(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
El próximo 8 de febrero, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, estará en la Tierra Caliente, para echar a andar el programa de fertilizante para los productores de granos básicos.
El coordinador del programa, Héctor Manuel Popoca Boone, anunció que hay nuevas reglas de operación del programa, entre ellas la depuración inmediata de los padrones de cada ejido y comunidad, así como que los presidentes municipales, saquen las manos del asunto.
Incluso, dijo que habrá sanciones para los alcaldes o funcionarios de cualquier nivel, que traten de manipular las asambleas en donde los campesinos revisarán sus padrones y por sí mismos determinarán quiénes sí producen maíz o frijol.
Pero no ha sido tan fácil para el gobierno federal organizar este programa, que por primera vez no se entregará con el esquema que se tenía en el estado, ya que la Federación lo absorbió. La principal dificultad que se encontraron los funcionarios federales es de que se carece de un padrón confiable. Así tenía que ser porque los listados dependen de cada presidente municipal, y los incrementan a conveniencia, según sus compromisos de campaña, aunque la tierra es la misma. Era tan grave el problema, que varios de una misma familia estaban dentro del reparto, aunque la tierra que tenían no creía. Eso implica, obviamente, que no lo necesitaban y lo vendían a terceros, generalmente personas que sí siembran grandes extensiones de tierra y quienes no tienen acceso al programa, que se pensó para ayudar a los productores pobres, conocidos como “el sector social”.
Se supone, además, que el fertilizante se debe de entregar únicamente a los productores de granos básicos, pues ese es el espíritu del programa, pero durante muchos años se entregó sin que se cumpliera ese distintivo.
Decíamos que los padrones son el principal obstáculo para que el programa inicie sin problemas. Popoca dijo que intentaron usar los del programa de Maíz y Frijol de la Sagarpa (Pimaf), pero que tampoco resultó confiable, mucho menos los que usan las organizaciones de productores.
Por lo tanto decidieron comenzar con el padrón del Proagro, que además está georreferenciado. Esto significa que se tendrá un listado de productores, pero también de terrenos cultivables. Cada quien deberá demostrar cuál es su parcela y se tendrá un mapa digital de ella, que será además monitoreado vía satelital. Es decir, que si alguien no siembra, con sólo hacer un acercamiento satelital se podrá saber si el terreno está vacío. Se habían tardado en usar estos instrumentos tecnológicos para mejorar los programas federales, sobre todo en materia agropecuaria.
Paralelamente, con base en los padrones de Pro-Agro, el coordinador estatal se ha puesto metas de realizar asambleas ejidales y comunitarias, para que ejidatarios y comuneros sean los que se encarguen de depurar los padrones, en reuniones libres. ¿Qué significa esto? Que no se permitirá la presencia de ningún político que incida en el resultado de las votaciones, al depurar los padrones.
Resulta interesante todo este proceso de limpia de padrones, encaminado a rescatar el programa de fertilizante Más Maíz, porque ante tanto problema lo ideal es eliminarlo en definitiva e idear una nueva estrategia de apoyo a los productores de granos básicos.
Incluso el programa estaba destinado a desaparecer, pues recordemos que ya no había manera de justificar el desvío de recursos del ramo 33 en los ayuntamientos para comprar fertilizante. Sin embargo, a petición de parte, se está haciendo un esfuerzo por mantener este beneficio y lo mejor que pueden hacer los productores es cooperar. Los alcaldes, por su parte, vale más que no le busquen tres pies al gato, tratando de mantener el control del programa, porque tan sencillo como que les hacen auditorías de los años pasados, y podemos apostar que no quedará mono con cabeza.