NOÉ AGUIRRE OROZCO
Dos iconos de Zihuatanejo con más de 50 años de historia, como
son el muelle Principal y el cinema Paraíso, desaparecerán en breve. En ambos
lugares se escribió parte de la historia reciente de la ciudad.
Como informó Despertar de la Costa, desde el pasado lunes comenzó
la demolición del muelle Principal, pero además, circuló en redes sociales la
despedida y anuncio del cierre del cinema Paraíso, antes conocido como Janeiro,
dos inmuebles que han despertado reacciones de nostalgia, así como la evocación
de recuerdos y vivencias de quienes crecieron en este puerto.
El muelle que se conoció en los últimos años, inició su
construcción en el año 1955 y terminó en 1961, durante el mandato del
presidente Adolfo Ruiz Cortines, quien tenía un programa de gobierno que se
llamó La Gran Marcha al Mar. Esa iniciativa previó la construcción de varios
muelles en el país, de acuerdo con los datos proporcionados por el Cronista de
la Ciudad, Rodrigo Campos Aburto.
Entre las tradiciones que se dieron a partir de la
construcción, “el 1 de junio todo mundo iba muy temprano a bañarse al mar, los
muchachos y muchachas le llevaban mañanitas al mar y arrojaban flores, además
de que un paseo para quien venía a Zihuatanejo o los que aquí vivíamos era ir
al muelle, muchos ahí aprendimos a nadar, yo me acuerdo que a mi hermana ahí la
aventé para que aprendiera a nadar, nos aventábamos clavados, se veía el fondo
del mar, muchos íbamos a pescar ojotones”, recordó el cronista.
Agregó que ahí también se hacían muchas fiestas del 1 de
mayo, “entonces para muchas personas su primer beso fue en el muelle”.
Respecto al cinema Paraíso, antes Janeiro, su historia
inició con su apertura en Zihuatanejo en 1946, gracias al señor Máximo Tena
hermano de don Alberto Tena que ya tenía el cine Atenas, en Petatlán. El cine
primero se ubicó en la bodega de la CROM donde actualmente se encuentra la Casa
Marina, luego en 1950 se cambió al corral de don Hermelindo Lobato sobre la
calle Juan Álvarez y en 1955 toma su última ubicación en la esquina de las
calles Cuauhtémoc y Nicolás Bravo.
“Estaban nada más 4 paredes sin techo, una pequeña loza
donde se montaba el cinematógrafo, bancas de madera, otros cinéfilos llevaban
su propia silla o sillón algunos, cuando venían las lluvias iban con su
paraguas o impermeable, unos se salían y otros eran tan viciosos que se
quedaban viendo la película con todo y la lluvia”, detalló.
Los asistentes también sufrieron atentados debido a la falta
de techo, tiraban huevos desde la calle al interior de la sala y en casos
extremos bolsas con orines.
Otro de los problemas en tiempos de lluvia fue que se hacía
un charco frente a la pantalla que se convertía en criadero de ranas que se
ponían a croar y no permitían oír lo que se decía en la película. Entre los
cinéfilos de hueso colorado en aquella época, destacaron Rodolfo Campos, Nino
Corrales, El Chico Panza, quienes parecía que “estaban abonados ahí”, agregó el
entrevistado.
La primera película que fue proyectada en la última
ubicación del cine fue Tan bueno el giro
como el colorado, realizada en 1959 y que tenía como protagonistas a Luis
Aguilar, Demetrio González, Flor Silvestre y Rosa de Castilla.
La sala de cine también fue utilizada para otro tipo de
eventos como terminaciones de curso o clausuras, informes de los presidentes
municipales, pues era el único lugar apropiado para ello.
En 1984 el cine fue remodelado, se le dotó de techo y
asientos individuales ya que antes eran bancas, también cambió de nombre, pasó
de Janeiro a Paraíso en honor a la película italiana Cinema Paradiso (1988), de Giuseppe Tornatore.
“Fue toda una época, muchos ahí aprendieron a besarse con la
novia o el novio, decían que algunos se envolvían en una cortina de terciopelo
roja que estaba en la entrada a la sala”, recordó por último el cronista.