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Palabra de Mujer

Ruth Tamayo Hernández

Guerrerenses, aún en peligro por el Covid-19

“Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor”: Alberto Einstein.

Mis estimados, el pasado viernes fuimos testigos los mexicanos del poderoso armamento que usa el crimen organizado, cuando se exhiben protagonizando fiestas donde les viene la gana. Tiran, caiga quien caiga. Es su forma de manifestar poder y someter a todos, incluso al gobierno.

Un ciudadano de a pie es derribado como una langosta con ese poderoso armamento que manejan estos endemoniados criminales. Son de pánico los hechos.

No importa si cumplen su objetivo o no, lo que importa es la misiva que dejaron en pleno Paseo de la Reforma de la capital del país, el pasado viernes 26 de junio.

Ahora tocó el atentado al secretario de Seguridad de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, quien por cierto salió ileso de la fuerte balacera con armamento militar de alto poder, gracias a que iba en una camioneta con blindaje calibre 7, aunque murió su chofer y su copiloto.

Sin embargo, la entrega no es para revelar la suerte del secretario de Seguridad, quien sólo resultó herido de esa tremenda balacera y está ya fuera de peligro, aunque sí hubo muertos inocentes que estaban en la hora y lugar equivocado. Lamentable.

Pero lo que intento dejar ver a los mexicanos, es que con estos sucesos tan lamentables seguimos pisando suelo minado en plena pandemia por coronavirus. Y vale la pena valorar si usamos cubrebocas o chalecos antibalas, o las dos cosas a la vez, porque lo que se divisa para el inseguro México lindo y querido, es de miedo.

Y miren porqué se los digo: El presidente Andrés Manuel López Obrador, en relación a la estrategia contra el crimen organizado, afirma que mantendrá su mismo modelo de seguridad para que haya paz, tranquilidad y justicia, y que no cambiará su plan anticrimen, que seguirá dándole un enfoque social.

Sin duda alarma lo dicho por el presidente AMLO, pues cada vez son más las masacres protagonizadas por criminales, y aunque el mandatario afirmó que no le declara la guerra al crimen organizado, y que no hay acuerdos con delincuentes, tampoco se van a permitir masacres y que va actuar para que se eviten atentados.

Agregó que su administración atiende las causas que originan la violencia, para que los ciudadanos no se vean en la necesidad, sobre todo los jóvenes, de tomar el camino de las conductas antisociales.

No obstante, parece que el gobierno federal no tiene en claro que los programas sociales no son programas de prevención del delito, sino todo lo contrario. Por ejemplo, el darle dinero directo a los preparatorianos y universitarios, es una estrategia sin sentido, pues estos usan el dinero no para sus estudios -y eso me consta-, sino para sus asuntos personales: como ropa, calzado, teléfonos celulares, etcétera. Pero no para completar sus estudios. En este tenor, la carga de su manutención, pasajes y comidas sigue siendo de los padres de familia. Luego entonces, el presidente, en lugar de darle el dinero a los padres o tutores, para que estos se ayuden con los gastos de los estudios de sus hijos, le está dando dinero directamente a los jóvenes y para nadie es un secreto que el incremento de drogas aumentó en Guerrero, según un reciente estudio que se divulgó la semana pasada.

En estos días, a los muchachos les hace daño tener dinero y gastarlo sin vigilancia, pues las tentaciones están a la orden del día.

Mínimo se van a los bares a beber, pero donde sabemos que siempre habrá quién les ofrezca algo más que alcohol o cigarrillos.

Tal vez el presidente despierte tarde de esta pesadilla y se dé cuenta que sus programas sociales, lejos de resolver el problema del narcotráfico -que se sustenta en el consumo-, lo alentó y acrecentó, al darle dinero a los jóvenes.

Por otra parte, luego del atentado contra el secretario de seguridad capitalina, el presidente reconoció que el plan contra el crimen ha sido un fracaso todo el tiempo. Pero pese a ello, no desea cambiar la estrategia.

