Cuauhtémoc Rea Salgado
TECPAN. Un jaguar de gran tamaño fue visto en las comunidades de Platanillo y las humedades, en el ejido de Tecpan.
El ejidatario Carlos Torres Valdovinos refleja una mezcla de alegría y temor cuando escucha la noticia: las cámaras trampa captaron la presencia de un jaguar. “Salió tres veces”, dice con entusiasmo el biólogo Fernando Ruiz Gutiérrez.
Saber que el felino más grande del continente americano aún camina por estas tierras de la Costa Grande de Guerrero es un motivo de festejo, pero también de preocupación y urgencia.
La cámara que registró la presencia del jaguar se colocó en uno de los caminos que recorren los habitantes de las pequeñas comunidades serranas que forman parte de los ejidos Las Humedades y Platanillo, en el municipio de Tecpan, al sur de Guerrero.
Por eso, cuando Carlos Torres Valdovinos y otros ejidatarios escuchan la noticia se miran entre sí, sonríen nerviosos, comparten el entusiasmo de los biólogos, pero también se preocupan. El lugar por donde el felino se deja ver está cerca de sus casas.
De hecho, en las imágenes tomadas entre el 12 de enero y el 14 de febrero aparecen más personas que jaguares. Algunos de los habitantes serranos que se percataron de la presencia de la cámara se quedaron unos minutos mirándola; algunos, como si fuera una selfie, posaron y levantaron el pulgar.
Torres Valdovinos celebra saber que él tenía razón: “Les dije que ahí era seguro que lo miraban”.
El ejidatario recuerda que días antes de que aconsejara a los biólogos dónde colocar las cámaras trampas, él y su hermano vieron de reojo que una sombra amarilla cruzó entre los árboles. Era de noche y andaban arreando al ganado. No lograron distinguir qué animal era, pero su perro lo siguió; a los pocos segundos regresó aullando.
Los biólogos muestran las imágenes captadas por la cámara trampa.
Los ejidatarios las miran y dicen que ahora sí ya no tienen dudas de que es el jaguar el que ha matado a varios becerros.
Las cinco familias que viven en la comunidad de La Sierrita se dedican a la venta de leche.
La presencia del jaguar causa emociones encontradas entre los hombres de la comunidad, porque su ganado entra en competencia con el espacio que necesita el felino; pero, al mismo tiempo, les da esperanza: “Eso quiere decir que no estamos tan mal, que podemos recuperar lo que teníamos y salvar mucho de lo que aún tenemos”, dice Torres Valdovinos.
Fernando Ruiz Gutiérrez, director de la organización no gubernamental Wild Felids Conservation México (WFCM), escucha con atención a los ejidatarios. Él y los otros biólogos que impulsan el proyecto Guerrero Jaguar saben sobre la urgencia de intensificar los trabajos que, desde hace casi una década, realizan con las comunidades para conservar a las poblaciones de felinos que tienen como hábitat la zona forestal de esta región guerrerense de la Sierra Madre del Sur.