa ley reglamentaria, que a propuesta del senador de Morena Ricardo Monreal, incluiría la pregunta:
“¿Estás de acuerdo en que (nombre) presidente de los Estados Unidos Mexicanos, continúe ejerciendo el cargo hasta que concluya su mandato?”
Lejos quedó de una pregunta que se centre en la revocación de un mandato, o aquella propuesta inicial que incluía la frase “estas de acuerdo con que se concluya de manera anticipada el desempeño del cargo de la persona titular de la presidencia de la República…”.
Lo de hoy es una revocación sin revocación, pretendiendo que la población decida por dar continuidad a la presidencia del mandatario más popular que se ha tenido en los últimos años, en la persona de Andrés Manuel López Obrador, y no revocarla. Una vez más, en la pregunta está la maña, que anticipa que la consulta para la revocación de mandato no será para ello, sino para medir la popularidad, oficialmente, del presidente López Obrador.
La ley indica que la revocación de mandato solo puede ser convocada cuando 3 por ciento del listado nominal del INE, este de acuerdo. Y se entiende que si se trata de revocación, será este un instrumento que los ciudadanos utilizarán cuando consideren que quien encabeza el gobierno de la República, está haciendo daño al país, tanto, que es necesario quitarlo antes de concluir su mandato. Aunque en la ley reglamentaria, instruyen que también pueden solicitar la revocación de mandato, el presidente de la República, o a solicitud del 33 por ciento de cualquiera de las cámaras legislativas.
Ningún ciudadano propuso la revocación, fue el mismo Andrés Manuel López Obrador, el presidente, quien prometió en campaña, someterse a la revocación de mandato, más en un ánimo de refrendarse en el poder, que querer dejar el mismo.
Hace unos días se abordó la ley reglamentaria en comisiones del Senado y se aprobó con la pregunta de Monreal, el tema será propuesto este día para ser votado en una sesión extraordinaria si así lo deciden los senadores de la República, y aun hay tiempo de cambiar la ley reglamentaria, de cambiar la pregunta tan engañosa propuesta por Morena, hay tiempo que el propio presidente a través de sus legisladores, se decida a enmendar el camino de la revocación para que sea tal y no una farsa más para medir la popularidad. Porque otra vez, si no participa el 40 por ciento del listado nominal, no será vinculatoria, es decir, el presidente no se irá, o no se quedará porque así lo hayan dispuesto los ciudadanos, sino porque no hubo motivos para salir a votar, y está obligado a cumplir los 5 años 10 meses para los cuáles fue electo en el 2018, no menos, no más.
Ojalá los senadores trabajaran y votaran en razón de una ley de participación ciudadana y no en seguimiento de una promesa individual de un ciudadano, así sea el presidente de la República, y considerando que no será López Obrador el único en someterse una revocación, es decir, que redacten la ley complementaria no pensando en quien hoy ocupa Palacio Nacional, sino en los que vienen, que pueden ser, de cualquier partido, y abusar también de los instrumentos ciudadanos. Porque esto, parece más una ratificación, que una revocación.
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