Menciona que no se dejará intimidar, aunque reconoció que, como todo ser humano, “tenemos miedo, pero no somos cobardes, tenemos miedo como lo tienen todos los seres humanos, nada más que con la diferencia importante: no somos cobardes, entonces vamos hacia adelante a que podamos conseguir la paz y la tranquilidad con justicia y rectitud, llamando a todos a que nos portemos bien para lograr una sociedad mejor.”

Dice un viejo refrán que no hay peor ciego que aquel que no quiere ver, pues el mandatario federal se niega a ver la realidad que sucede en algunos estados del país, donde el crimen está desatado dejando una estela de muertos tirados en las calles y carreteras. Por ejemplo, este fin de semana hubo 24 matados en Zacatecas. Según las autoridades de seguridad, esas masacres son motivadas por pelitos entre bandas de criminales.

El estado de Guerrero no canta mal las rancheras. Aunque por ahora es el coronavirus lo que importa, la calaca tiene a los guerrerenses pendiendo en un hilo, y aunque saben los ciudadanos del peligro del virus, insisten en la reapertura de los destinos de playa el próximo 1 de julio.

El gobernador Héctor Astudillo Flores escribió ayer en su cuenta de Twitter que la primera fase de la reapertura de algunas actividades económicas, sobre todo del sector turístico, el próximo 1 de julio, están sujetas al cambio de color del semáforo epidemiológico, que ubica a Guerrero todavía en rojo este domingo. Dijo que podrán abrir hasta que el semáforo sea anaranjado.

Es decir, que no van abrir todas las actividades y menos el centro turístico de Acapulco, donde se concentra la mayoría de casos por contagios del virus. Casi llega a los tres mil y tiene el mayor número de defunciones, 474; a diferencia del municipio de Zihuatanejo que tiene 107 casos positivos, 62 sospechosos y 14 fallecidos.

Aunque la diferencia de habitantes es enorme, pues el puerto acapulqueño tiene casi 1 millón de habitantes, y el municipio de Azueta a penas 120 mil, valga la comparación.

En el municipio de Zihuatanejo, y es bueno reconocer, la población sí guardó la cuarentena, como lo estipuló el gobierno federal. Y aunque de todos modos se contagió la gente, no se tiene la misma proporción, tanto en contagios como en decesos que en el puerto.

Quiere decir que no es ninguna garantía que la gente esté guardada en casa, si de todos modos se contagian. Porque lo que vale no es tanto el encierro, sino los cuidados, la sana distancia, el uso del cubrebocas, la desinfección de todo.

Esto lo vimos en el municipio de Zihuatanejo, porque es un lugar chico y de todo se entera la gente, pues han muerto personas cuyos familiares no permitieron que las trasladaran al Semefo, pero luego falleció otro familiar en la misma casa, y eso indica que fue coronavirus.

La gente no cree en el virus y están conviviendo con él. Piensa la gente que tiene dengue o cualquier otro padecimiento, y no acude a los hospitales.

Otros tienen ideas macabras de los hospitales y prefieren dejar morir al paciente en su casa, solos, sin ayuda, a que los ingresen a un hospital, porque dicen que ahí de inmediato los intuban y los matan. Esto es falso, porque lo que faltan en Guerrero son ventiladores para intubar y dar respiración mecánica a los pacientes. Cada uno cuesta 1 millón de pesos, así que imagínese usted si cualquier clínica los va a tener.

Entonces, ante tanta ignorancia, no hay nada que hacer.

Además, para qué mentirnos a nosotros mismos; en menos de cinco días no va a cambiar el semáforo, mis estimados. Si no logramos cambiarlo en un mes, menos en cinco días.

En lo personal, dudo que cambie en Guerrero el semáforo epidemiológico y menos con la actitud de varios ciudadanos que no creen en la pandemia, y así seguiremos jodidos los guerrerenses.

Lo peor es que mucha gente que no creía en el virus, hoy está muy grave en el hospital, otros no quieren someterse a una nueva normalidad, en donde estaremos obligados a usar cubrebocas e invertir en insumos como gel y tapetes para atención de sus clientes. Ninguno quiere hacer la inversión. Pero deben saber que si no ponen de su parte los negocios permanecerán cerrados, no circulará la economía y perderemos más los guerrerenses de lo que ya perdimos. ¡Feliz lunes para todos!  

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