Jorge de la Rosa
Zihuatanejo, Gro. Miles de golondrinas arribaron nuevamente a Zihuatanejo como parte de su migración anual, formando grandes parvadas que descansan por las noches en zonas urbanas. Los cables eléctricos y los árboles se convierten en refugio ideal para estas aves, que transforman el paisaje nocturno en un espectáculo natural.
El fenómeno, que cada año atrae la atención de habitantes y visitantes, genera tanto admiración como inconvenientes. Quienes estacionan sus vehículos bajo los sitios de descanso deben enfrentarse a la limpieza diaria, mientras que los amantes de la naturaleza celebran el bullicio y la belleza de su avistamiento.
Aunque existen opiniones encontradas sobre la presencia de estas aves, en Zihuatanejo prevalece el respeto hacia los visitantes alados, que con su llegada recuerdan la riqueza de los ciclos migratorios.
