Efectividad al ataque y letalidad en la defensiva, sus características

ALDO VALDEZ SEGURA

Muchas personas piensan que para ser buen deportista se tiene que empezar desde muy temprana edad, para seguir un proceso y poder asistir a competiciones infantiles, pero este no es el caso de Edgar Bracamontes, quien en la actualidad es uno de los mejores exponentes del deporte ráfaga en el municipio y reconocido a nivel estado.

Su travesía en este deporte comenzó cuando asistía a la Preparatoria, tenía 17 años de edad, actualmente tiene 32 y es de oficio profesor de primeria. Cuando cursaba la Preparatoria fue invitado por un amigo a unos entrenamientos que se realizaban en la cancha de la Vicente Guerrero, le gustó y comenzó a practicarlo seguido, entrenaba, se preparaba y su primer equipo fue Lavandería Especial, en donde estuvo tres temporadas logrando conseguir un campeonato en la categoría de segunda fuerza, logrando ascender a la máxima categoría, la libre, ahí tuvo una buena participación pero no pudieron coronarse.

Se mudó de equipo, ahora sería un guerrero más del legendario Club Simpson, dirigidos por los hermanos Melchor Arizmendi, fue ahí donde Edgar Bracamontes explotó todo su potencial, se convirtió en un referente en esta escuadra, la cual es odiada por muchos debido a que fue semillero de grandes jugadores y todos los querían igualar así como derrotarlos.

Es un jugador que no le gusta perder, es aferrado al triunfo, le gusta que cuando el balón este en sus manos este tenga como destino final la canasta, es un defensor férreo, difícil de pasar, tiene gran altura.

Para poder conseguir campeonatos no le ha sido nada fácil, ha batallado, pero los ha conseguido, lleva dos campeonatos en la máxima categoría así mismo dos de campeón encestador, actualmente se enfunda en la playera de los Chiquiliques, en donde porta el número uno y es el líder del equipo, esto sin dejar a fuera a sus compañeros, que son un respaldo para que él pueda dar lo mejor que tiene.

Tiene tres hermanos, él es el de en medio, sus hermanos también practican basquetbol y el sueño de cualquier entrenador es tenerlo a los tres juntos, ya que son dinamita pura, garantía de garra, entrega y triunfos, pero por sus condiciones de juego se les hace complicado juntarlos, cada uno brilla con su propio brillo.

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