Palabra de Mujer

Ruth Tamayo Hernández

Covid-19, problema grave que políticos no deben abanderar

“Ser libre no es hacer lo quieras sin pensar, sino pensar por qué quieres hacerlo”: R. Rosal Cortés

Mis estimados, están enterados que el confinamiento y Sana Distancia en Guerrero se alarga por 15 días más, pues el semáforo en la entidad se encuentra en rojo, máxima alerta. El gobernador Héctor Astudillo Flores, expuso que se pretende abrir el 1 de julio, siempre y cuando bajen los contagios y el estado suriano cambie de color rojo a naranja.

Por lo pronto, las playas permanecerán cerradas, ya que los destinos turísticos Acapulco y Taxco de Alarcón que integran al Triángulo del Sol, aparecen en primero y cuarto lugar de los muncipios con mayor número de casos y defunciones por coronavirus.

Sin embargo, la situación en varios municipios de la entidad es cada vez más estresante, sobre todo que la gente culpa a sus gobernantes de lo que le ocurre; incluso hasta de las pérdidas económicas y desempleo los responsabilizan, y la decisión de alargar el confinamiento por 15 días más provocó enojo de varios sectores. Esto no sólo en el municipio de Zihuatanejo, sino también en Petatlán, Tecpan, Coyuca, La Unión y Atoyac de Álvarez.

El comercio, pescadores, trasportistas, prestadores de servicios turísticos, entre otros, intentaban iniciar labores hoy 15 de junio, pero por la decisión oficial se vieron imposibilitados para hacerlo.

¿Saben, mis estimados?, soy de las personas que saben respetar las normas oficiales, y el tema del Covid-19 es un tema de salud pública; sin embargo, el drama del coronavirius ha llevado a la sociedad civil a un plano elevadísimo de incertidumbre y enojo, que va más allá del tema de salubridad. Es decir, las personas que no perciben un salario fijo o que tienen un negocio y está cerrado desde hace tres meses, a esas personas de hoy en adelante no les importa si se contagian del virus y se mueren; su argumento es “tengo que trabajar para dar de comer a mis hijos, a mí no me perdonan la renta, el agua, la luz, teléfono e impuestos”.

Sin duda, que la sociedad hace lo que mira y tiene un modelo a seguir en el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien sin pensar todo lo que podía ocasionar, pues -bien o mal- la gente había estado soportando la cuarentena en su casa, atenta a las decisiones del gobierno, pues el gobierno nos llevó de semana en semana y así hasta llegar al 30 de mayo, que finalmente lo alargan por un mes más.

Hasta aquí, la gente lo había tomado con enojo, pero no con rebeldía. No obstante, el presidente AMLO exhortó a la población para que en libertad y con precaución vuelvan a salir a realizar sus actividades. El mandatario federal aseguro: “Estamos dejando atrás la etapa más dificil de la pandemia del Covid-19. No es echar el vuelo de las campanas, no es cantar victoria, pero considero que ya pasó lo más difícil lo más riesgoso”.

Da la impresión de que no hay coordiancion entre su secretario de salud y el presidente, que cada quien tiene sus propios datos acerca de la pandemia, y eso confunde a la gente.

También el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, tiene otros datos del coronavirus; el funcionario federal, así como otros gobernadores, incluido el de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, exhibieron que la curva del Covid-19 sigue en crecimiento y, por ende, crece el número de fallecidos.

Entonces ¿a quién cree usted que la gente le va a creer? Lógicamente, van a creer al presidente AMLO y no a los demás funcionarios, sobre todo porque ya quieren abrir sus negocios y salir a trabajar.

Sin embargo, no es sólo el creer del virus o no; lo cierto es que la gente se fue por otro lado y piensa que funcionarios estatales y municipales convirtieron el tema del Covid-19 en un asunto político, pues una mayor pobreza del pueblo favorece sus planes, ya que con dádivas esporádicas mantienen fácilmente el poder.

Pero no es creíble que un problema tan grave como es el Covid-19, lo politicen los funcionarios. Es posible que algunos estén aprovechando el momento, pero realmente no es algo planeado, al menos no en las bajas esferas del poder local. Si acaso se puede considerar que fue algo muy planeado a nivel global, pero acá abajo sólo estamos actuando por arco reflejo.

Sobre todo, por la gravedad del problema, es imposible que sea algo diseñado para mantener el poder. Es un costo muy alto para tan pírrica victoria.

Es cierto que varios políticos no han entendido la gravedad del virus y a la fecha siguen donado despensas y pidiendo credenciales de elector a la persona que les dan, pues estamos en vísperas de un proceso electoral y muchos buscan cómo llevar agua a su molino y creen también que tienen la oportunidad de afianzarse en un cargo lucrando con la necesidad de la gente.

Pero lo grave del fondo lo hizo el presidente AMLO, ya que se hará un reverendo desorden con su dicho de ser valientes y salir a hacer nuestra vida normal. Y déjese del desconcierto, difícilmente la gente se guardará en casa 15 días más. No lo harán porque ya escucharon de labios de su líder, el presidente AMLO, que recobren la libertad sin miedo ni temor.

Y aunque en Guerrero el mandatario estatal dijo que los guerrerenses podrían regresar las labores el 1 de julio, será difícil que cumplan los ciudadanos con la cuarentena por 2 semanas más.

Y es que en Guerrero los contagios del virus son altísimos. La entidad acumula 3 mil 474 casos de Covid-19 y 557 fallecimientos. Estamos en Guerrero en una situación grave, y si no respetan el aislamiento los pobladores, se complicarán más los contagios del coronavirus, porque tristemente la entidad no tiene la infraestructura hospitalaria necesaria para atender a más gente de la que se tiene prevista.

En el municipio de Zihuatanejo, por ejemplo, siguen creciendo los contagiados del virus; aumentó a 35 el número de casos positivos. También en Tierra Caliente la situación es crítica; en Altamirano han fallecidos muchos paisanos por el coronaviruis; y lo peor es que no creyeron en el virus. Cuando en alguno muncipios estaba la gente en confinamiento, en Altamitrano todos hacían su vida normal, comprando y vendiendo en la calle. Aquí no llega ese virus, hace mucho calor acá, decían. Hoy varios ya no viven para contarlo.

Y es que, mis estimados, somos testarudos. A Guerrero llegó tarde el virus y ni por eso nos preparamos. Y creemos a pesar de ver todo lo que ocurría en el Estado de México y en la Ciudad de México, que son los lugares donde más fuerte pegó desde un principio el Covid-19, seguimos varios sin creer. Inclusive pensábamos que no llegaría a Guerrero, porque disque hacía mucho calor. Pero llegó y está dando a los guerrerenses la lección más triste de nuestra vida, porque no nos preparamos para vivir esto.

Aunque el tema de coronavirius alcanzó el plano económico y también político, estamos siendo testigos que los perdedores de toda esta trama somos nosotros, los ciudadanos de a pie, por todo el impacto que dejará la pandemia.

El tema es bastante complicado porque es difícil que comprendamos lo que está viviendo una familia cuyo padre provee de dinero al hogar, pero que desde hace tres meses no tiene trabajo. La desesperación ya no les permite quedarse en casa.

De verdad nadie puede ponerse en los zapatos de nadie. ¿Por qué no nos permitimos ver a los demás? Un ejemplo: un padre de tres hijos y su mujer inválida por negligencia médica; el hombre sin trabajo; es desesperante y se siente miserable cuando la persona dice: “No tengo trabajo y tengo que comprar comida para los hijos y a veces me pregunto: o compro la leche de la bebé o la comida de los otros, pues no tengo dinero, voy a cortar cocos o mangos pero los comerciantes que me los compraban ya no compran, pues dicen que no hay gente en la calle que los adquieran”.

Escuchó un amigo la plática y me dijo: “Desde hoy dejo de quejarme de todo, me quejo de todo; pero esto no lo soporto, me dolió escuchar a ese señor, yo como quiera tengo un trabajo que me pagan, pero este pobre hombre, fíjate cómo vive, no se vale, ¡cuánta pobreza!”

Le contesté a mi amigo: “Apenas estás viendo poco, para esa colonia hay mucha pobreza, niños enfermos, desnutridos y tirados en una cama; la mayoría son hijos de madres solteras y ahora ellas también están desempleadas; una me contó que no era suficiente una despensa, pero que al menos podían comer arroz y frijoles, pero que necesitaban dinero para tortillas, pañales y leche de la bebé.

No es lo mismo que vivió el país hace 30 años a lo que vivimos hoy. Cada tiempo fue diferente. Simple: aquella gran crisis que se desató el 20 de diciembre de 1994, fue nacional, esto es un problema mundial.

¡Feliz martes para todos!

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