Ruth Tamayo Hernández
Guerrero, en riesgo de una mayor crisis económica
“Las gotas de lluvia horadan la piedra, no por la violencia, sino por la caída constante”: Lucrecio.
Mis estimados, creo que la mayoría de las personas no han comprendido el peligro y daños que muestra el Covid-19. Sus efectos aparte de mortales, son terribles también en otros aspectos. El Covid no sólo está matando a personas, sino también está matando empresas, familias, individuos. Esta pandemia está dejando en cueros a centenares de ciudadanos, y tristemente a quienes está golpeando con rudeza es a los que menos tienen, pero también a los que tienen medianamente.
Me explico: En este país, más vale ser muuuuy pobre, porque entonces tenemos acceso a las múltiples ayudas del gobierno. O muuuy rico, porque entonces la crisis nos hace lo que el viento a Juárez.
Pero siendo clasemediero, teniendo una profesión o una empresita para sacar adelante, un negocito en los que se le da empleo a varias familias, entonces no hay nada. Te rascas con tus propias uñas. De ti depende mantener el negocio, y mantener los empleos, ya no por necesidad, sino por compasión de la gente que, si se le despide, no tendrá que comer.
Es verdad que en esta pandemia hubo quienes no se tocaron el corazón, y despidieron gente sin misericordia. Pero también conozco a otros buenos pequeños y micro empresarios, que se endeudaron con tal de no correr gente, con tal de no dejar a las familias sin comer.
Estos héroes anónimos, a los que nadie menciona, a los que la gente aborrece, a los que el presidente ofende y les dice que no habrá apoyos para los ricos, a estos nuestro reconocimiento, porque junto con los médicos, enfermeras y personal de salud, son los verdaderos héroes en esta pandemia.
Sé de gente a la que los consorcios turísticos potentados los hicieron trabajar gratis, mientras se reabría el turismo, con la condición de volverlos a contratar. Y esta gente, por conservar su empleo, trabajaron de gratis, como esclavos.
¿Qué merecen esos empresarios? Nada. Y, sin embargo, son los únicos que tienen posibilidades de sobrevivir en esta crisis, porque han acumulado tanto, que no se lo terminarían en varias generaciones.
En cambio, el pobre que se levantó trabajando, nunca olvidará que es pobre. El profesionista que estudió a veces comiendo, a veces no, y que pudo montar un negocio, como un auto empleo, esa gente es la que está sosteniendo al país. Pero para ellos no hubo tandas, ni créditos a la palabra. No hubo prácticamente nada. Y ni lo habrá, como dijo don Teofilito.
Hubo gente que murió por mantener sus negocios abiertos, no por ambición, sino para darle de comer a sus empleados. Gente en los mercados que pereció por no dejar de surtirnos. Ambulantes que preferirían torear a la pandemia, que ver a sus hijos con las tripas pegadas al espinazo. ¿Acaso esto no son héroes?
Coincido con un amigo que me dijo que los del partido Morena se erigen como los paladines del nuevo México que pretenden construir. Pero en realidad, dijo, a México lo construimos todos, todos los días, con nuestro trabajo, con la educación a nuestros hijos, mediante el empleo y la fe en el país donde nacimos y nos hemos criado.
Y así es. Nadie puede adjudicarse el esfuerzo de nadie. Mientras la clase política se esconde; mientras los burócratas se van de descanso con sueldos pagados, miles, millones de mexicanos no tuvimos ese privilegio. Enfermamos, nos aliviamos, y seguimos pa’lante, dijeran los cubanos.
Guerrero está de pie, poro sus héroes anónimos, por su pueblo luchón y aguerrido.
Pese a todo, la pandemia vino a darnos el tiro de gracia a los guerrerenses, pues la entidad ya había recuperado el color después de tantos años de violencia, cuando llegó el Covid-19.
Apenas levantaban vuelo los destinos, cuando llegó la pandemia y sepultó toda aspiración suriana. Las pérdidas han sido descomunales. Una hecatombe, dijera el senador Manuel Añorve Baños.
Para los paisanos que aún no comprenden el daño que nos dejará la pandemia a la entidad suriana, aquí les explicó: “Somos un estado donde los ciudadanos viven del turismo; según datos oficiales, un 70 por ciento de la población guerrerense vive de esta actividad, pues la entidad tiene 44 municipios con vocación turística, además de Acapulco, Ixtapa-Zihutanejo y Taxco, que conforman el llamado Triángulo de Sol.
También hay antecedentes que revelan que en abril del pasado 2019, el turismo generó en la entidad 280 mil empleos directos e indirectos.
