Indice Político

Francisco Rodríguez

La hecatombe del totalitarismo, en puerta

Con los mismos sonsonetes de que, újule, ya tenían desde hace tiempo aplanada la curva de los contagios, de que era una insensatez el tapabocas, de que todo mundo se abrazara sin límites en descampados de ocasión, de que los semáforos pueden cambiarse a placer de rojos a anaranjados y hasta a amarillos, la Cuarta Destrucción se prepara a pasar a la historia como la más terrorífica de las ocurrencias del siglo XXI.

Y ante la inminencia de regar el tepache, pero esta vez para siempre, la caterva de insensatos que promueven la figura presidencial del bufón López-Gatell y sus patrocinadores del mayor nivel en Palacio Nacional, prohibieron que los gobernadores, alcaldes, propietarios privados de centros de salud y hospitales osen meterse en la adquisición, distribución y aplicación de las vacunas contra el Covid.

Las vacunas que son propiedad sólo de los empoderados que juegan con la vida de los ciudadanos. Quieren que todo el mérito del gran ridículo que se avecina, inminente en la cruzada nacional contra el coronavirus, sea sólo de ellos. Confían en tener el aparato salvífico y aunque no lo tengan, como ha sido comprobado, quieren todo el espectáculo de la muerte sólo para su coleto.

Es el último estertor del fracaso de la Cuarta Destrucción. El coletazo final de un sistema de mamarrachos que ya demostraron hasta dónde puede llegar en la hecatombe que no tarda en llegar. Todo por ser los únicos poseedores de la verdad y de la salvación del pueblo.‎¡Gulp!

Cada día que pasa la tentación totalitaria es la que campea. Cuando el filósofo marsellés Jean- François Revel dio a luz su libro La tentación totalitaria clavó la pica en Flandes. Habló de los sistemas que, disfrazados con tintes de izquierda, han demolido las libertades democráticas fundamentales, reunión, asociación, diálogo, respeto, elección y expresión.

Mares de tinta se han escrito los últimos cuarenta años para justificar, desde el poder, las decisiones que pretenden derrumbar esos emblemas, sencillamente indispensables, borrar del mapa las luchas históricas por obtenerlos.

Paniaguados y serviles de los establishments han sido señalados para siempre por sus oscuros objetivos. En nuestro país, cada día que pasa la tentación totalitaria es la que campea, peor que en el pasado. Pedirle a los llegados de Tepetitán que entiendan las condiciones del ejercicio democrático del gobierno es como pedirle a un dictador de la peor estofa que explique cuáles son los resortes que catapultan su fiereza.

Se perdió el control emocional para el ejercicio digno del poder. La gobernabilidad que resultaría del buen gobierno fue tirada al caño. Hoy en México se rinde culto a todo aquello que atente contra el sentido común y contra el estado social y democrático de Derecho. Hablar del control interno, del respeto a los derechos humanos, de la independencia y de la soberanía sería pedir demasiado.

Se perdió el control emocional y el poco respeto que quedaba para el ejercicio digno del poder. No hay ya formas ni fondo. La felicidad prometida se convirtió muy pronto en amargura y en resentimiento. Las bravuconadas y dicterios ya perdieron su impacto inicial, al comprobar que los peores son premiados y que los justos son aplastados.

Lo que quedó de la 4T fue ruido, venganzas y desesperación. La relación de respeto mínimo con los estados miembros de la Federación está por los suelos. Lastimados todos por las transferencias de fondos a modo para las obras faraónicas estrella, de las que pocos apuestan por sus alcances y motivaciones, excepto los sueños pueriles. Las entidades vagan por un callejón sin salida.

Lo único que quedó de la Cuarta Transformación fue sólo ruido, venganzas y desesperación. En el anecdotario chusco de las infamias pasó a formar parte de esas babosadas hirientes que definen un sexenio de tres meses. De carpa bufa, pletórico de dislates y despropósitos. Un gobierno más en la lista de los gobiernos decepcionantes y ridículos.

Durante dos años habían tratado de inocular en el imaginario colectivo la llamada sólo por ellos Cuarta Transformación, una especie de ilusión óptica que nadie supo a ciencia cierta qué fue. El feto nonato ha sido abortado antes de la pandemia, contra todo pronóstico de sus promotores, ocurrentes y desclasados.

La corrupción formó parte del ADN de la Cuarta Destrucción. La Cuarta Transformación había prometido el parto de los montes, lo inédito. Parió puros ratoncitos. Desde ahora, los indeseables, dijeron, serán todos aquéllos que no tengan culpa, que no estén inodados, pues éste será el peor delito. Regresó La Corte de los Milagros de Ramón Del Valle-Inclán. Todos a la cárcel van, menos los que deberían haber ido hace meses, el tiempo perdido por la Cuarta Destrucción.

Triunfaron la economía del relajo, la impunidad burocrática, la manera de hacer gobierno desde la ventaja, el cochupo o la amenaza de las bartolinas. Aquí sólo pensar en grande, para ganar en grande.

Pero un gobierno que actúa para servir no sirve para actuar, ni para nada. Podría ser perfectamente la lápida sobre la tumba de esta catarata de palurdos. La corrupción formó parte del ADN de la Cuarta Destrucción, el virus maléfico que azota sin piedad todas las estructuras de la confianza, de la integridad y de la vida.

Somos un país en medio de una guerra civil no declarada oficialmente. El aumento exponencial del poder del narcotráfico, la masacre cotidiana sobre víctimas inocentes, una montaña que ya acumula en dos años cantidades dantescas de cadáveres masacrados, torturados y ejecutados con sevicia, el avasallamiento de las garantías individuales y sociales, la rapiña desenfrenada, son producto de la corrupción endémica de los mamarrachos, cuyos ejecutores deberán ser juzgados sin miramientos.

Somos en dos años y medio un país en medio de una guerra civil no declarada oficialmente. En lugar de cartuchos, hay mentadas de madre, igual o más letales. Si en la guerra se muere una sola vez, en este país se muere cotidianamente varias veces al día. El bando de la inconformidad crece incontenible, frente a un grupito de indeseables.

‎En sólo dos años y medio, México fue sometido a un proceso de depredación, arrase de sus activos, de sus recursos monetarios y presupuestales, al asesinato de sus conciencias lúcidas con cargo a nuestros impuestos, a la puesta del Banco de México a disposición de los criminales de metralleta y de cuello blanco, lavadores de dinero, terroristas y rufianes que de hoy en adelante tendrán los símbolos patrios a su resguardo… igual que las vacunas.

El supuesto poder presidencial es hoy un espejismo de mala nota. El poco prestigio que nos quedaba ha sido arrastrado igual que ese tiliche arrugado que ya es la Banda Presidencial.

El supuesto poder presidencial es hoy un espejismo de mala nota, un florero en medio de la tragedia nacional, en medio de la hecatombe que está tocando a la puerta, que se sentará con placidez a tomar el café en nuestra sala.

¿No cree usted?

Índice Flamígero: Y sí, va por todo. El Banco de México en su lista. El viernes, López Obrador adelantó que postulará como nuevo jefe de Banxico en sustitución de Alejandro Díaz de León, cuyo periodo termina el 31 de diciembre, a un economista “con dimensión social”, “mucho prestigio” y con “experiencia en materia económica y financiera”. Y tras el anuncio, el peso retrocedió en su valor y los índices de las Bolsas cayeron, debido a la desconfianza que AMLO provoca.

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