El Cártel de los Soles
Raymundo Riva Palacio
Detrás de la crisis venezolana y la sublevación que
no obtuvo el objetivo inmediato que buscaban, porque recularon los principales
altos mandos militares que aparentemente habían aceptado traicionar al
presidente Nicolás Maduro a cambio que le garantizaran a él y a sus cercanos
una salida honrosa, hay un factor que ayuda a entender porqué no se dio, cuando
menos hasta ahora, la fractura esperada: el Cártel
de los Soles. Así se llama a todos los militares y funcionarios del
gobierno de Venezuela implicados en el narcotráfico, y se puede plantear como
hipótesis de trabajo, que el entramado criminal dentro del aparato de gobierno
de Maduro, llevó a considerar a varios de sus leales que en las condiciones
actuales, ere mejor seguir cohesionados que divididos. Difícilmente una salida
“con honor”, como se había planteado, podría darse con tantos leales a Maduro,
denunciados y perseguidos por la justicia en Estados Unidos.
La variable criminal en Venezuela hace más difícil la
solución negociada a la crisis que se vive, porque es un factor donde no hay
concesiones. El Cártel de los Soles
fue un término utilizado por primera vez en 1993, al darse a conocer que los
generales de la Guardia Nacional Bolivariana, Ramón Guillén, jefe la Unidad
Antidrogas, financiada por la CIA, y su sucesor Orlando Hernández, eran
investigados por tráfico de cocaína a Estados Unidos. Esta organización no es
propiamente un cártel, porque no controla los medios de producción,
distribución, comercialización, ni los precios de las drogas, sino que
transportaba la cocaína de las FARC colombianas de Venezuela a Honduras y
México, para ser transportada a Estados Unidos por el Cártel del Pacífico, y a
República Dominicana y Surinam, para ser enviada a Europa y África.
La estructura de mandos del Cártel de los Soles, explicó Brenda Fiegel, analista de inteligencia en la
Oficina de Estudios Militares en el Fuerte Leavenworth, Kansas, en un artículo
en Small Wars Journal, fundado por ex infantes de Marina de Estados Unidos,
sólo comprende altos mandos militares y del gobierno, en un modelo jerárquico
híbrido, a diferencia de los cárteles mexicanos y colombianos, que tienen una
estructura piramidal con un líder, jefes de plaza y lugartenientes, que tienen
que invertir fuertes sumas de dinero y utilizar sus conexiones gubernamentales
para evitar que los capturen. El Cártel
de los Soles, agregó, son los militares y los funcionarios quienes manejan
la organización, determinan las detenciones y crean leyes que los beneficien.
Fiegel señaló que el líder histórico de la
organización es Diosdado Cabello, presidente de la Asambla Nacional
Constituyente, aunque su poder es repartido de manera horizontal, a diferencia
de los cárteles mexicanos y colombianos. Cabello, hombre cercanísimo a Maduro,
es sólo la punta de la madeja. Una investigación de tres años realizada por la fundación InSight Crime,
con sede en Washington, que fue dada a conocer el año pasado, encontró a 123
personas relacionadas con el Cártel de
los Soles, de las cuales identificó a un puñado que incluía, además de
Cabello, por asociación a la esposa de Maduro, Cilia Flores, cuyo hijo, Walter Jacobo Gavidia, y dos sobrinos
están involucrados en el narcotráfico; Tareck El Aissami, vicepresidente para
el Área Económica; el mayor general Nestor Reverol , actual ministro de
Justicia; Ramón Rodríguez Chacín, ex ministro del interior y de Justicia; y Henry
Rangel Silva, gobernador de Trujillo y ex jefe del Comando Estratégico del
Ejército, entre otros.
Los nexos criminales
abarcan al sector empresarial. La investigación de InSight Crime recordó que el
Departamento del Tesoro de Estados Unidos, aplicó el Acta Kingping a través de
la Oficina de Control de Activos Extranjeros para sancionar a siete personas, la
mayoría empresarios, encabezados por el presidente de Globovisión, Raúl Antonio
Gorrín, por su presunta vinculación con una red de corrupción en el que
participó la ex tesorera, Claudia Dñiaz Guillén, donde le daban dólares a un
tipo de cambio preferencial que generó ganancias legales por dos mil 400
millones de dólares.
InSight Crime reveló
que el narcotráfico se encontraba en cuando menos 12 instituciones, incluida la
Vicepresidencia, la Guardia Nacional Bolivariana, la Fuerza Armada Bolivariana,
el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional Petróleos de Venezuela, los
ministerios del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de
la Gestión de Gobierno, del Poder Popular para la Defensa, del Poder Popular de
Agricultura Urbana, del Poder Popular para la Educación, del Poder Popular para
el Servicio Penitenciario, de Estado para el Comercio Exterior e Inversión
Internacional, y del Poder Popular para la Energía Eléctrica.
“El presidente
Maduro, en lugar de hacer a un lado a los acusados de narcotráfico, los ha
ascendido a los más altos cargos, quizás calculando que si el régimen cae ellos
serán los que más tengan que perder y por consiguiente harán lo máximo posible para
preservar al régimen, y a su cabeza”, afirmó InSight Crime. “Las figuras
más influyentes del régimen bolivariano llevan ahora el estigma del
narcotráfico en diversos grados”.
La crisis venezolana, en el segundo día de sublevación, estaba
caracterizada por dos facetas. La primera, que comenzó con la asonada militar
llamada Operación Libertad, tiene que
ver con la narrativa. La otra, el de las negociaciones con el ministro de Defensa, Vladímir Padrino, el comandante de la Guardia de
Honor Presidencial, Iván Rafael Hernández Dala, y con Maikel Moreno,
presidente del Tribunal Supremo de Justicia, que no han sido señalados de
vínculos con el narcotráfico.
Elliott Abrams, un halcón en política exterior y
encargado especial de Estados Unidos para la crisis de Venezuela, confirmó
a la agencia EFE que habían negocido romper con Maduro, pero que cuando llegó
el momento de la acción no estuvieron dispuestos a hacerlo. En ese momento de definiciones, quienes le iban a
dar la espalda a Maduro reevaluaron sus costos y pérdidas, y cerraron filas,
cuando menos por ahora, con el Cártel de los Soles.
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