El otro registro es aún más deprimente y desconsolador, pues en 2019, el turismo en Guerrero generó el 77 por ciento del Producto Interno Bruto, recurso que se aporta a la Federación, y desde donde nos devuelven una mínima cantidad de esa riqueza.
¿Por qué les hice esta reseña, mis estimados? Para que nos preparemos, pues el futuro para el estado suriano no es nada satisfactorio.
Es importante entender que más allá de vacaciones y paseos, el turismo es una fuente de empleo. El potencial del sector para crear en empleos es enorme. No enlistaré a las empresas, pues casi todos conocemos cuáles integran al sector turístico y las actividades gastronómicas. Lo que quiero compartir con ustedes, mis estimados, es más fuerte de lo que se imagina: el resto del año 2020 no habrá recuperación económica para nadie y menos para el gobierno, pues ellos no generan recursos, obtienen dinero de los contribuyentes que pagan sus impuestos; y si este contribuyente no tiene dinero, no habrá pago de impuestos y no habrá dinero tampoco para los gobernantes, que tendrán que administrar su propia miseria, se tendrán que bajar sus jugosos honorarios y aprender a vivir con lo poco que recauden.
Los especialistas en dineros pintan una situación caótica para el país en relación al desempleo, pues debido a la crisis económica, todas las empresas querrán ahorrar en mano de obra. Es decir, lo primero que recortarán serán las nóminas, y cargarán más trabajo a los que queden, para mantenerse a flote.
Por otra parte, durante casi siete meses que ha durado la pandemia, muchas empresas enviaron personal a trabajar desde casa y vieron que les funciona mejor; además, el salario es menos. Entonces, no sólo tendrán menos personal, sino que también pagarán menos.
Especialistas en recursos humanos aseguran que, por el coronavirus, miles de empresas enviaron a laborar a sus trabajadores desde su casa, y que podrían impulsar la subcontratación laboral también llamada outsourcing.
Según Rogelio Soto, director general de Prodensa Human Resorts Services, este modelo de subcontratación se adapta bien a las necesidades del mercado actual, y en estos últimos meses sus nuevos clientes han requerido más personal en esta nueva modalidad de subcontratación para trabajo en casa.
Incluso, aseguran que los últimos cinco años esta nueva modalidad se incrementó hasta en un 23 por ciento, y en esa misma proporción aumentó el número de empleados que laboran por medio de ese esquema.
Sin embargo, hay que entender que la subcontratación, es un asunto donde se trasfieren recursos y responsabilidades al cumplimiento de ciertas tareas a un tercero. Es decir, que el empleado pasa a ser trabajador de la empresa intermediaria que lo contrata, pero no de la empresa para la que realmente hace el trabajo.
El outsourcing se usa más en industrias donde el costo de la mano de obra es muy alto, y donde no hay mano de obra calificada. Por eso decían que este mecanismo fue muy usado en el sexenio pasado, favoreciendo a los grandes consorcios industriales, que con ello se quitaban obligaciones laborales.
El problema apenas lo veremos, mis estimados, pues las empresas mexicanas van a recurrir a la subcontratación.
Esta modalidad no acaba aquí. La realidad es que, al reducir sus gastos generales en sus operaciones diarias, aumentan los márgenes de beneficio.
Entonces, a estas empresas les vino “como anillo al dedo” la pandemia, porque, aunque los diputados estaban luchando contra el outsourcing, hoy ya no les queda de otra más que aceptarlo.
Y aquí tuerce la puerca el rabo, sobre todo en nuestro estado de Guerrero. En la entidad estamos a unos pasos del cierre masivo de negocios de todos los giros, a causa de la crisis económica generada por la pandemia; y no se ha dimensionado todavía qué tanto afectará. Lo único que les puedo decir es que las empresas redujeron su nómina hasta en un 40 por ciento. Eche lápiz para conocer cuántos empleados despidieron realmente.
Tristemente nos tocó vivir tiempos duros y si no aprendemos de esto, sufrirán tus retoños, porque estamos dejándoles a ellos un estado destruido. ¿Recuerdan cuando les dije que llegaría el tiempo en que ni los innombrables tendrían que tragar? Pues ya llegó el tiempo porque también ellos entran al costal. Así que más vale que todos unidos dejemos el odio de lado y busquemos como salir adelante durante estos últimos tres meses que restan del año y aprender a sobrevivir el 2021 que será mucho más duro. Según los especialistas, hasta el 2023 el país podrá ir saliendo de esta crisis, y los guerrerenses tendremos que seguir luchando y caminando, aunque descalzos y encuerados. Jejeje. ¡Feliz martes, mis estimados!