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Palabra de Mujer

Ruth Tamayo Hernández

Retorno del confinamiento, compromiso de todos

“Libertad significa responsabilidad. Por eso la mayoría de hombres la temen”: George Bernard Shaw.

Mis estimados, ninguno de los que vivimos en centros turísticos, incluido empresarios, micro, pequeños y medianos empresarios, imaginamos vivir la historia espantosa que hoy estamos viviendo en México, debido al Covid-19.

La pandemia que ha cobrado la vida de 449 mil personas y 8 millones 352 mil contagios en el planeta; y aunque un estudio reciente reveló que el cloro y la luz solar son una combinación letal para exterminar al coronavirus, pero con un alto riesgo para la salud humana, debido a la sobrexposición.

Es un riesgo salir a la calle en las condiciones en que está la curva de la pandemia en Guerrero. No es cosa de aventarse como El Borras, tenemos que entender las consecuencias que va a traer a la gente el salir a la calle, estando la entidad en semáforo rojo, pues sabemos cómo se moviliza y avanzan los contagios por el virus.

Gracias a la tecnología, hoy podemos saber que la infección deja secuelas; es decir, que aunque la gente sane, puede tener afectaciones graves. Y la afectación más grave es la que se le infringe a la economía local.

Mantengan la calma, mis estimados. Comprendo la desesperación, pero recuerde el dicho popular que reza: “No hay mal que dure cien años…”

Ya casi termina el encierro y, como he dicho en este espacio, el tiempo vuela, no se rindan.

Sin duda que ninguno de nosotros querrá estar en los zapatos de los gobernantes; no es sencillo para las autoridades municipales manejar estos problemas, máxime cuando no tienen experiencia en asuntos de emergencia sanitaria, y a casi todos los alcaldes la pandemia los agarró de sorpresa. Entonces no es fácil para ellos tomar decisiones que luego traigan consecuencias a sus gobernados, o que a ellos les cueste al cargo; incluso pueden parar en tribunales.

No es fácil gobernar un municipio y menos en tiempos de crisis. Los ediles, gobernador y hasta el presidente de la República están entre la espada y la pared, por eso tienen que ser muy responsables con el tema del virus.

Es cierto, como dicen especialistas, que el coronavirus no se va a ir, se va a quedar con nosotros; por eso muchos dicen que ya salgamos a la calle y aprendamos a torear el virus; sin embargo, y no quiero ofender a nadie, en Guerrero somos descuidados, no nos gusta hacer compromisos y menos respetarlos.

Le digo esto porque hay mucha desesperación por abrir los negocios. No es mi intención convencer a nadie, también soy de la idea de que si en otros puertos permitieron las autoridades la reapertura, como por ejemplo Cancún, Puerto Vallarta y Baja California, nosotros también podemos. Pero necesitamos disciplina.

Además, sus playas hasta ayer lucían desérticas, porque la verdad es que en esos estados el virus sigue, la pandemia no se ha controlado realmente, el semáforo marca algo riesgoso (nosotros estamos en riesgo máximo). Pero esos centros turísticos tienen otro nivel económico que Guerrero, aparte que la entidad suriana está en semáforo rojo, y no cuenta con el nivel financiero que tienen estos destinos turísticos, donde aunque sus playas estén cerradas, tienen otros atractivos para ofrecer al turismo.

En cambio, Ixtapa-Zihuatanejo no tiene ninguno más que sus playas.

La pandemia dejó deshabitadas a las ciudades del mundo, incluido México. No somos los únicos que estamos en problemas económicos y también estamos depresivos por el cierro, a todos nos sucedió.

Pero todos vemos lo nuestro solamente. La pandemia paralizó al mundo entero, y es importante ubicarnos en el tiempo que vivimos y reconocer que, al exigir salir a la calle, las consciencias que surjan serán responsabilidad de cada uno de nosotros.

No tiene caso abrir los restaurantes, cafeterías, bares, si las palayas continúan cerradas. De nada sirve abrir teniendo las playas cerradas, porque el turismo viene a Ixtapa-Zihuatanejo a disfrutar las playas. El turismo sostiene la economía del destino, por eso tenemos que concientizarnos todos para que juntos bajemos los contagios en la entidad.

Ahora mal, si bien es cierto que los centros turísticos fueron los más afectados, económicamente hablando, por la pandemia, también otros sectores han tenido pérdidas incuantificables.

Con todo, teniendo vida se puede seguir luchando. Pero enfermos o en la tumba ya nada podremos hacer.

Quiero contarles, sin el afán de convencerlos, para que desistan de sus exigencias. Es una anécdota que puedo contarles porque está fuera de peligro mi amigo. Él es comerciante y había guardado la cuarentena al 100 por ciento, no salía ni a que le diera el aire, pero se enfadó y después del 6 de junio salió a abrir su negocio. Dijo que estaba enfadado de estar encerrado. Pero el martes 9 de junio comenzó a sentir dolor de cabeza no tan fuerte, leve, pero sí mucha temperatura. Fue al doctor, le dijo que era dengue; sin embargo, al otro día perdió el paladar, no tenía sabor. Volvió a ir al doctor, pues también comenzaba a faltarle la respiración; y luego que le dijo eso al doctor, le dijo es Covid.

¿Para cuánto le gusta que pudo haber vendido en su negocio mi amigo? Si no hubiera habido los recursos y cerca un hospital particular con especialistas, no sé si estuviera contando su historia.

Hablé con el ayer y le pregunté cómo sigues. Me contestó: “Me siento mejor, sólo un poco aturdido y decaído, pero ya mejor. Me preocupa mi familia, por si la contagié. Tanto que me cuidé, ni supe donde me contagié o quién me contagió; seguramente un cliente al pagarme, porque hubo varios que no llevaban cubrebocas y pues la saliva cae en las manos y no tuve la precaución de estarlas lavando”.

¿Cuánto les gusta que hay vendido mi amigo en su negocio ese día? Dice que sintió mucho miedo cuando le dijeron que tenía Covid, pues pensó en la muerte, ya que había escuchado de varios conocidos fallecidos por el virus.

Hospitales saturados

Por otra parte, mis estimados, también tengo que informarles que los hospitales de Chilpancingo y Acapulco están saturados. Ya sin medias tintas, se los platico para que lo pensemos dos veces antes de pensar en salir a la calle y querer abrir los negocios.

En este momento, el contagio equivale a morir sin lucha, porque no nos recibirán en ningún hospital. El puerto de Zihuatanejo, como las demás regiones, tienen su área covid limitada y no soportaría contagios masivos.

Podremos decir entonces que nos lleven a Acapulco. Pero la mala noticia es que aunque las áreas en el puerto, en Chilpancingo e Iguala fueron ampliadas, ya están al tope, incluido el ISSSTE y los hospitales que manejan la Marina y la Sedena.

Hasta ahora, recordemos que el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, había presumido que la pandemia estaba bajo control, con apenas 10 por ciento de las camas covid ocupadas. Hoy ya no haya la puerta el mandatario jalisciense, no sólo por la pandemia, sino por todas las acusaciones de corrupción que se le suman al maltrato de sus policías en contra de los ciudadanos que violan las reglas de convivencia.

Por eso les decía que gobernar no es fácil, en tiempos de Coronavirus. ¡Feliz jueves para todos!

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