Armando Ríos Piter
El pasado miércoles 1º de diciembre, no solo se dio la celebración del tercer año de Andrés Manuel López Obrador al frente del gobierno. La celebración presidencial sirvió también como escenario para la entrega -un día antes- de una carta por parte del diputado Santiago Creel en la que le solicitó al mandatario “un diálogo respetuoso para abordar los temas que afectan al país, el tema de la violencia, la inseguridad, la reactivación económica para que se generen empleos”. La difusión de este hecho se hizo a través de un video frente a Palacio Nacional, en el que el panista enfatizó: “Hablando se entiende la gente”.
El encuentro no se llevó a cabo con el titular del ejecutivo, sino con su Secretario de Gobernación a quien publicamente le pidió, “que lo reciba y que se abra la posibilidad de diálogo, que se escuche a todos”. De esta forma, Adan Augusto López desahogó el encuentro en Bucareli y coincidió con Creel en entablar un diálogo “cordial” entre el Gobierno de México y la oposición representada por el PAN. Ambos resaltaron la importancia de trabajar de la mano en temas como la reforma energética, la lucha contra la corrupcion, el papel de las Fuerzas Armadas en temas civiles, la inflación y la crisis económica que podría presentarse en 2022.
Creel notificó sobre la realización de un futuro encuentro en la Secretaría de Gobernación con legisladores, presidentes municipales, dirigentes y gobernadores de su partido. La Segob por su cuenta complementó que este mismo tipo de encuentros se desarrollarán con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), así como con el resto de las fuerzas de oposición.
De darse los mencionados encuentros, estos se darán en un contexto en el que los partidos de oposición, aún no logran salir de sus múltiples crisis internas. Cabe recordar que sólo han podido ser competitivos en coalición, pero prácticamente en ningún lugar por sí solos. Como botón de muestra está el mismísimo PAN, del que distintos expresidentes nacionales, ex gobernadores y legisladores han declarado que “los que votan por el PAN lo hacen por el miedo a Morena, pero no por sus propuestas o candidatos”.
El año entrante será un año de gran turbulencia política. La sucesión adelantada, la revocación de mandato y la elección en seis entidades federativas -Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas- abrirán múltiples espacios de desencuentro. Es indispensable que los liderazgos y representantes de las fuerzas políticas presentes en el Congreso, eleven la mira y busquen preservar el diálogo constructivo, por encima de las tensiones que habrá de definir la coyuntura política cotidiana.
En un entrono complejo, vale la pena reflexionar: ¿qué tanto sirve el diálogo democrático cuando los partidos involucrados enfrentan retos de cohesión como los mencionados? Sin duda alguna, pese a todo, sirve de mucho. En tiempos de confrontación y polarización, aún cuando estos institutos políticos vivan problemas de cohesión e incluso de representación popular, hasta el momento son la única vía para representar institucionalmente las distintas visiones que tiene una sociedad compleja como la mexicana. Valga este recordatorio para subrayar que discusiones constitucionales como la Reforma Eléctrica, la Reforma Electoral o la Reforma a la Guardia Nacional, por la forma en que está la representación política en el país, requieren del involucramiento de todas las voces.
Sirva también esta reflexión para visualizar un futuro no muy lejano en el que el cambio tecnológico acarreará consigo una pronta evolución de las instituciones sociales. La posibilidad de votar sin intermediarios ni representantes populares, tardará poco tiempo en convertirse en una realidad. No obstante seguirá siendo indispensable, la participación de actores políticos que -previamente o después de las votaciones- se encarguen de conciliar intereses y de garantizar la coexistencia de las distintas posiciones sectoriales o territoriales del país.