Humanos ante el susto

El martes tembló en la Ciudad de México y recordamos del sismo del 19 de septiembre del 2017, cuando todos se unieron por una misma causa. Se pudo ver todas las acciones que hizo la gente por los demás, los que perdieron a sus familiares, sus casas, los animales de compañía que se perdieron, etcétera, fue histórico, la ayuda sobraba, la empatía se respiraba en el aire, los negocios ofrecían comida gratis para la gente que salía a ayudar, se hacían grupos de búsqueda de gente y animales, quien no ayudaba no estorbaba, fue muy inspirador.

Ahora también se pudo ver esa misma unión en la pandemia por la que atravesamos gracias a la COVID-19, en la Ciudad de México la gente que vive frente a un hospital canta y le transmiten mensajes positivos y de apoyo al personal médico desde su edificio, estudios reconocidos de tatuajes donaron su equipo de esterilización como cubrebocas, guantes, entre otras cosas, a hospitales; organizaciones sin fines de lucro se fueron a repartir comida a los menos afortunados y así sigue la lista de acciones, y eso me devuelve un poco de fe en la humanidad, una humanidad que alguna vez percibí como monstruosa y egoísta.

El mundo tiene muchos contrastes, mientras unos se unen, otros se dividen, como el racismo que se sigue viviendo en todo el mundo, el especismo todos los días a la hora de comer, los miles de feminicidios diarios, la homofobia, el sexismo; así que me pregunto: ¿Cómo elegimos qué causas apoyar y qué causas ignorar?, peor aún, ¿qué causas violentar? La empatía es empatía y punto, o al menos eso debería ser, pero parece que la empatía y la compasión también tienen filtros y son selectivas, he sido víctima de racismo por parte de personas que defienden animales, incoherente, ¿no?

¿En qué se basa el ser humano para apoyar a unos y rechazar a otros? Antes pensaba que si ya habías entendido la importancia y los derechos de cada individuo de cualquier especie era lógico que sentirías compasión a un nivel general, suena como algo casi divino, tal vez por eso es imposible ser empático con todas las causas, y aun así, personalmente lo veo totalmente posible, no sólo apoyarnos en situaciones extremas, sino día a día, sin nada a cambio, sin alguna razón específica, sin que el color de la piel, la raza, la especie ni el género de los demás sea una condición para hacerlo, simplemente tener presente que los unos sin los otros no podemos, somos individuos que no nacimos para caminar solos por este inmenso planeta, convivimos estrechamente todos los días y es inevitable.

Si todos nos pusiéramos en la misma sintonía de que nos necesitamos y que si nos hacemos daño en verdad podemos arruinarnos la vida, sería muy fácil ser gentiles o por lo menos no dañarnos entre nosotros, lo veo totalmente posible, desde mi perspectiva no es necesario dañar a nadie para seguir con mi vida, suena muy poético y cursi, pero es necesario entender el contexto de los demás y saber cómo lo influyó en su formación como individuo, pensar que tal vez sólo hay dos caminos, ayudar a los demás o ignorarlos, es un poco inocente porque el problema es que en realidad hay un tercer camino que es arrasar con todo lo que puedas para lograr lo que quieres y lo malo es que la mayoría es el que elige.

En conclusión, tenemos mucho que aprender sobre las situaciones difíciles que se viven, y que ahora mismo estamos viviendo, analicemos nuestro comportamiento y preguntémonos. ¿Por qué mis hábitos se basan en dañar a otros (directa o indirectamente) y cómo puedo dejar de hacerlo? Ya vimos que la paz entre nosotros es posible, hagámosla una costumbre.

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