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EL EJERCICIO DE REVOCACIÓN DE MANDATO 2022 ¿REVOCACIÓN O RATIFICACIÓN? | Columna

César Antonio Aguirre Noyola

¿REVOCACIÓN O RATIFICACIÓN?

Andrés Manuel López Obrador fue nombrado presidente de los Estados Unidos Mexicanos en la jornada electoral celebrada el domingo 1 de julio de 2018 por un período de casi seis años (reformas a la Ley Fundamental mexicana establecieron en un artículo transitorio que el presidente de la República elegido en el año de 2018 duraría en su encargo del 1 de diciembre de 2018 al 30 de noviembre de 2024, es decir, por un período de cinco años y diez meses). Esa es la regla que existía en aquel entonces y sobre la cual se desarrolló el proceso electoral federal 2017-2018 y a la que debía, por lo tanto, sujetarse la persona que ganara la competencia por la titularidad del Poder Ejecutivo federal que se encontraba en disputa: “cinco años y diez meses” es la duración en el encargo por la que la ciudadanía votó y debe privilegiarse la supremacía del voto popular).

Un año después, o sea en 2019, se hacen reformas a la Carta Magna del país para introducir la figura de la democracia participativa llamada Revocación de Mandato. Qué bueno que esta institución democrática se haya instalado en el texto constitucional, sin embargo, atendiendo a los principios de certeza, de derechos adquiridos por los representantes populares, por la no irretroactividad de las leyes en perjuicio de persona alguna y por el respeto de la voluntad colectiva a través del sufragio, esta dinámica de participación ciudadana no es aplicable , sobre toda base jurídica, a los representantes populares en funciones a la entrada en vigor de la referida reforma, eso incluye, lógicamente, a Andrés Manuel López Obrador.

Ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, alineados a la voluntad del huésped del Palacio Nacional, avalaron la procedencia de este ejercicio democrático respecto con la investidura de Andrés Manuel López Obrador.

El 14 de septiembre de 2021 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la ley reglamentaria (Ley Federal de Revocación de Mandato), entrando en vigor el día 15 de septiembre del mismo año, ello por mandato del primer artículo transitorio del decreto respectivo.

En el contexto del repunte de contagios de la variante ómicron del virus SARS-CoV-2, y las crisis sanitaria, económica, laboral y de inseguridad que aquejan a la nación en la actualidad, llevar a cabo una consulta de esta naturaleza en estos tiempos es innecesario, es egocentrista, es un show mediático, es un despilfarro económico y es con fines electorales.

Innecesario. Soy reiterativo en este renglón, si AMLO fue electo por un período de cinco años y diez meses por la voluntad popular en la jornada comicial del domingo 1 de julio de 2018, resulta innecesario llevar a cabo esta consulta ciudadana, en virtud de que únicamente tiene que cumplir con el período mandatado por la mayoritaria decisión colectiva.

Egocentrista. Continuamente nos enteramos que los resultados de encuestas realizadas por serios diarios de circulación nacional y prestigiadas empresas encuestadoras le dan al presidente de la República una aceptación que oscila entre el 55 y 65% derivado de su desempeño al frente de la Administración Pública Federal. Con estos datos a la mano, surge una interrogante: ¿qué sentido tiene convocar a la ciudadanía a una dinámica de participación de este tipo, cuando el resultado está más que a la vista y todo mundo lo puede deducir?, simplemente es arrogancia, presunción, egocentrismo… un culto a la personalidad. Recordemos que a López Obrador no le interesa resolver los problemas del país, lo que realmente le interesa es conservar, y preferentemente aumentar, su popularidad.

Show mediático. Una de las características que debe dar origen a un proceso de esta clase es que debe ser impulsado por la sociedad indignada y harta respecto con un gobernante determinado. Empero, esta esencia se prostituye o se distorsiona a partir de que quienes lo están solicitando es el propio AMLO (sujeto que será sometido a la supuesta revocación de su mandato), funcionarios de su gabinete y dirigentes de su partido político (Movimiento de Regeneración Nacional).

Despilfarro económico. Casi 4 mil millones de pesos costará el ejercicio de Revocación de Mandato proyectado a realizarse el domingo 10 de abril del presente año… tirados a la basura. Pensándolo bien, ese capital se pudiera emplear, por ejemplo, en aterrizar el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), en apoyos destinados al campo, en subsidios para micros, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), etcétera.

Fines electorales. Será un termómetro y, a la vez, un instrumento electoral porque la intención es influir —como lo hizo en los comicios de 2021— en las elecciones de 2022 donde se elegirán entre otros puestos a las personas de titulares de 6 gubernaturas: Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas.

La Revocación de mandato va, simplemente porque que es un deseo, un capricho, un sueño dorado del presidente para alimentar su arrogancia, porque le encantan las cortinas de humo, porque quiere seguir evidenciando al INE para tener elementos de proponer su extinción y reemplazo, y porque está pavimentando el terreno para las elecciones de este año, pero principalmente para las que se efectuarán en 2024.

Sabia virtud de conocer el tiempo.

César Antonio Aguirre Noyola

Investigador en materias política y electoral.

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