Jaime Ojendiz Realeño
El Colegio de Sonora, institución de Investigación y educación superior en Ciencias Sociales y Humanidades, realizó una evaluación sobre el destino turístico y determinó que muestra un “comportamiento fehacientemente en declive”.
El estudio denominado “La evolución de Ixtapa Zihuatanejo” elaborado de 2015 a 2018 y publicado este año, analiza la estrategia gubernamental denominada Centros Integralmente Planeados (CIP) para la captación de turismo extranjero.
En 2012, la Secretaría de Turismo (Sectur) evaluó el desempeño de 50 destinos, y ubicó a Ixtapa Zihuatanejo (IZ) en una etapa de “desarrollo” según el modelo del Ciclo de Vida del Destino Turístico (CVDT), de Richard Butler, y lo colocó en el lugar 16, esa etapa implica que su evolución se encuentra en una fase de crecimiento, previa al momento de consolidación, al menos en la lógica del modelo mencionado.
Las décadas de 1980 y 1990 fueron las más “exitosas” del turismo internacional.
El destino detuvo su desarrollo planificado como destino turístico internacional, a principios del siglo XXI, cuando comenzó a mostrar signos de declive y cambió su dinámica turística, para sostenerse como destino nacional.
A partir del año 2000, el comportamiento se modificó. En 2001, tras un repunte, que duplicó la llegada de turistas extranjeros (TE), al año siguiente hubo una franca caída en este segmento y una tendencia descendente, con una Tasa de Crecimiento Medio Anual (TCMA) de 1%; en 2012 se registró la cifra histórica más baja de la afluencia de TE en 20 años.
Por su parte, los turistas nacionales (TN) incrementaron su participación en la demanda, de manera dominante, en 2015 rebasaron los 800 mil y alcanzaron por primera vez el millón. A partir del año 2000 la trayectoria de la demanda la determinan los TN, que registraron una TMCA de 5% en 20 años.
La crisis de seguridad internacional es lo que explica mejor la caída del turismo internacional; el que llegaba a este CIP provenía mayoritariamente de Estados Unidos. Las medidas de seguridad para el tráfico aéreo que adoptó el gobierno estadounidense, ante el ataque terrorista a las Torres Gemelas en Nueva York en 2001, además del miedo colectivo a desplazarse a lugares poco seguros provocó la caída del flujo aéreo internacional a México, en general, y a IZ, en particular.
Desde 1990, en el exterior se proyectó la imagen de México como un país violento, y a partir de los años 2000 como la de uno narcoviolento.
La mejora de la conectividad nacional aérea y terrestre significó una apertura a nuevos flujos turísticos hacia IZ.
El estudio señala que en 2005, la construcción de la autopista Siglo XXI produjo el mayor flujo turístico, lo que facilitó el acceso a visitantes de las zonas metropolitanas de Guadalajara, León, Querétaro y Toluca, y abrió el destino a nuevos mercados. Para 2013, 40% de los visitantes llegaba por vía aérea y 60 por terrestre.
La conectividad terrestre favoreció a los TN de nivel socioeconómico medio y bajo, y atrajo a otros segmentos de las zonas metropolitanas, sobre todo a trabajadores sindicalizados y jubilados, lo que fomentó un “turismo social” de bajo precio, que se desplaza de forma masiva y estacional a Zihuatanejo.
Esa conectividad también incentivó al turismo residencial de alto nivel, localizado en Ixtapa. De acuerdo con la información contenida en el Plan Director de Desarrollo Urbano de Zihuatanejo-Ixtapa 2016, ha sido mayor la superficie vendida para uso residencial que para el hotelero: “este destino, que de origen se enfocó en la oferta hotelera, se ha ido consolidando como un lugar de segundas residencias y tiempo compartido”.
La hotelería de alto nivel de Ixtapa tuvo que bajar el precio, para captar los segmentos nacionales de mejores ingresos, y aumentar sus índices de ocupación e implementó los servicios todo incluido.
Por otra parte, los visitantes de ingresos medios y bajos generaron un turismo popular que se movilizó a Zihuatanejo, para minimizar los costos del viaje y abrir la oportunidad para que proliferaran alojamientos informales con servicio de baja calidad.
El deterioro ambiental del producto turístico de Ixtapa Zihuatanejo produjo un cambio de un segmento de turistas de alto nivel socioeconómico a uno masivo de menor exigencia.
Concluye que la evolución del municipio, lejos de dar muestras de estar en una etapa de desarrollo, de acuerdo con el modelo de CVDT, presenta varios signos de declive: reducción de la estadía promedio, concentración estacional de flujos, cambios en la composición de visitantes, disminución tanto de la calidad de los turistas como del producto turístico, y daños al medio ambiente.
Los cambios sufridos por el destino han fomentado el crecimiento de la comunidad de Zihuatanejo, y una sinergia centrada en el turismo doméstico, como una alternativa a la estrategia fallida de enclave, propiciada por el modelo del CIP.