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Palabra de Mujer

Ruth Tamayo Hernández

El problema del turismo es la inseguridad

Desde hace poco más de un mes, mis estimados, distintas organizaciones civiles, empresarios, cámaras de comercio y prestadores turísticos, vienen haciendo comentarios fuerte en relación al verdadero problema con el turismo en México. Ellos indican que debido a los altos índice de violencia que se han disparado en exceso en casi toda la República, es que el turismo se desplomó en el país hasta 37 puntos.

Es decir, que la caída del turismo no es por falta de publicidad en el extranjero. El vicepresidente de Asuntos Legislativos del Consejo Mexicano de la Industria de Reuniones (Comir), Erick Álvarez, señaló que la cancelación del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), no es el fin del mundo, pues sin los subsidios que se daban a través del órgano, los empresarios del sector ya trabajan en promocionar la actividad en el extranjero con sus propios medios. Reveló que el verdadero problema del turismo en México, es la inseguridad que azota a todo el país y sigue siendo un pendiente.

Por otro lado, los integrantes del sector expusieron también que el verdadero problema para el turismo mexicano es la percepción de inseguridad que hay sobre el país. Sin embargo, mis estimados, los integrantes del sector se fueron por la tangente y culparon de los altos índices de inseguridad a los docentes disidentes de la CETEG, por las dos semanas de bloqueos en Michoacán.

Pero la inseguridad que cunde en el país no es provocada por los docentes disidentes. Aclaro, no apruebo lo que hacen los maestros; sin embargo, tampoco se vale que le carguen todos los muertos a la CETEG. Los empresarios siempre se van por lo más fácil y culpan a la CETEG  de todos los males. Bien dice el dicho: Cría fama y échate a dormir.

Mientras los gobernantes no acepten que tienen un grave problema de inseguridad en todo el país, en algunos estados y municipios más que otros, bien pronto se va al carajo el México lindo y querido, con todo y sus bellezas naturales.

No se trata de culpar a los docentes disidentes de los problemas que acosan al país. Se trata de aceptar que tienen un grave problema de inseguridad y buscar cómo resolverlo, porque tampoco de la manera en que pretenden solucionarlo van a lograr controlar a tanto escorpión venenoso.

Si bien es cierto que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha puesto sobre la mesa distintas tácticas para combatir la inseguridad en el país, también es verdad que aún no se logra concretar ninguna de ellas. El mandatario federal le apuesta al empleo y educación; no obstante, el tema de inseguridad rebasó todos los límites, no hay forma de lograr ese propósito con personas asalariadas y un libro bajo el brazo. Y que se entienda, no soy negativa. Ante tanto derramamiento de sangre, toda propuesta es bienvenida y vale la pena experimentar; sin embargo, los criminales que ya se dedican a ese negocio y que les deja buen dinero, difícilmente van a dejarlo por un salario de 3 mil 600 pesos quincenales. Aunque arriesgan su vida y anden a salto de mata, siguen ahí, no dejarán el negocio.

Por ejemplo, los delincuentes que secuestran, por eso matan a su víctima porque ellos ya contaban con ese dinero y no lo pudieron conseguir. Según relatan psicólogos, es lo mismo que hace un asaltante, que si no le das el dinero te mata, porque ya lo siente suyo. Y jamás un delincuente va a dejar su actividad delictiva que le deja mucho dinero, aunque ande a salto de mata, para irse a un empleo a encerrarse ocho o diez horas por 4 mil pesos quincenales, y me estoy yendo muy alto.

Todo esto es preocupante y lucha se hace. Recordemos que el presidente López Obrador lanzó cuatro alternativas a las personas que delinquen, para que se alejen del crimen y se conviertan en empresarios. La primera de ellas es la esperanza de una larga vida; la segunda la posibilidad de llevar una vida tranquila y sin sobresaltos; la tercera, que emprendan negocios legales y regulares. Y la cuarta, alcanzar la respetabilidad social.

La Estrategia Nacional de Seguridad Publica, donde se incluye la creación de la Guardia Nacional, la analiza el Senado, para su posible aprobación, ya que plantea el gobierno federal que los delincuentes puedan convertirse en hombres y mujeres de negocios legales y regulares. Esto es como un borrón y cuenta nueva, como una amnistía de facto.

El documento señala que una estrategia como ésta fue la que se utilizó hace nueve décadas en Estados Unidos para combatir el tráfico de alcohol. No obstante, mis estimados, el problema de inseguridad que vive el país, insisto, rebasó todos los límites y esas estrategias y alternativas que pretenden ofrecer a los criminales no motiva ni cumple sus intereses.

Y no quiero ser negativa, insisto, sino que soy realista. En materia de seguridad, el crimen se apoderó de una gran parte del país y es imposible que lo suelten ofertándoles empleos. Los criminales por actos delictivos -que por cierto son varios y no sólo las drogas-, tienen ganancias muy superiores a lo que ofrece el gobierno.

Son muy variadas las formas por las que ellos obtienen jugosas ganancias, y la forma de actuar de los criminales es terrible, no hay conciencia en ellos, imposible hacerlos razonar.

Como ejemplo tenemos el estado de Guerrero; ya ven lo que dice el dicho, que cada quien habla como le va le va en la feria.

El mismo gobernador Héctor Astudillo Flores se lamenta y dice que no es fácil gobernar Guerrero. En efecto, la descomposición en la entidad es un gran pozo imposible de cubrir con propuestas de buenos deseos.

En sus sierras, Acapulco, Zona Norte y Montaña, Tierra Caliente, Costa Grande y Costa Chica, así como la capital Chilpancingo, vive la sociedad con traumas terribles por el crimen.

Si de buenos deseos se trata, también anhelamos que este pánico se acabe; sin embargo, así como lo puntean no se acabará; por el contrario, van alborotar el avispero más de lo que ya está inquieto.

Puedo mencionar muchos ejemplos, pero mejor nos quedamos con uno: el campo. Los campesinos y los hijos de ellos no quieren trabajar las tierras porque no les deja el dinero que les dan otros servicios. Y lo que les da dinero a eso se dedican, aunque pongan en riesgo su vida y la de su familia.

¡Feliz día, mis estimados!

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