fbpx

La Fabrica del Ticui

Cuauhtémoc Rea

El Ticuí fue el primer pueblo de la Costa Grande en tener energía eléctrica y su orgullo siempre ha sido la Fábrica de Hilados y Tejidos “Progreso del Sur Ticuí” instalada en 1904 por la firma española Fernández Quirós y Compañía.

Esta factoría, de la que ahora solo quedan las ruinas, fue entregada en 1938 por el presidente de la república Lázaro Cárdenas a los obreros que formaron la Cooperativa “David Flores Reynada”, la cual trajo progreso y desarrollo a la región.

En ese tiempo El Ticuí suministró de energía eléctrica a la cabecera municipal.

En idioma ñuu savi (mixteco) “Ticuí” quiere decir agua. Los purépechas llaman Tinkui al correcaminos.
El Ticuí es un pájaro de plumaje azul en el pecho con las alas y cola color café, que habita en las selvas de Tabasco y Venezuela.

La Antigua Fábrica del Ticui está cerca de Atoyac de Álvarez Guerrero (5 minutos).
El Ticuí pertenece al municipio de Atoyac, cuyo ícono de prosperidad se niega a desaparecer.
Se trata de esta construcción deteriorada que fuera la fábrica de textiles, “Progreso del Sur Ticuí”, herencia de los españoles en el estado de Guerrero.

Cada rincón de este lugar cuenta una historia sobre los eventos del siglo XX y de aún más atrás del siglo XIX.

El Ticui siendo uno de los primeros pueblos en tener energía eléctrica en todo el Estado de Guerrero, ubicado en el Municipio de Atoyac, se encuentra la famosa fábrica de Textiles “El Progreso del Sur”
Se inició la búsqueda del terreno para su construcción en 1900 se finalizó en 1902 y fue hasta 1904 que se sacaron finalmente pruebas de los diferentes tejidos y en 1905 comienza la producción de indiana, manta, fioco, driles y sedas.

Las Telas se exportaban a España hasta que el General Lázaro Cárdenas del Río desterró a los peninsulares a su país de origen quedando la fábrica en manos de los lugareños.

En 1966 la fábrica suspendió definitivamente los trabajos debido a que se fue a la quiebra, provocando la destrucción de la obra industrial más grande de la región.

Se construyó una chimenea de 50 metros de altura a la que los lugareños dieron el nombre del “chacuaco”, se construyó un pararrayos, que se colocó en la punta de la chimenea y que protegía un diámetro de consideración abarcando zonas en la ciudad de Atoyac.

Para iniciar, cambiar y finalizar las jornadas laborales se activaba el silbato de la chimenea que podía ser escuchado hasta 5 km de distancia.

Y que los campesinos escuchaban cuando bajaban de la sierra con sus bestias cargadas de café y también se guiaban para saber las horas.

Aunque siempre viajaban con miedo por los asaltantes que había en el camino de herradura y les quitaban su cargamento de café.

Hasta que llego de Gobernador Caballero Aburto y puso fin a esos asaltos .

About Author

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *