PULSAR

Alfredo Cruz Valencia

Quiero agradecer primero a la señora Ruth Tamayo, Directora de este medio informativo, la oportunidad que me da para compartir con ustedes estas letras. Pulsar es una columna que se ha publicado en diversos medios de la región de la Tierra Caliente, como El Debate de los Calentanos, El Calentano, El Mensajero de Tierra Caliente y otros.

Después de unos años de inactividad, hoy reactivo de manera informal, este espacio de comunicación y opinión, que si bien es unidireccional por el momento, pretendo llegue a tener la bidireccionalidad para así retroalimentar este sencillo espacio; toda vez que sin la participación de los lectores, cualquier esfuerzo de comunicación resulta vano. No olvidemos que una verdadera comunicación siempre es bidireccional.

Por ser este el primer esfuerzo en retomar el espacio periodístico de su servidor, permítame hacer un recorrido por la historia del quehacer periodístico, que en los últimos años se niega a morir en la forma tradicional como lo hemos conocido. Los cambios tecnológicos son sin duda un avance beneficioso para la humanidad, sin embargo muchas veces repercute negativamente en personas, empresas, formas… y cuando no estamos preparados por “angas o mangas”, nos pega y a veces hasta derribarnos en la lona.

El periodismo, desde su origen, hasta hace apenas una década, estaba tan posicionado, que se llegó a llamar “El Cuarto Poder”, solo para que se dé una idea (en México el Gobierno está dividido en tres poderes: Legislativo, judicial y Ejecutivo y al periodismo se le atribuía de manera informal, ser el “Cuarto Poder”), que desde luego su servidor nunca estuvo de acuerdo en este adjetivo, connotación o “estatus”, como se le quiera ver.

Quizás por mis primeros maestros en periodismo, egresados de la Carlos Septien allá por los años 70’s (aun no existía la licenciatura periodismo ni se conocía la carrera de comunicólogo o comunicación social), mi formación como reportero estuvo delineada por altos conceptos de ética (se me prohibía recibir cualquier regalo en especie o económico de los funcionarios), de tal forma que empecé a ejercer el trabajo reporteril como una vocación cuasi religiosa ( ¡en serio!).

Recuerdo con mucha nostalgia los primeros trabajos en la prensa plana con el linotipo, el olor a tinta, la corrección de galeras, el empastelamiento de las líneas cuando pretendía formar una columna y los clitchés que acomodaba de acuerdo a los espacios. De ahí emigramos al offset incipiente, que al dia de hoy quedaban muy pobres comparados con una copia fotostática, pero ya evitábamos el trabajo del linotipo y de los tipos de plomo caliente.

De la prensa plana y el linotipo a nuestros días, han pasado varias décadas y se ha ahorrado mucho trabajo; pero… pero, nos llegó la modernización y de “golpe y porrazo” pasamos a las redes sociales…. ¡Oh benditas redes sociales! Esto y la llegada de nuevas tecnologías vinieron a cambiar nuestra forma de trabajar y dar las noticias… y están dando al traste con el periodismo tradicional… en todos los sentidos.

Todavía en los años 90’s obtener una gráfica de un hecho importante o un accidente momentos antes de cerrar la edición, implicaba no solo estar oportunamente en el lugar de los hechos, sino saber manejar la cámara fotográfica (tenia que ser réflex); una vez tomadas las mejores gráficas, correr al cuarto oscuro o cuarto de revelado para sacar el rollo fotográfico (blanco y negro), cortar el pedazo donde iban impresas las fotografías y proceder al revelado e impresión, para dárselas a fotomecánica y quien se encargaba de formar las páginas para después ir a impresión.

O sea, un buen reportero no solo tenía que contar con una formación periodística para el acopio de información y redacción (considerando las 5 “W”), sino un buen vehiculo, y conocimientos en fotografía, revelado e impresión (hablo de un periódico pueblerino, porque en los grandes diarios, esas tareas estaban separadas por departamentos. Uno la hacía hasta de voceador.

Pero llegaron las tecnologías, donde se acabaron las cámaras réflex (aun existen, pero ahora todo se ha simplificado y facilitado) y surgieron los celulares que no tienen la misma capacidad y calidad de una cámara profesional, pero recordemos que en periodismo muchas veces es mas importante la oportunidad que la calidad. En cuanto al periodismo de radio y Televisión, estos aparatitos (celulares) vinieron a desplazar (nunca sustituir en calidad) las grandes cámaras que usaban cintas VHS, Beta, 8 mm y otras mas profesionales.

La facilidad de contar con un celular y la oportunidad que nos dio estos, empujó a muchos a empezar a realizar trabajos de “reporteo”. Cualquiera puede tomar fotografías (pero sin calidad), mandar un reporte y hasta sentirse “reportero” (pero cometiendo horrores y pifias). Los teléfonos celulares y las redes sociales vinieron a transformar al periodismo.

Los impactos positivos son: mayor alcance y difusión, acceso a fuentes y testimonio, actualización en tiempo real, interacción con la audiencia y otras. Sus efectos negativos pudieran ser: Desinformación (un gran porcentaje de los que se publica en redes es “fake news”),  pérdida de la objetividad, competencia por la atención (los reporteros tienden a ser sensacionalistas o amarillistas para captar la atención) y cambio en el modelo de negocios.

En resumen, las redes sociales han transformado el periodismo tradicional, ofreciendo oportunidades para aumentar el alcance y la interacción, pero también planteando desafíos en términos de desinformación, objetividad y sostenibilidad. Nos leemos…

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