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Palmas de cayaco, en peligro de desaparecer

Cuauhtémoc Rea Salgado

ATOYAC. Productores de cayaco en la comunidad de Las Trincheras informaron que las cosechas están a muy bajo costo, por lo que ya no les conviene producir esa fruta.

La palma de cayaco largo, coyoles o coquito de aceite (Attalea cohune) misma que se encuentra en peligro de extinción, tanto por la mano del hombre como de los fenómenos naturales como el fuego, que es uno de los factores ecológicos más influyentes y determinante en la configuración de la flora y estructuras del paisaje; podríamos decir, que es casi igual de importante a los factores climáticos.

Juan Antonio Ramírez Macedo dijo que la palma de cayaco largo, poco a poco fue desplazada por la palma de coco (Cocos nucifera) a las partes altas y marginales; antes de la llegada y siembra comercial de la palma de coco, el paisaje costeño lo adornaban los dos tipos de cayaco el largo Attalea cohune y el coyol o cayaco redondo (Acrocomia aculeata) .

“Mi abuelo siempre decía que las casas las techaban con las palapas espinosas de estas palmas y con el soyamiche, yo recuerdo que hasta hace algunos años (1967) se veían las palmas de cayaco largo entre las malezas de las partes bajas, lomeríos y cerros, y hoy se concentran en pequeños espacios, compitiendo con todo tipo de árboles en los cerros de Las Trincheras, Plan de los Molinos, El Guanábano, El Quemado y en otras comunidades a menor escala.

Dijo que estas palmeras las encontran en condiciones muy difíciles de suelos de lomerío, delgados, muy pobres en nutrientes y materia orgánica, sin riegos; algunas están cubiertas de bejucos y malezas, donde el fuego forma quemazones muy frecuentes, y, sin embargo, las palmeras siguen en pie, como si nada pasara; como retando al destino con tal de aferrarse a desaparecer.

Señalo que los habitantes del Plan de los Molinos, dan testimonios de lo que antes hacían “me comentan que en 1965 muchas personas se dedicaban a la cosecha y extracción del coquito; cortaban el racimo, separaban los cayaco del racimo, después los asoleaban durante15 días; antes de partirlos le quitaban la cáscara y extraían una pulpa aceitosa que rodea al hueso del cayaco y la utilizaban como alimento; se la comían directamente o la preparaban para hacer atole o dulces; poco después con una piedra o martillo golpeaban al hueso del cayaco para romperlo y extraer el coquito”.

“Con seis racimos obtenían una arroba de la nuez, misma que vendían a los comerciantes de Atoyac, quienes les entregaban 40 pesos de los antes por arroba (Una arroba tiene 11.339 kilogramos); otra parte la utilizaban para hacer dulces y atole; también hacían un aceite de coco muy especial, que usaban para guisar los alimentos o como cosmético para untarlo en sus cabellos y en la piel, y algunos hacían jabones para bañarse y lavar la ropa. En la actualidad utilizan los frutos para hacer llaveros con caritas y diferentes figuras según el ingenio del escultor.

Por su parte Juan Rangel Martínez habitante de la comunidad del Guanábano dijo  “ Yo en un día puedo cortar 18 racimos para sacar tres arrobas”.

 (Para él una arroba son 12 kilogramos, equivalente a seis racimos de cayaco lago) “los pongo a asolear por cinco a seis días; me tardo un día para partir una arroba para extraer el coquillo del hueso, es decir, se llevan cinco jornales para el proceso final de tres arrobas; cada jornal tiene un costo de $250.00, estamos hablando de 1250 pesos de mano de obra ¿Y sabe a como nos pagan el kilogramo de coquillo de cayaco? A 13 pesos por kilogramo, nos dan 468 pesos por tres arrobas, y si metemos el costo del traslado a la aceitera, pos salimos pá tras, Ni lo del trabajo metido le sacamos. Quizás tenga razón, pero en algunas localidades nadie emplea a nadie y mucho menos pagan los $250.00”.

 Dijo que sin embargo, el cultivo es rústico, nadie lo cultiva y aun así produce y puede ser una fuente de autoempleo. Finalizó .

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